![Karlos Arguiñano entrega a Aimar Olaizola un regalo en el homenaje posterior a su último partido como profesional.](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202111/13/media/cortadas/boinax%20(9)-kYaF-U1501134722488jEE-1248x770@Diario%20Vasco.jpg)
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«Mi deseo de jugar mi último partido en Goizueta era porque me sentía en deuda con el pueblo, con la gente que ha ido a apoyarme en las finales en los partidos importantes. Es posible que en lugar de pagar esa deuda la haya ... hecho aún más grande hoy». Aimar Olaizola sonreía mientras expresaba el agradecimiento que llevaba en su interior. Había dejado de ser pelotari. No se había cortado la coleta, pero estaba a punto de soltarse el gerriko para no anudárselo nunca más.
Olaizola II ha dejado de ser pelotari. Lo hace con quince txapelas, la primera en el Manomanista de Segunda y las catorce siguientes en Primera, en las tres disciplinas. Lo deja con 1.321 partidos a sus espaldas y en sus manos para formar parte a partir de ahora del olimpo de los mejores pelotaris de la historia, lugar del que nadie le descabalgará nunca. Se le recordará siempre.
Ochocientos afortunados se reunieron en el Beheko frontoia de Goizueta con un objetivo común: aplaudir y agasajar a su vecino ilustre, a un pelotari de leyenda. El grupo local encargado de organizar el evento trajo alrededor de 600 sillas para que todos pudieran sentarse durante las casi tres horas de festival, de partidos y de acto entrañable.
Todos, los ochocientos, se pusieron en pie para aplaudir a Aimar Olaizola durante la carrerilla para ejecutar su último saque. Hasta su compañero Ander Imaz y sus dos rivales, Erik Jaka y Andoni Aretxabaleta, se sumaron a la ovación. Todos aguantaron sin sentarse a la espera de su último pelotazo, el definitivo. Todos sabían cuál iba a ser.
«He venido a ver los ganchos que le quedan a Olaizola II. Seguro que guarda todavía un puñado», nos aseguró un pelotazale de toda la vida a la entrada al frontón. Le faltaban por ver cuatro. Y el último, por supuesto, supuso el 22. Como tantas veces. No cabía otro broche para su carrera en su 42 cumpleaños. Le cantaron el 'Zorionak' al empezar el partido y sonó el de Kaxiano en el acto de despedida.
Más adelante, el homenajeado tuvo que incorporarse al grupo que bailó el 'Zahagi dantza', tradicional en Goizueta, e interpretado por buenos amigos suyos y parte de su cuadrilla. Se lo pidieron ellos. Quedó claro que no era la primera vez que lo hacía.
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Su madre, Maixux, siguió el homenaje desde una silla de la primera fila situada a la altura del cuadro cinco. Esa mujer se sacó el permiso de conducir para llevar a sus dos hijos pelotaris a los partidos de casi toda Euskal Herria. Desde una Goizueta alejada de cualquier otro punto, recóndita y bañada por el río Urumea.
Desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la madrugada Goizueta fue un hervidero de gente. «Parecen las fiestas del pueblo», escuchamos en sus calles. Dificultades para encontrar aparcamiento, vehículos en todas las esquinas, comidas en distintos txokos...
Acudió la gente de la pelota con Juan Martínez de Irujo a la cabeza. Su gran oponente acudió acompañado por su padre, Juan Ángel. «He tenido la suerte de jugar contra Aimar, de ganarle, de sufrirle», señaló el genio de Ibero. La historia de uno no se entiende sin la del otro. Son complementarias, brillantes, únicas.
Ladis Galarza padre e hijo no faltaron a la cita. Tampoco José Martín Martinikorena, el elegante zaguero de Errazkin, presente ya en el adiós de Aimar al Atano III de Donostia. Ni los compañeros de Baiko. Vimos a Jon Ander Albisu, Mikel Urrutikoetxea, Jon Mariezkurrena, Jon Ander Peña, Joanes Bakaikoa, Iosu Eskiroz, Jon Alberdi, Axier Arteaga e Iñaki Artola, quien confesó que «es la primera vez en mi vida que vengo a Goizueta, del que he oído hablar en el vestuario cantidad de veces. Mira. Unos conocidos míos vinieron a vivir de Goizueta a Alegia y una de las primeras cosas que nos dijeron fue que de golpe pasaron de ser los peores pelotaris de Goizueta a los mejores de Alegia».
No estuvieron Unai Laso y Jokin Altuna, concentrados en la final del Cuatro y Medio, pero sí Joakin Altuna, padre del amezketarra, y Peio Etxeberria, así como los remontistas Koteto Ezkurra, Patxi Zeberio e Iñaki Gaztelu, que formaban parte de la lista de invitados. Esta disciplina también contó con la presencia de Aritz Zubiri, goizuetarra, si bien tuvo que marcharse antes del festival porque jugaba en Galarreta a la misma hora. Entre los manistas aficionados presentes figuraban los locales Beñat y Antton Apezetxea, el azpeitiarra Unai Alberdi y el oiartzuarra Unax Landa.
No podían faltar los más fieles de Aimar. Como el masajista Bixente Artola, Esteban Arozena, enfrascado esta vez en labores organizativas, el oriotarra Josetxo Larburu y Fermín Apezetxea, que intervinieron también en la 'Zahagi dantza', así como los gemelos Aitor y Joseba Apezetxea.
Desde Abaltzisketa llegó Juan Altuna y desde Ermua Faustino Pascual, el pelotazale que preparó a Olaizola II la vitrina donde guarda las txapelas. «Pronto le voy a entregar otra porque en la anterior no le entran todas. Me siento un privilegiado por tener su amistad. Le he seguido durante veintitrés años. Me costó acercarme a él por el respeto que le profesaba. Fue el propio Aimar quien facilitó el acercamiento y desde entonces nuestras dos familias mantienen una estrecha relación».
Aimar Olaizola
Homenajeado
Juan Martínez de Irujo
Su gran oponente
Koteto Ezkurra
Mito del remonte
Intervino Gontzal Mendibil con dos canciones, Karlos Arguiñano fue la segunda persona más aplaudida de la tarde al aparecer para entregar un cuadro en nombre de Baiko, acudió el hijo de Genovés, intervinieron los joaldunak, Javier Conde, presidente de la Federación Navarra de Pelota le dio una makila, diez chicas dantzaris le bailaron un aurresku, Jasone Zelaieta le obsequió un ramo de flores en nombre de CaixaBank, Aitor y Jon le ofrecieron regalos en nombre de la cuadrilla, la sociedad Umore Ona le regaló un delantal y su caricatura.
Y el alcalde, Unai Miranda, tras darle las gracias por programar el partido de despedida en su Goizueta «cuando podía haber elegido cualquier frontón», le deseó la mayor de las suertes para el futuro y su nueva vida: «Sigue cumpliendo tus sueños, Aimar».
Aimar Olaizola llegó a Goizueta procedente de Hondarribia hacia las tres y diez de la tarde, dos horas antes del inicio del festival, en compañía de su esposa Olaia y de sus cuatro hijos: Irai, del que dicen que juega bien a fútbol, Joan y las gemelas Mara y Ziarra. Los cinco le llevaron una txapela. También se sumaron al grupo sus sobrinos, los hijos de su hermano Asier y de su cuñada Goretti. Todos siguieron con atención y emoción el vídeo con imágenes de la vida de Aimar, en el que apareció también su padre, Andrés, fallecido en 2011. Aimar tuvo un sentido recuerdo para su llorado amigo Josu y la familia de este.
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