Funciona el jefe, funciona la cesión

Si bien la vida moderna empuja a pronósticos prematuros en todos los órdenes de la vida, es pronto para calibrar lo que puede dar de sí la pareja que forman el amezketarra y el aginagarra. Ensamblar a dos pelotaris pertenecientes a distintas empresas y acostumbrados a ser rivales en lugar de compañero necesita un tiempo, una coordinación que aportará el paso del torneo.

De todas maneras, Jokin Altuna demostró en la catedral de la pelota a mano que si funciona el jefe, funciona la cesión. Fresco de golpe y clarividente en el juego, dijo desde el primer momento cómo y dónde actuar. Peio Etxeberria y Martija, con enormes dificultades para tomar la iniciativa en el peloteo y obligar de verdad a Aranguren, no consiguieron ni evitar ni mover de su sitio al campeón manomanista, a quien no le molestó el codo derecho. «No he notado nada».

Los ocho primeros tantos fueron colorados y el 8-0 condicionó el encuentro. «Ha pesado mucho», admitió Martija tras la derrota. «Nos ha ayudado», señaló Altuna desde el otro bando. Cobraron la ventaja porque comenzaron fuertes y sin concesiones.

Reaccionaron Peio Etxeberria y Martija tras el 11-2. Con el subcampeón del Cuatro y Medio activo y protagonista, limaron la desventaja hasta acercarse a tres tantos, 12-9. Veían el horizonte con mayor claridad porque le costaba a Aranguren quitar pelota al delantero de Zenotz.

Un cortadón de zurda de Jokin Altuna, el segundo de la tarde, valió el 13-9 y cortó de raíz la reacción. Sucedió lo mismo con la más sorprendente que precisa dos paredes desde muy arriba obra del amezketarra en el 16-11. Frenó el siguiente amago de aproximación y dio comienzo a una nueva serie de jugadas, de remates, de amagos... Lanzado, Altuna III terminó con catorce tantos de jugada de casi todas las clases, incluidos varios en los que engañó por completo a Etxeberria.

Aranguren mantuvo el tipo. Apenas tuvo que echar mano de esos recursos defensivos que le distinguen. Los problemas para gozar de derecha continúan presentes. Altuna ha demostrado capacidad para hacer mejores a sus compañeros, pero corregir esa imperfección va más allá de la capacidad de la magia o de la brujería de su compañero actual.

El zaguero de Aginaga viene de jugar pocos partidos durante el otoño, por lo que la lógica invita a creer que mejorará con el paso de las jornadas. Luego, la propia realidad de una competición de máxima exigencia enseñará hacia dónde evoluciona. Experiencia tiene. Es su quinta participación consecutiva como titular. Ganas de demostrar tampoco le deben faltar después de que su empresa, Baiko, le relegara de sus cuatro duplas. El tiempo dirá.