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Artola recoge una pelota en el ancho ayer en Lekeitio. JORDI ALEMANY
Artola sube al autobús de las 18.35
Pelota

Artola sube al autobús de las 18.35

El de Alegia, definitivo una vez más, levanta con Larunbe un 13-5 y un 19-14 para plantarse en la final de Lekeitio

Joseba Lezeta

SAN SEBASTIÁN.

Lunes, 3 de septiembre 2018, 07:14

El primer autobús hacia la final del Torneo San Antolín-Memorial Akarregi partía de Lekeitio a las 18.05. Aimar Olaizola y Andoni Aretxabaleta estaban allí para la hora. Iñaki Artola llegó por los pelos. Sin embargo, faltaba su compañero, Mikel Larunbe, y el de Alegia decidió esperarle, sin saber muy bien si había o no otro autocar con el mismo destino.

Entre las prisas y los apuros, Artola cometió falta de saque en el segundo tanto, el 1-1. Larunbe, aunque estaba en el frontón, seguía sin presentarse al partido. Daban ganas de recordarle el primer mandamiento del pelotari: harás buena. El zaguero de Galdakao limpió el colchón de arriba con un zurdazo y tres derechazos más cercanos a las nubes que al suelo.

Artola asomaba a la calle para mirar al fondo con la esperanza de que apareciera otro autocar. Llegó. A las 18.35, a las siete menos veinticinco. Olaizola II y Aretxabaleta dominaban para entonces 13-5 sin necesidad de llevar la iniciativa en el peloteo, alimentados de su solidez y sobre todo de la tardanza en despertar de la pareja contraria.

El panorama cambió en cuanto Artola subió al autobús, compró dos billetes -uno para él y otro para Larunbe-, pidió permiso al conductor para ocupar su lugar y tomó el volante. Le dijo a Larunbe que se sentara al lado.

Surgió el Artola al que nos hemos acostumbrado en las últimas semanas: pegada, ritmo, intensidad, velocidad, atrás, adelante, remate... Alcanzó en un santiamén a Olaizola II y Aretxabaleta, que habían partido media hora antes y llevaban varios kilómetros de ventaja: 13-13.

Vuelta a empezar. Aretxabaleta comenzaba a acusar el tute de una semifinal larga y trabajada a esas alturas. Sin embargo, un gancho fallido de Artola propició que Aimar cambiara de pelota. Llegaron un tanto de 73 pelotazos bien resuelto por el de Goizueta en el txoko, dos fallos de Larunbe y una volea de zurda al ancho del delantero de Goizueta bien empleada como recurso para abrir una nueva brecha: 18-13 y poco después 19-14.

Larunbe parecía de nuevo sumido en un segundo bache, con ganas de bajarse del vehículo. Pero Artola no estaba por la labor. Le mantuvo en el asiento. «Los partidos a 22 son a veces un maratón», le recordó. Además, recuperó una pelota motela, la que mejor resultado les había dado. «Por nuestro juego, parecía que podía beneficiarnos una viva, pero ha sido al revés. Hemos aprovechado la baja», analizó el rubio de Alegia.

Si la primera tacada había sido de ocho tantos del 13-5 al 13-13, la segunda se compuso de siete para plantarse del 19-14 al 19-21. Cortó la racha una devolución de Aretxabaleta que se le envenenó a Artola en la pared izquierda. El 20-21 y un marcador apretado no amilanaron al pelotari revelación del verano. Restó de volea el saque de Olaizola II, puso orden en el peloteo, amagó y cedió a Larunbe el honor de acabar el partido. Por fin, el de Galdakao aprovechó la oportunidad.

El miércoles, Antzar Eguna en Lekeitio, estarán en la final ante Altuna III-Zabaleta o Elezkano II-Rezusta. «¿A quiénes prefieres?», interpelaron a Artola. Respondió con otra pregunta: «Puedo elegir a una tercera pareja». Pero ojo con él.

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