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'Subimos' los 14 ochomiles con Juanito

Desde el Cho Oyu hasta el Annapurna. Repasamos de la mano del alpinista alavés sus ascensiones a las cumbres más altas del mundo

Estrella Vallejo

San Sebastián

Viernes, 26 de abril 2024

¿Qué se siente en la cima del mundo? ¿Cómo es estar a más de 8.000 metros de altura? ¿Qué se ve? Aunque repetir las aventuras de Juanito Oiarzabal resulta imposible, DV ha querido invitar al alpinista a volver a 'pasearse' por las cumbres que le han llevado a la historia de este deporte, a través de un relato que mezcla la técnica y la emoción. Sus números son abrumadores: 45 expediciones a montañas de más de 8.000 metros, alcanzando la cumbre en 26 ocasiones. Se convirtió hace 25 años en la sexta persona en el mundo en lograr ascender los 14 ochomiles del planeta, un récord de épica y también tragedia.

Al filo de lo imposible

La aventura arrancó en 1985 con el Cho Oyu, cuando el alpinismo vivía despojado de tecnología, pero alimentado del afán explorador que mueve a quienes siguen emprendiendo esas vías en altura. «La sensación que tuve en esa cima no la he vuelto a tener en ninguna otra montaña», describe para DV.

De su mano, recorremos las 14 expediciones por las cimas más altas del planeta.

8.188 metros

Cho Oyu

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15 de mayo de 1985

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«El Cho Oyu fue mi primer ochomil. Iniciamos la expedición llenos de dudas: si éramos capaces de alcanzar los 8.200 metros o si nos adaptaríamos bien a la altura, porque en aquellos años ni se nos pasaba por la cabeza utilizar bombonas de oxígeno. A eso se le suma que carecíamos de los partes meteorológicos que existen hoy. La travesía se hace larga. Hay que adentrarse en un valle profundo por el Tíbet y pasar por el Nangpa-La, que es un collado de comercio entre el Tíbet y Namche-Bazaar, en Nepal. La peculiaridad de esta expedición es que los chinos nunca han dado permiso a otros alpinistas hasta que ellos han hecho cima, y aquel año había justo una expedición para convertirse en los primeros chinos en subir al Cho Oyu. Al cruzar el collado, nos pillaron y nos echaron de allí.

Estuvimos aclimatando en el lado nepalí, y cada cierto tiempo subíamos al collado, nos asomábamos reptando, porque desde allí se veía el campo base de los chinos. Cuando vimos que ya se habían ido, iniciamos nuestra ascensión en estilo alpino. La sensación que tuve en esta cima no la he vuelto a tener en ninguna otra montaña».

8.034 metros

Gasherbrüm II

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16 de agosto de 1987

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«La ideal inicial era hacer el Hidden Peak, también llamado Gasherbrum I. Pero éramos muy jóvenes y osados, y aquello nos superó. Así que viendo las posibilidades que teníamos, que eran mínimas, y aprovechando también la coyuntura de que entonces se podía subir sin permiso, nos fuimos directamente al Gasherbrüm II, que estaba al lado, por la ruta de 'La Banana'.

En el año '87 subir un nuevo ochomil te colocaba en una buena posición para conseguir subvenciones, y aquella expedición nos la patrocinó íntegra 'Helados Miko', una fábrica ubicada en Araia. Fue un éxito».

8.125 metros

Nanga Parbat

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12 de julio de 1992

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«El Nanga Parbat no es el Cho Oyu ni el G-II. Es mucho más exigente. Una montaña mucho más técnica que requiere de la experiencia que habíamos ganado durante cinco largos años años con esos intentos de ascensión sin cumbre, que sin duda nos forjaron como alpinistas. El tema económico empezaba a pesar, y si quería seguir haciendo expediciones tenía que hacer cima sí o sí. Se notaba la presión, pero lo logramos.

