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Joseba Lezeta
San Sebastián
Jueves, 20 de marzo 2025, 07:40
Ni pertenecer junto a Retegi II, Olaizola II, Martínez de Irujo, Arretxe, Barriola, Bengoetxea VI y Altuna III al selecto grupo de ocho manistas capaces ... de ganar la txapela en las tres grandes competiciones te inmuniza de momentos críticos. Mikel Urrutikoetxea desveló el suyo durante el acto en el que comunicó su retirada después de «dieciséis temporadas involvidables, especiales» en Asegarce y Baiko. «Disputaré mi último partido el sábado 20 de septiembre en el Bizkaia de Bilbao. Después no volveré a jugar a pelota vestido de blanco».
Abrirá una nueva etapa que «en estos momentos no me preocupa. Tengo cosas fuera de la pelota, a la que seguiré ligado de una manera u otra. Quiero dejar la pelota a buen nivel y estoy centrado en ello». Ni Baiko ni él indicaron que vayan a seguir juntos a partir del otoño, cuando termine la relación contractual entre las dos partes. Aimar Olaizola le acompañó en el acto ante los medios de comunicación, entre los que se sentó Joserra Garai, director general de la promotora. No acudió ningún compañero de la plantilla.
Ganar en 2015 el Manomanista tras derrotar a Olaizola II en la final, arrebatar a Martínez de Irujo con remontada la txapela del Cuatro y Medio ese mismo año e imponerse unos meses después en el Parejas de 2016 no garantizan la felicidad. Ni siquiera ser considerado por el propio Aimar como «el pelotari más completo o de los más completos. Tuve el honor de ser su compañero cuando ganó el Parejas como zaguero siendo delantero. Eso lo dice todo».
Habla Urrutikoetxea. En realidad, habla Mikel. «Poco a poco mis sueños se fueron cumpliendo y me llevo muchos buenos momentos. Pero no todo ha sido un camino de rosas. En 2019, un mes después de disputar la final del Manomanista, sufrí una lesión larga. Mientras me recuperaba viví la enfermedad y el fallecimiento de mi madre. Se derrumbó mi pilar fundamental. Fue el momento más difícil de mi vida».
Las dificultades se le amontonaron al de Zaratamo. «Por si eso fuera poco, entramos en una pandemia y a continuación llegó la huelga de los pelotaris de Baiko, dos hechos que me afectaron de manera profunda a nivel personal. Me metí en un agujero negro y no conseguía dar mi nivel en el frontón. Me entró miedo y se me hacía imposible». Urrutikoetxea fue uno de los tres pelotaris de la plantilla que se mantuvieron al margen del colectivo.
Tenía 31 o 32 años y le quedaba pelota por delante. «No era feliz jugando al deporte que más me gustaba. Llegué a una conclusión clara que quiero transmitir hoy: la importancia de la cabeza y el factor emocional en la carrera de un deportista, en este caso de un pelotari. Buscaba soluciones y contacté con Igor Jauregi, psicólogo y antiguo futbolista de la Real. Empecé a ver la luz poco a poco. Fue un camino largo y tengo mucho que agradecer a Igor, que me sigue ayudando».
Superada esa fase preocupante de la carrera manista y de su vida personal, Mikel Urrutikoetxea empezó a sentirse más cómodo. Aunque los resultados no le han acompañado en las últimas grandes competiciones y la juventud le ha desplazado de la zona alta del escalafón, ha estado disponible para lo que hiciera falta.
Hasta que llegó la hora de debatirse entre seguir en activo o decir adiós. «Me ha costado mucho tomar esta decisión porque la pelota ha sido mi vida. Al mismo tiempo, creo que es la mejor. Tras conseguir los objetivos más importantes que hay en la pelota, mi reto es concluir mi carrera a buen nivel y quedarme contento conmigo mismo. Al no tener objetivos claros en los campeonatos, considero que es el momento oportuno. Me encuentro a buen nivel por parejas y mi deseo es ser agradecido con esos pueblos en los que me he sentido querido».
La lista de agradecimientos es larga, extensa: «Mi padre, mi madre, mi hermana y mi esposa. Los familiares, los pelotazales que me han apoyado, los pelotaris y los amigos. Mis entrenadores de la juventud, Adolfo Agirre y Mikel Etxegia. Aniceto Lazkano, que me llevó a Asegarce cuando tenía 16 años. Josetxu Areitio e Iker López, preparador físico y amigo. Aimar Olaizola. Y Pablo Berasaluze, pelotari de referencia en Bizkaia que me ha ayudado dentro y fuera de la cancha».
Fijado el día de la retirada, a las puertas de la feria de San Mateo, resta por definir el calendario de Urrutikoetxea el próximo verano. Además de visitar pueblos en Bizkaia y en otros territorios, no extrañaría su inclusión en el Torneo Aste Nagusia de Bilbao en agosto. Con más de 700 partidos a las espaldas, queda por disfrutar de lo último de Urrutikoetxea, aquel chaval alto y tímido que tan lejos ponía la pelota con las dos manos.
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