San Sebastián
Sábado, 12 de noviembre 2022, 08:41
Iker Salaberria y Julen Egiguren disputan este sábado en el Labrit de Pamplona (ETB1, 17.15h) la final del Cuatro y Medio Promoción. El ganador logrará su primer título profesional y el billete para Primera en 2023, al menos una previa de Aspe, empresa que ... defienden ambos.
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Pelotari de los pies a la cabeza, Iker Salaberria (Goizueta, 23 años) jugaba de niño en las paredes del vestuario del Labrit mientras su padre, Ángel, ejercía de juez. Ahora ve cumplido el sueño de jugar finales sobre aquella cancha.
– Llega imbatido a la final. Cuatro victorias en cuatro partidos.
– Los resultados han funcionado. He remontado dos partidos. Les di la vuelta y eso refuerza desde el punto de vista mental.
– ¿Cómo se ha visto de juego?
– Bien. De juego y físicamente. He aguantado los partidos. Hablé con Justo Lillo, mi preparador, y ya antes de San Mateo empecé el trabajo de gimnasio.
– El año pasado perdió sus tres compromisos de la liguilla.
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– No solo eso, sino que en ninguno di mi nivel. No disfrutaba sobre la cancha, ni en los entrenamientos. A raíz de aquello, hablé con Fermín Escudero. Me recomendó acudir a un psicólogo. Empecé hace un año y me ha ido bien. Iba un día a la semana. Ahora voy de vez en cuando.
– La jaula es su distancia.
– Me ha gustado siempre. De aficionado gané txapelas.
– En el Torneo San Fermín las tuvo tiesas con Altuna III.
– Primero jugué contra Víctor en Logroño y después me tocó Altuna en el Atano III. Fui por delante y aquel partido me dio confianza. Sin embargo, llegaba el campeonato oficial y no rendía igual.
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– Acaba de cumplir su tercer año en Aspe. ¿Qué tal la experiencia?
– Muy buena a nivel de empresa y de compañeros. Ninguna queja. Tenemos un ambiente bonito.
– ¿En qué ha evolucionado?
– Mi juego actual no tiene nada que ver con el de hace unos años. Antes era más conservador, defensivo. En profesionales no hay nada que hacer si no tomas la iniciativa. Si no atacas, te atacan.
– ¿Cómo se gana fuerza?
– Fuerza y resistencia. Al principio me costaba terminar los partidos al cien por cien. Perdía chispa. Desde el año pasado noto que llego con reservas al tramo final.
– Vuelve a enfrentarse a Julen Egiguren en la final.
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– Espero un partido duro. Aunque ha sufrido dos derrotas en la liguilla, atraviesa un buen momento de juego desde el verano. La clave será quién manda a la hora de buscar los ángulos.
– Estos meses ha ensayado con todos los grandes.
– Dos veces con Altuna III, con Ezkurdia, con Elordi, con el propio Julen... El martes estuve con Peio Etxeberria en el Labrit.
– ¿Estudia?
– Me falta terminar las prácticas de un Grado Superior de Mecanizado que he hecho en Andoain. Estoy en una empresa de Hernani a la que voy por las mañanas. Paso ocho horas de pie. Al principio se me cargaban las piernas. Ya me he habituado. Me entreno por las tardes.
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Académico, elegante, ortodoxo por momentos, Julen Egiguren (Azpeitia, 22 años) posee un estilo que trata de adaptar a los tiempos actuales. Ganar a Salaberria supondría subir al Cuatro y Medio de Primera, aunque es consciente de que el ganador deberá pasar alguna previa dada la competencia en la élite de Aspe.
– Ha ganado dos partidos y ha perdido dos. ¿Cómo se ha visto?
– La valoración es buena. Excepto el día de la derrota ante Larrazabal, los demás me he encontrado bien. Es mi tercera participación en este torneo y diría que ha sido la mejor. También llegué a la final en 2020 pero fue sin liguilla. Es distinto.
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– Cayó en aquella final.
– Sí, contra Elordi. Me dio una paliza. Acusé los nervios.
– ¿Cómo discurrió el choque de liguilla contra Salaberria, su rival en la final?
– También fue en el Labrit. Iker tomó la delantera en el marcador al inicio. Cogí el saque y me fui al 18-8. Me relajé y Salaberria me hizo una avería con su saque. Me salí un poco del partido e Iker acertó todo. Va a ser una final dura ante un contrario con buena defensa que se mueve cómodo cerca del frontis. Pero si juego como la vez anterior, tengo opciones de triunfo.
– Esas dos fracturas en los dedos de las manos...
– La primera fue en el índice de la zurda en agosto de 2021. Me operaron y estuve de baja entre tres y cuatro meses. Volví y a las cuatro semanas me rompí el dedo corazón de la derecha. Otro mes y medio parado. Entre una lesión y otra pasé medio año lesionado. El Campeonato de Parejas con Untoria resultó muy difícil. Me costó coger ritmo y juego. Mejoré el pasado verano.
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– ¿Evoluciona su físico?
– Estoy en 77 kilos. Debuté con 71-72. Cuando llegué a Aspe estuve con Justo Lillo y ya llevo dos años con Josu Larrañaga y Julen Ansualde en EFIK zentroa de Azpeitia.
– ¿Sigue con la carrera de Ingeniería Electrónica en Donostia?
– Sí. Estoy con asignaturas de Segundo y Tercero de carrera. Normalmente, me entreno por la mañana y voy a clase por la tarde. Entro hacia las dos y media. Algunos días llego a casa hacia las seis y otros, a las ocho.
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– ¿Cómo se desplaza?
– La mayoría de las veces en autobús. Me viene mejor. Solo cojo el automóvil si tengo algún compromiso o no vuelvo directo a Azpeitia.
– ¿Quién le hará de botillero?
– Mi padre, Jon. En los partidos contra representantes de Baiko me han acompañado los técnicos de Aspe. Y cuando me enfrenté a Salaberria en la liguilla estuve con mi hermano Iker, pelotari aficionado –su hermana, Nerea, compite a tenis en categoría junior–.
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