Fue una expedición deportiva científica, que acometimos por la ruta Kinshofer . Nos acompañaron varios médicos, entre ellos Jon Armentia, para hacer unos estudios del sueño en altura. La anécdota de aquella expedición es que en Pakistán en aquella época era muy habitual ver a la gente con Kalashnikov. Y, de hecho, en el cambo base teníamos un oficial de enlace. Cuando les llamé para avisar de que lo habíamos logrado, Jon empezó a disparar al aire y escuchamos los disparos desde la cima».

8.848 metros

Everest

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7 de octubre de 1993

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«El Everest ya no es lo que era. Ahora hay una demanda terrible y las agencias se lo han cargado, pero en el año '93 tuvimos la suerte de subirlo casi solos. En lugar de ir por la vía normal, ascendimos por la ruta polaca. Al llegar a 8.500 metros nos desviamos al 'Balcón' para continuar por el Escalón Hillary. Lo más impactante de estar en la montaña más alta del planeta son las vistas. Por un lado ves China, toda la explanada del Tíbet que es un paisaje lunático y árido, y por otro, un paisaje mucho más montañoso con grandes cimas.

La expedición la hicimos con gente que tenía mucha experiencia, como Atxo Apellaniz y Antonio Miranda, pero la alegría del éxito de la cumbre duró algo menos de cuatro horas. Bajando de la cima, Toño cayó por la pared de Lohtse. Fue el primer compañero que perdí en la montaña. Después desgraciadamente fueron más».

En la segunda ascensión al Everest, en el año 2000.

Ascenso sin

oxígeno en

2001.

En la segunda ascensión al Everest, en el año 2000.

Ascenso sin

oxígeno en

2001.

En la segunda ascensión al Everest, en el año 2000.

Ascenso sin

oxígeno en

2001.

En la segunda ascensión al Everest, en el año 2000.

8.611 metros

K-2

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24 de junio de 1994

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«El K2 es una montaña compleja. En expediciones anteriores conocí a los hermanos Iñurrategi, y enseguida me di cuenta de que estos chavales prometían, por lo que organizamos una expedición conjunta, a la que también se sumó Kike de Pablo. No se nos ocurrió otra idea que ir a la segunda montaña más alta del mundo e intentar la ruta Tomo Cesen, que hoy se conoce como la 'Ruta Vasca'.

Ahora se cumplen 30 años de esta expedición que fue perfecta, con buen tiempo, y muy buen ambiente entre los alpinistas. Después de 25 días de campo base, ascendimos en estilo alpino, excepto unos metros de cuerda que colocamos abajo del todo.

Tras la muerte de Toño Miranda un año antes en el Everest, hacer cumbre en el K2 me subió la autoestima, y a la vez fue un alivio mental haber completado de una de las montañas más difíciles. Esta expedición tuvo mucha repercusión y me animó a seguir haciendo ochomiles.

Diez años más tarde, en 2004, volví a subir el K2 y la expedición fue totalmente opuesta: mal tiempo, mucho frío… También habían pasado diez años y yo no era el mismo. Tras la cumbre ocurrieron una serie de circunstancias y se me congelaron las córneas y los dedos de los pies. Aquello pudo terminar en tragedia, pero afortunadamente la vida me ha dado muchas oportunidades».

Un momento de la primera

ascensión al K2 en 1994.

Diez años más tarde, en el K2, en

una expedición que estuvo a punto

de acabar en tragedia.

Un momento de la primera

ascensión al K2 en 1994.

Diez años más tarde, en el K2, en

una expedición que estuvo a punto

de acabar en tragedia.

Un momento de la primera ascensión al K2 en 1994.

Diez años más tarde, en el K2, en una expedición que estuvo a punto de acabar en tragedia.

Un momento de la primera ascensión al K2 en 1994.

Diez años más tarde, en el K2, en una expedición que estuvo a punto de acabar en tragedia.

