No hay enemigo pequeño, ni Salaberria

El campeón manomanista estuvo contra las cuerdas. De poco sirvió que los corredores de apuestas cantaran momios de 20 a 100 por abajo. Es casi imposible ofrecer mayor diferencia. El dinero solo se puso azul cuando la supuesta víctima se puso nueve tantos por delante en el 6-15.

El futuro de Altuna III en un torneo en el que defiende título estaba más que comprometido. Lo pasó peor que en cualquiera de sus tres choques en el reciente Manomanista. Su primo Gorka trataba de devolverle a su ser desde la silla. El amezketarra aprovechó tres descansos para seguir peloteando sobre la cancha en busca de sensaciones extraviadas.

La salida de Salaberria le descompuso. «Él ha hecho muy bien su trabajo», reconoció Altuna. «Sabía de lo que era capaz. No he podido quitarle pelota. Tampoco he aprovechado las oportunidades de las que he dispuesto».

El de Goizueta sacó como un cuchillo y aprovechó los restos apurados del rival para clavarle siete acciones de saque-remate. Demasiadas. También le ayudaron un par de tantos en semifallo (5-7 y 5-8) y una falta de saque de Altuna en el 6-12 que le desesperó todavía más.

Sin embargo, no se dio por vencido Jokin Altuna y volvió a demostrar su talla. «He seguido trabajando. El cambio de modalidad no es fácil. Vengo del Manomanista y el viernes jugué por parejas. He acertado más en la segunda parte. Quizá Iker se ha cansado un poco».

Imprimió mayor velocidad a la pelota con su derecha, encontró los ángulos y acertó a la hora del remate. Necesitó dieciocho tantos de jugada para doblegar a un rival tenaz que acostumbra a dar el cien por cien de lo que lleva dentro.

Una primera tacada de seis tantos del 6-15 al 12-15 y una segunda de ocho del 12-16 al 20-16 devolvieron el partido hacia el guion lógico a priori. De todas maneras, Jokin Altuna no pudo evitar un nuevo sobresalto al acercarse Salaberria a un tanto (20-19). La eliminatoria volvía a estar abierta. El favorito no la dejó escapar. Disputará las semifinales del cuatro y medio navarro por quinta vez consecutiva, de nuevo contra Joseba Ezkurdia. No falta desde 2016.

Anónimo en muchas ocasiones, Beñat Garmendia compartió protagonismo ayer con las figuras, aunque hubiera preferido pasar desapercibido. Jugó su último partido con Aspe, que no le ha renovado el contrato. Ganó 18-16 con Víctor, tuvo cerca a compañeros de empresa y, mejor aún, se llevó a casa una calurosa y merecida ovación de gente que le estima.