Adiós a un pelotari con aura

Porque se va un pelotari excepcional. La pérdida de impronta no le había despojado del aura que rodea a los grandes. Cada aparición suya levantaba expectación. Aunque saliera desde el banquillo en el último Campeonato de Parejas, los pelotazales eran conscientes de que irrumpía en la cancha un manista hecho para ser titular al que otros con menos aptitudes y, sin embargo, rendimiento más regular habían arrebatado la plaza de titular.

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Despedida de Irribarria

«Goiz hasitako bidea bukatzeraino goizegi»

Joseba Lezeta

La clase es la clase. Irribarria ha tenido fieles hasta el último suspiro. Confiaban en su resurreción como titán después de tiempos difíciles, de altibajos, de falta de continuidad. Cuando ves a alguien pegar semejantes sotamanos y voleas o alcanzar el rebote con una naturalidad pasmosa, la ilusión y la lógica invitan a imaginarle con la tercera txapela del Manomanista después de batirse en duelos épicos con Altuna III y Laso, rivales de su rango, campeones como él. Sus tres victorias como suplente en el Parejas insuflaron de nuevo esa fe inquebrantable basada en lo visto entre 2016 y 2019 pero puesta en entredicho después. Atormentado por la rodilla, su cabeza ha dicho basta.

Irribarria, quien se confiesa un privilegiado por lo vivido durante ocho años, pierde su modo de vida para dirigir su futuro por otros derroteros. Al mismo tiempo, la pelota pierde a Irribarria, pieza llamada a ser imprescindible. Llegarán quienes ocupen su lugar con mayor o menor brillo, posiblemente sin esa inolvidable pegada. Los fenómenos nunca sobran.