8.485 metros

Makalu

8 de mayo de 1995

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«El Makalu siempre ha sido mi montaña. Sigo enamorado de esta pirámide colosal, y es sin duda, una de mis preferidas. La vi por primera vez en 1982, en mi bautizo en el Himalaya, durante la expedición al Kangchungtse o Makalu II. En el año 1989, estuve con Atxo Apellaniz, Zulu y Kike de Pablo, ascendiendo por el Pilar Oeste en estilo alpino. ¡Lástima que nos quedamos a 80 metros de la cima! Pero fue en el año '95 cuando lo logré. Es una montaña majestuosa y fue mi primer ochomil después de que me amputaran los dedos un año antes».

8.051 metros

Broad-Peak

12 de julio de 1995

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«El año '95 fue especial, porque hicimos tres cimas: en primavera el Makalu; en verano el Broad Peak y en otoño, el Lohtse. El Broad es bastante accesible, aunque la parte alta es muy técnica y empinada, por lo que en función de cómo te encuentres se te puede complicar. Además es una montaña muy conflictiva. Tiene dos puntas y mucha gente se ha quedado en la primera cumbre, dándolo por hecho, por lo que subimos con la incógnita de saber identificar la verdadera cima. Es uno de los cuatro montes de 8.000 metros que me faltan para completar en el proyecto 2x14x8000. La segunda vez nos quedamos en la antecima porque las condiciones eran malísimas. Había nieve profunda y no pudimos pasar».

8.516 metros

Lhotse

2 de octubre de 1995

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«Ante la cercanía del Everest, el Lohtse es la gran olvidada, pero es una montaña especial. En la expedición participaron también los hermanos Iñurrategi, y aquel otoño no había nadie. Una vez en el campo II, hicimos una ascensión en estilo puramente alpino, y sin nadie en la montaña, sin sherpas, porteando y equipando las vías nosotros. Habíamos ganado destreza y nos organizábamos muy bien en altura. Con el Lohtse terminó la trilogía del año '95, y aquello supuso un reconocimiento que me permitió continuar con las expediciones a las montañas más altas del planeta».

8.586 metros

Kanchenjunga

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6 de mayo de 1996

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«Tengo recuerdos imborrables del Kanchenjunga. Es sin duda una de las montañas más exigentes, y en la que he vivido la peor situación de mi vida. Intenté subirla en 1988 y 1991 en estilo semi alpino, pero no fue posible. En en '96, logramos hacer cima los hermanos Iñurrategi y yo, porque Kike de Pablo se tuvo que dar la vuelta. No teníamos los partes meteorológicos de hoy en día, y era frecuente salir y tener que darte la vuelta a las dos horas porque había cambiado el tiempo. Esto era un riesgo añadido y, en consecuencia, las ascensiones eran mucho más exigentes.Cuando estábamos en la cima, nos envolvió una tormenta. Vivimos momentos tremendamente difíciles, de mucha tensión. Pensé que no salíamos de allí, pero gracias a nuestra experiencia y nuestro temple pudimos bajar».

8.080 metros

Hidden Peak

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9 de julio de 1997

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«En 1987 nos metimos, por jóvenes y osados por la vía 'Messner', pero no lo logramos. Volvimos diez años después, y ya con más experiencia, fuimos por la ruta japonesa, que es un poco más exigente. Depende de las condiciones meteorológicas, se puede convertir en una montaña muy técnica, porque hay una serie de corredores que dificultan la ascensión. La subida fue bastante rápida: llegar, hacer cumbre y bajar. Sin duda una montaña escondida en la que hay que emplearse a fondo».

8.163 metros

Manaslu

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8 de octubre de 1997

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«El Manaslu es la belleza absoluta. En la medida de lo posible siempre he intentado hacer expediciones con gente diferente, y en este caso fui con Iñaki Querejeta fuera de temporada, por lo que estábamos solos en la montaña. Tuvimos suerte de que no cayeran grandes nevadas que suele haber en otoño, y las condiciones fueron buenas. Realizamos un ascensión magnífica, muy bien planificada, y bastante rápida».

