«Ezker gantxo ederrena ta defentsa azkarrena»

En este sprint final ha prolongado, si no ha mejorado, las excelentes estadísticas acumuladas durante veintitrés años y medio de carrera profesional. Desde que perdió con Albisu ante Irribarria y Rezusta el 2 de octubre en el Astelena de Eibar, no ha hincado la rodilla en ningún encuentro. Ni en el Bizkaia de Bilbao, ni en el Izarraitz de Azpeitia, ni en el Labrit de Pamplona, ni en el Madalensoro de Oiartzun, ni en el Ogueta de Vitoria, ni en el Artza de Bermeo, ni en el Beotibar de Tolosa, ni en Goizueta.´

Volvió a ser el más determinante sobre la cancha. Si quería irse con una buena imagen, lo ha conseguido. Ha estado peor de forma que este otoño. Y su gancho continúa intacto.

La mañana de septiembre en la que anunció que se retiraba, Aimar evitó dar pistas sobre su futuro. Dijo que prefería centrarse en estos compromisos y abrir un paréntesis antes de sentarse con los máximos responsables de Baiko para hablar sobre su posible continuidad en la empresa. «Es mi segunda familia», ha manifestado en más de una ocasión.

En los mentideros pelotazales dan por seguro que se pondrá al frente del staff técnico de la empresa bilbaína, que carece de un director deportivo como tal desde la jubilación de Salva Vergara. De hecho, ya ha estado al frente de algunos entrenamientos durante los dos últimos años, desde la reestructuración de este apartado acometida en 2019, poco antes de la renuncia de Rubén Beloki.