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Aquél 17 de mayo de 2010, hace ahora una década, no fue más que el principio de un nuevo horizonte que se le abría a Edurne Pasaban, aunque sin renunciar nunca al monte. De hecho, aunque sin éxito, al año siguiente volvió al Everest para ... quitarse esa espinita de ascenderlo sin oxígeno, que todavía está pendiente. Pero la vida sigue y más allá de las grandes montañas hay otras cosas. Y a esas cosas era a lo que quería agarrarse la alpinista tolosarra después de la gesta deportiva de conseguir los 14 ochomiles y ser la primera mujer del mundo en lograrlo.
Quería ser madre, nos lo dijo por activa y por pasiva, pero estaba metida en un proyecto que no se lo permitía. Una vez logrado, pensaría, '¿Y ahora qué?' Pues como la vida sigue, continuó con su vida. Encontró su pareja y fue madre, hace ahora tres años. Encarriló su vida al margen de la montaña, insisto, sin olvidarla, como empresaria dando conferencias y clases de coaching por todo el mundo. Además de ser consejera en la empresa familiar Pasaban, convirtió su restaurante Abeletxe de Zizurkil en un escenario de bodas y otros eventos. Y a partir de ahora, porque la vida sigue, ayudará en labores de guía a su pareja por diferentes países africanos.
Si Edurne sí, la vida sigue y desde que concluyó tu gesta que te tuvo ocupada desde 1998 hasta 2010, has sabido aprovecharla al máximo. Ahora toca ver crecer a Max, te lo has ganado.
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