Lewis Hamilton, en boxes. EP
Análisis

La primera jaqueca de Hamilton con Ferrari

Solo ha hecho falta un gran premio para ver al británico sufrir en la Scuderia, un prólogo perfecto para anticipar lo que tendrá que superar si quiere cumplir su sueño de ser campeón vestido de rojo

David Sánchez de Castro

Madrid

Lunes, 17 de marzo 2025, 12:18

El Gran Premio de Australia fue una pesadilla para los debutantes. Cuatro de los seis pilotos que abandonaron eran novatos, y otro de ellos, ... Carlos Sainz, también se estrenaba, aunque en otro equipo. El único que sigue en el mismo sitio y con los mismos colores desde 2023 es el sempiterno Fernando Alonso, que se topó con un inoportuno montón de grava mojada en el peor momento de la carrera.

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Pero si había un debut marcado en este gran premio para la mayoría de los aficionados a la Fórmula 1, ese era el de Lewis Hamilton con Ferrari. El heptacampeón iniciaba una nueva etapa en su carrera en busca del ansiado octavo título y lo hacía en un escenario de pesadilla. La lluvia, en uno de los trazados más complejos del calendario, convirtió su estreno de rojo en un auténtico quebradero de cabeza. Mientras algunos equipos lograron salvar los muebles con solvencia, otros hicieron el ridículo.

Después de una clasificación discreta tanto para Charles Leclerc (séptimo) como para Hamilton (octavo), el objetivo era, al menos, un 'top 5' para cualquiera de los dos. Sin el decepcionante Liam Lawson en su primera carrera con Red Bull y con los sorprendentes Yuki Tsunoda y Alexander Albon delante, la lógica indicaba que los Ferrari deberían haber acabado más arriba. La lluvia y el caos apuntalaban esta teoría, y así lo demostraron cuando, tras el accidente de Alonso, los cambios de neumáticos permitieron a Hamilton liderar su primera vuelta con Ferrari y a Leclerc pelear con él con uñas y dientes.

Pero entonces Hamilton fue 'ferrarizado'. Si en Mercedes habrían intentado mantener la calma (algo que no siempre lograron), en la Scuderia se vieron como una vaca en una biblioteca: nadie sabía qué hacer. No es casualidad que el resultado final de los Ferrari fuera peor en carrera que en clasificación. Desde los muros rivales se observó con cierta sorna cómo los pilotos de rojo se quedaban en pista con neumáticos de seco mientras la penúltima nube del día descargaba con furia.

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Hamilton no está acostumbrado a este tipo de situaciones, al menos no de forma recurrente. En Mercedes, con su inseparable Bono —Peter Bonnington, su ingeniero de pista—, lograban reconducir estrategias erráticas. En Ferrari, en cambio, apenas pudieron reaccionar. Y no fue lo peor. El propio Hamilton nunca se sintió cómodo al volante de un coche con el que casi acaba chocando con su compañero y que, según explicó, era difícilmente conducible.

Roce

Tras lograr su primer punto con Ferrari, Hamilton no tenía ánimos de celebración. Ver a su sustituto en Mercedes, Kimi Antonelli, por delante pese a ser novato y salir desde atrás no es plato de buen gusto. Tampoco lo es ver a Albon con el Williams o a Nico Hülkenberg con el Sauber sumando casi tantos puntos en una carrera como en toda la temporada 2024. Hamilton aspira a mucho más, y por eso necesita que Ferrari actúe menos a la italiana y más a la británica, algo tan improbable como pedirle a esa vaca bibliófila que lea a Emilia Pardo Bazán.

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Las palabras y, sobre todo, los gestos de Hamilton en el corralito de prensa reflejaban su frustración. «Estoy agradecido de haber terminado; al menos conseguí un punto. En general, no era lo que esperaba, pero había muchas cosas a las que acostumbrarme, muchos ajustes y configuraciones que el equipo me iba indicando por radio», declaró, dejando entrever una crítica a la comunicación con su ingeniero de pista, Riccardo Adami. Durante la carrera, Adami le insistió en que mantuviera el modo K1 activo para adelantar. Hamilton, visiblemente molesto, respondió: «¡No estoy lo suficientemente cerca! ¡Cuando me acerque, lo haré!». No lo hizo.

Más allá de la tensión estratégica, Hamilton también lamentó el pobre equilibrio del coche. «Ha sido realmente muy, muy complicado, realmente difícil. Creo que podemos mejorar eso en la próxima carrera, espero, y colocar el coche en un punto más óptimo. Creo que hay mucho más potencial en el coche», destacó, pensando ya en el Gran Premio de China. Allí tendrá otro estreno: su primera carrera sprint con Ferrari, un formato que, incluso en sus tiempos de Mercedes, nunca se le dio especialmente bien.

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