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Martes, 26 de marzo 2024, 06:28
L
os manistas recién retirados añoran las reuniones en torno al hornillo para hablar de pelota, de fútbol, de la vida o de lo que se tercie. El hornillo posee la virtud de hacer iguales a todos, a las figuras y a los participantes en los complementos, a los primeras y a los terceras. No existen distinciones a la hora de colocarse los tacos, cortar esparadrapo del rollo y preparar el salto a la cancha, ritual imprescindible que presenta detalles, anécdotas y diferencias entre unos y otros.
Unos tardan tres horas, otros prefieren montar los tacos de una mano, descansar y al día siguiente colocar la protección en la otra. No hay maneras buenas y malas, cada pelotari tiene su rutina interiorizada.
Algunos manistas tienen familiares en casa que han dejado su legado, pero lo normal para los pelotaris es aprender a colocarse los tacos en los clubes de pelota. Cada monitor se encarga, además de la formación técnica, a enseñar un modus operandi que tendrán que realizar a diario.
De hermano a hermano
Aprender desde pequeño
Las escuelas
Julen Martija se puso por primera vez los tacos “con diez u once años. Seguramente me los hizo el preparador. Cuesta al principio. Vas probando poco a poco».
Jokin Altuna recuerda que «el primero en hacerme los tacos fue Haritz, manista amezketarra. Es mi primer recuerdo. Después, mi aita me ayudaba a hacérmelos y a ponérmelos. Así aprendí. Con 11 o 12 años empecé por mi cuenta y hasta hoy».
El aprendizaje de Iñaki Artola, que se ha quedado a las puertas de la final del Campeonato de Parejas, fue familiar. «Me enseñó mi hermano Mikel».
De hermano a hermano
Las escuelas
El aprendizaje de Iñaki Artola, que se ha quedado a las puertas de la final del Campeonato de Parejas, fue familiar. «Me enseñó mi hermano Mikel».
Julen Martija se puso por primera vez los tacos «con diez u once años. Seguramente me los hizo el preparador. Cuesta al principio. Vas probando poco a poco».
Aprender desde pequeño
Jokin Altuna recuerda que «el primero en hacerme los tacos fue Haritz, manista amezketarra. Es mi primer recuerdo. Después, mi aita me ayudaba a hacérmelos y a ponérmelos. Así aprendí. Con 11 o 12 años empecé por mi cuenta y hasta hoy».
De hermano a hermano
El aprendizaje de Iñaki Artola, que se ha quedado a las puertas de la final del Campeonato de Parejas, fue familiar. «Me enseñó mi hermano Mikel».
Las escuelas
Julen Martija se puso por primera vez los tacos «con diez u once años. Seguramente me los hizo el preparador. Cuesta al principio. Vas probando poco a poco».
Aprender desde pequeño
Jokin Altuna recuerda que «el primero en hacerme los tacos fue Haritz, manista amezketarra. Es mi primer recuerdo. Después, mi aita me ayudaba a hacérmelos y a ponérmelos. Así aprendí. Con 11 o 12 años empecé por mi cuenta y hasta hoy».
De hermano a hermano
El aprendizaje de Iñaki Artola, que se ha quedado a las puertas de la final del Campeonato de Parejas, fue familiar. «Me enseñó mi hermano Mikel».
Las escuelas
Julen Martija se puso por primera vez los tacos «con diez u once años. Seguramente me los hizo el preparador. Cuesta al principio. Vas probando poco a poco».
Aprender desde pequeño
Jokin Altuna recuerda que «el primero en hacerme los tacos fue Haritz, manista amezketarra. Es mi primer recuerdo. Después, mi aita me ayudaba a hacérmelos y a ponérmelos. Así aprendí. Con 11 o 12 años empecé por mi cuenta y hasta hoy».
La venta por Internet también ha llegado a la pelota. Altuna III los compra en una página web mientras que Martija los adquiere en Pamplona. «Alfredo tiene de todo. Tacos, esparadrapo, esponjas, moco, secamanos...» Artola, por su parte, prefiere los tacos riojanos .
El primer paso es colocar el verde o el moco, adhesivo previo a poner los tacos. Los pelotaris se secan las manos antes con un líquido o crema. Artola reconoce que «puedo tardar tres horas en casa mientras veo la televisión».
Preparados los tacos, se colocan en la mano. El moco sirve de pegamento con la piel y con la ayuda de esparadrapo común se cubren diferentes espacios de la mano. Los dedos también se refuerzan. «Yo en una hora por mano lo tengo hecho», admite Martija.
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Con los tacos preparados y la mano protegida, ya se puede jugar a pelota. Los pelotaris tienen que repetir el proceso cada vez que entrenan o juegan un partido. «Esa tarea forma parte de nuestra profesión», lanza Artola.