8.167 metros

Dhaulagiri

22 de mayo de 1998

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«El Dhaulagiri es una montaña en la que hemos dejado a muchos compañeros. Es tremendamente peligrosa, y conocida por la gran cantidad de avalanchas que hay. Estaban José Carlos Tamayo, Juanjo San Sebastian, Félix y Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Josu Bereziartua con 'Al filo de lo imposible'. Ocurrieron una serie de circunstancias, como que Tamayo se cayó a una grieta rompiéndose unas costillas y se tuvo que marchar. A Juanjo le pilló una pequeña avalancha, y dijo que no volvía a un ochomil...

Nos quedamos Félix, Alberto, Josu, Juan y yo. Durante la ascensión, nos confundimos de corredor y fuimos por uno más complicado. Algunos fueron dándose la vuelta, y nos quedamos los Iñurrategi y yo. En el último intento conseguimos hacer cumbre. Fue muy exigente, pero llegar a la cima fue la gran recompensa, y recuerdo que estaba pletórico».

8.027 metros

Shisha Pangma

10 de octubre de 1998

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«El Shisha Pangma es como una montaña prohibida, porque es el único ochomil que está íntegramente en el Tíbet, y se necesitan permisos especiales de China, siempre muy exigentes con los asuntos burocráticos.

Intentamos hacer cima dos años antes, pero cuando estábamos aclimatando en el Ice Tooth, por la cara suroeste, una avalancha nos llevó por delante. José Luis Zuluaga 'Zulu' murió, y yo tuve una fractura de húmero y aplastamiento de varias vértebras. El rescate de los que sobrevivimos fue complejo, porque al estar en territorio chino, no dejaban aterrizar el helicóptero que venía de Nepal.

En el '98 volvimos a intentarlo por la misma ruta, que tiene varios puntos conflictivos. Subimos en estilo alpino puro. Fue una ascensión de una belleza increíble, aunque pasamos nuestras dificultades: comer mal, descansar peor, penurias de todo tipo. Frío, calor, peligros… Y sin embargo, nos encantó».

8.091 metros

Annapurna

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29 de abril de 1999

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«No sé por qué pero todos los alpinistas que hemos intentado subir los 14 ochomiles, hemos dejado el Annapurna para el final. Será porque es una montaña comprometida, larga, peligrosa y de mucha tensión.

Decidimos realizar la ruta alemana. Entre el campo II y el campo III, hay una canal que tiene un gran serac en la parte superior y que de vez en cuando se rompe, provocando avalanchas de dimensiones colosales. Debíamos pasar por ahí, y la tensión que sientes es increíble. Nos llegaron a caer cuatro o cinco avalanchas muy aparatosas y nos tocó correr por evitar la polvareda.

Siempre me ha gustado hacer expediciones de entre tres y cinco personas. En esta ocasión nos acompañó Eneko Pou, pero se puso malo en el campo IV, y tuvimos que tomar la decisión de dejarle allí, hacer cumbre y bajar a por él.

En esta expedición empecé a trabajar en el programa 'Al filo de lo imposible', con Sebas Álvaro. Se hizo un gran programa que terminaba conmigo en la cima lanzando al viento la última página del libro de Maurice Herzog, que fue la primera persona en hacer una cumbre de 8.000 metros. Y decía así: 'Este Annapurna al que nos habíamos dirigido con las manos vacías, es un tesoro del que habremos de vivir durante el resto de nuestros días. Conscientes de eso, volvemos una página de nuestra existencia: una nueva vida comienza. Hay otros Annapurnas en la vida de los hombres'. Tengan o no forma de montaña…». Había logrado subir las 14 montañas más altas del planeta. Objetivo conseguido.

Créditos

  • Fotos Archivo personal de Juanito, Documentación propia y fotos cedidas por el programa Al filo de lo imposible

  • Narrativa visual Izania Ollo y Beatriz Campuzano

  • Desarrollo Gorka Sánchez

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