Volver a creer

En las últimas temporadas los bidasotarras habían vuelto a la Liga Asobal, pero seguía viéndose demasiado lejos la posibilidad de lograr de nuevo triunfos que permitieran sacar pecho. Aquella clasificación para la final a ocho de la Copa del Rey posibilitó volver a anotar una pequeña línea en el libro de la historia, pero poco más.

Esta temporada, todo ha cambiado. No es algo que haya pasado de un año a otro, es una progresión que se está viviendo en las tres últimas campañas y que ha colocado al Bidasoa en un lugar en el que hacía demasiado no estaba. Está de nuevo en boca de todos. La gente quiere ir a Artaleku y, como ayer, obliga al club a colgar el cartel de no hay entradas.

Se ha formado un equipo tan unido, que va siempre en la misma dirección, que ha conseguido repetir aquellos añejos éxitos. Cierto, no se ha ganado una Copa de Europa, ni se va a ganar, pero el Bidasoa ha vuelto a meterse en una final. Lo hizo en la de la Copa Asobal. Ha vuelto a ganar en una cancha como la del Ademar León. Ha vuelto a hacer de Artaleku un fortín. Se ha vuelto a colocar en la parte alta de la clasificación. Vuelve a aspirar a Europa.

Ya no va a haber que mirar tantas veces al libro de la historia amarilla para encontrar la última final del Bidasoa. Ni la última gran victoria ante un grande a domicilio. Ni la última vez que se peleó por Europa.

Todo eso, ya está aquí. El Bidasoa-Irun ha vuelto y lo está haciendo por la puerta grande. ¿Qué más se le puede pedir? Poco más. Si ha conseguido que la afición vuelva a creer, como lo hizo ayer, que se le podía ganar hasta al Barça. A un equipo que lleva ganadas las ocho últimas ligas. Y lo mejor, es que durante muchos minutos parecía que lo podía conseguir. Este es el Bidasoa. Volver a creer.