Cada pelotari tiene su ritual y no todos se colocan el mismo número de tacos. Tres o cuatro suele ser lo más habitual. «Si juego el domingo, corto los tacos el viernes y le doy forma. Los monto el sábado y me puedo pasar dos horas seguidas», detalla Altuna III.
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El primer paso es colocar el verde o el moco, adhesivo previo a poner los tacos. Los pelotaris se secan las manos antes con un líquido o crema. Artola reconoce que «puedo tardar tres horas en casa mientras veo la televisión».
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Preparados los tacos, se colocan en la mano. El moco sirve de pegamento con la piel y con la ayuda de esparadrapo común se cubren diferentes espacios de la mano. Los dedos también se refuerzan. «Yo en una hora por mano lo tengo hecho», admite Martija.
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Cada pelotari tiene su ritual y no todos se colocan el mismo número de tacos. Tres o cuatro suele ser lo más habitual. «Si juego el domingo, corto los tacos el viernes y le doy forma. Los monto el sábado y me puedo pasar dos horas seguidas», detalla Altuna III.
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Con los tacos preparados y la mano protegida, ya se puede jugar a pelota. Los pelotaris tienen que repetir el proceso cada vez que entrenan o juegan un partido. «Esa tarea forma parte de nuestra profesión», lanza Artola.
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El primer paso es colocar el verde o el moco, adhesivo previo a poner los tacos. Los pelotaris se secan las manos antes con un líquido o crema. Artola reconoce que «puedo tardar tres horas en casa mientras veo la televisión».
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Preparados los tacos, se colocan en la mano. El moco sirve de pegamento con la piel y con la ayuda de esparadrapo común se cubren diferentes espacios de la mano. Los dedos también se refuerzan. «Yo en una hora por mano lo tengo hecho», admite Martija.
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Cada pelotari tiene su ritual y no todos se colocan el mismo número de tacos. Tres o cuatro suele ser lo más habitual. «Si juego el domingo, corto los tacos el viernes y le doy forma. Los monto el sábado y me puedo pasar dos horas seguidas», detalla Altuna III.
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Con los tacos preparados y la mano protegida, ya se puede jugar a pelota. Los pelotaris tienen que repetir el proceso cada vez que entrenan o juegan un partido. «Esa tarea forma parte de nuestra profesión», lanza Artola.
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El primer paso es colocar el verde o el moco, adhesivo previo a poner los tacos. Los pelotaris se secan las manos antes con un líquido o crema. Artola reconoce que «puedo tardar tres horas en casa mientras veo la televisión».
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Preparados los tacos, se colocan en la mano. El moco sirve de pegamento con la piel y con la ayuda de esparadrapo común se cubren diferentes espacios de la mano. Los dedos también se refuerzan. «Yo en una hora por mano lo tengo hecho», admite Martija.
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Cada pelotari tiene su ritual y no todos se colocan el mismo número de tacos. Tres o cuatro suele ser lo más habitual. «Si juego el domingo, corto los tacos el viernes y le doy forma. Los monto el sábado y me puedo pasar dos horas seguidas», detalla Altuna III.
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Con los tacos preparados y la mano protegida, ya se puede jugar a pelota. Los pelotaris tienen que repetir el proceso cada vez que entrenan o juegan un partido. «Esa tarea forma parte de nuestra profesión», lanza Artola.
Depende de los hábitos del pelotari, que cambian también a lo largo del año. No es lo mismo jugar un campeonato tan largo como el Parejas, con partidos semanales, que el trote del verano con compromisos a diario o plazos cortos entre ellos. Los finalistas estrenan tacos cada encuentro salvo Zabaleta, a quien le duran más.
El taco, tan pequeño como especial. Algunos lo prefieren de poco grosor o densidad (D-400) con el que se siente más a la hora de golpear la mano, mientras que otros pelotaris obtan por proteger más la mano pese a que corren el riesgo de perder control en cada pelotazo (D-600 o D-1.000).
La colocación de los tacos para el partido o el entrenamiento presenta diversos pasos. El verde o moco ha sido lo más empleado como adhesivo, si bien ha aparecido últimamente una resina que se mezcla con alcohol. Altuna conserva «la fidelidad al verde». Sin embargo, ha surgido un problema. «El nuevo verde no pega como el anterior. Se nota bastante la diferencia, hasta en el color. El actual es más claro que el antiguo, que se pegaba muy, muy bien. Disponemos también de una cremita a la que llamamos secamanos que ayuda a que el verde se adhiera».
Añade Martija que «el secamanos es como el magnesio, parecido a lo que se ponen los escaladores para tener mejor agarre. Impide que la mano sude. Me coloco el verde en toda la mano. Y luego atrás llevo como dos trozos. Me pongo unas tiras de esparadrapo antes de colocar el taco. No sabría decirte por qué lo hago, posiblemente porque me gusta tener toda la protección tensa. También son manías».
