El aductor frena en seco a Peña II

El de Baiko estaba tumbando a nada más y nada menos que Altuna III gracias a una exhibición de juego. Sus dejadas en el ancho iban con música, sus ganchos ajustados poseían veneno, sus saques cuando tocaban pared caían violentamente al suelo. Un clínic ante alguien que tiene tres txapelas dentro de la jaula. No es moco de pavo.

Le funcionó la izquierda con golpes profundos y largos bien arrimados a pared, pero también la volea y el sotamano o el juego a bote. Cada derecha cortada hacía daño a Altuna III, que se vio sorprendido e incapaz de recuperar el saque. Peña II consiguió una renta de tres tantos en dos ocasiones, y bien entrado el partido. Hasta que con un favorable 11-14 en un gancho notó un pinchazo en el aductor. Crack. Como hace dos años. «Por lo menos no ha sido el mismo pinchazo que hace dos años y he podido terminar el partido, veremos qué dicen las pruebas», apostilló el tolosarra con la voz entrecortada al consumarse su derrota.

El guipuzcoano fue atendido en los vestuarios por Iñigo Simón, médico de Baiko, antes de volver a las canchas. Por su manera de correr no parece que sufriera una lesión grave, aunque hay que esperar a los resultados. El parón le vino como anillo al dedo a Altuna III, que ahora sí fue más que su rival. Los saques no tenían tan buenos restos, los ganchos no eran respondidos con contundencia. El movimiento lateral de Peña II, algo que duele mucho cuando sufre el aductor, ya no fue el mismo y su derecha se apagó. Había puesto en jaque al campeón, pero puede que el jaque mate lo reciba él si sufre una lesión muscular.

«Estoy muy triste, hundido. Jokin no lo va a decir, pero él estaba jugando una barbaridad y le estaba superando hasta el pinchazo. Desde ese momento tenía miedo a lesionarme más y el golpe mental es importante». Que sea lo menos posible, Jon Ander.