Martija también observa diferencias en los verdes, cuyo precio ronda los 43 euros el rollo (40 metros de largo y cinco centímetros de ancho). «El antiguo era bastante mejor. En cuanto lo desenrollabas tenía otra cosa y pegaba diferente. Personalmente no tengo problema con el de ahora porque la crema me ayuda a pegar. Ahora bien, en verano noto diferencia, lo que me obliga a llevar muñequeras, algo que no hacía antes. Sudo mucho y este moco se despega por los lados».
«Todos usamos el mismo tipo de esparadrapo», asegura Altuna III. «La cola y los tacos se los compro a Otero, en Anoeta, o en Pelotadenda. Disponen de todo tipo de material».
Martija lo adquiere «en Pamplona, a través de Alfredo. Esparadrapo, taco, moco... Tiene de todo. Los navarros acudimos la mayoría a él. También van algunos guipuzcoanos. Gasto mucho esparadrapo. Un rollo me dura como mucho dos semanas. Entre partidos y entrenamientos... Compré cajas y tengo un montón. Hago pedidos grandes». Venden el pack de cinco rollos a 65 euros.
Artola e Imaz encuentran el suministro en sus clubes de formación, el alegiarra en el Intxurre y el oiartzuarra en el Oiarpe. El Lapke de Lazkao posee una máquina expendedora con diversos productos al servicio de sus clientes.
Zabaleta asegura que «como llevo los dedos y el pulgar al aire, tengo fama de ponerme poco taco. Pienso que mi forma de poner los tacos es muy parecida a la de Imaz. Cada uno busca lo que le hace sentirse cómodo y que no le duela».
El pelotari incluye en su bolsa del partido tijeras, cúter, esparadrapo, rollos de verde o moco, esponja para poder hacer agujeros en la protección y el tensoplast blanco, una venda de mayor dureza que el esparadrapo tradicional.
«También hay esponjas diferentes», detalla Altuna. «Las hay muy blandas, como la de la ducha. No me convencen. Prefiero la de más cuerpo. Me hago distintos agujeros o protecciones para cuidar determinados puntos de la mano. Si me siento a gusto con ellos, mantengo la forma de los tacos y cambio los esparadrapos y las esponjas».
Martija indica que «hay temporadas en las que andas más justo o débil de la mano y juegas con agujero. Ahí me valgo de la esponja más dura, no la típica blanda de baño. Hasta hace uno o dos años en la vida había hecho agujero porque las manos aguantaban. No hacía carrera con la esponja blanda. Sentía mayor golpe aún. Probé con la más dura y su efecto es el de un taco normal».
De venta en ferreterías, los pelotaris los emplean para calentar las manos y los esparadrapos que se van a colocar. Beñat Senar, uno de los últimos fichajes de Baiko, es de los que introduce siempre ese utensilio en la bolsa de deportes.
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Actúa como secador
Algunos pelotaris secan sus tacos con el hornillo, enchufado a la red eléctrica. «Yo no lo he utilizado nunca», apostilla Altuna III.
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El sudor
El sudor es uno de los principales enemigos. Algunas manos sudan más que otras y conviene colocar bien la protección para que los tacos no se muevan en los partidos.
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El secamanos
La mayoría de pelotaris utilizan un gel llamado «secamanos» antes de colocarse el moco. El gel seca las manos y no es necesario poner las manos sobre el hornillo.
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Actúa como secador
Algunos pelotaris secan sus tacos con el hornillo, enchufado a la red eléctrica. «Yo no lo he utilizado nunca», apostilla Altuna III.
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El sudor
El sudor es uno de los principales enemigos. Algunas manos sudan más que otras y conviene colocar bien la protección para que los tacos no se muevan en los partidos.
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El secamanos
La mayoría de pelotaris utilizan un gel llamado «secamanos» antes de colocarse el moco. El gel seca las manos y no es necesario poner las manos sobre el hornillo.
Actúa como secador
El secamanos
Algunos pelotaris secan sus tacos con el hornillo,
enchufado a la red eléctrica.
«Yo no lo he utilizado
nunca», apostilla Altuna III.
La mayoría de pelotaris utilizan un gel llamado «secamanos» antes de colocarse el moco. El gel seca las manos y no es necesario poner las manos sobre el hornillo.
El sudor
Es uno de los principales enemigos. Algunas manos sudan más que otras y conviene colocar bien la protección para que los tacos no se muevan.
El secamanos
Actúa como secador
La mayoría de pelotaris utilizan un gel llamado «secamanos» antes de colocarse el moco. El gel seca las manos y no es necesario poner las manos sobre el hornillo.
Algunos pelotaris secan sus tacos con el hornillo,
enchufado a la red eléctrica. «Yo no lo he utilizado
nunca», apostilla Altuna III.
El sudor
El sudor es uno de los principales enemigos. Algunas manos sudan más que otras y conviene colocar bien la protección para que los tacos no se muevan en los partidos.
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