Unai Laso, coser y cantar en el Bizkaia

No hubo color en la cancha, salvo el colorado de la camiseta del delantero de Baiko. Los apenas 200 espectadores que se dieron cita en el recinto bilbaíno fueron testigos de un partido desnivelado prácticamente desde el inicio por el buen hacer de Laso. A Salaberria le tocó hacer el ingrato papel de recadista. El goizuetarra venía de eliminar a Darío en la previa de Aspe y dio todo lo que llevaba dentro, como siempre, pero no fue suficiente para poner en apuros a su rival, que hizo y deshizo a su antojo. Ni siquiera los consejos de Fermín Escudero desde la silla surtieron el efecto deseado. La diferencia en la cancha entre ambos pelotaris era más que evidente.

Salaberria sólo llegó a ir por delante en el arranque del partido gracias a una apertura de zurda de Laso que se le marchó abajo. A partir de ahí, jugó siempre a remolque, sin verdaderas opciones de poder darle la vuelta a una eliminatoria que, a medida que transcurrían los tantos, se decantaba a favor del delantero de Bizkarreta.

Laso fue amo y señor del partido, pero a pesar de ello también tuvo que sufrir en algunos tantos por el empuje del goizuetarra, que no dio su brazo a torcer con facilidad. Lo intentó todo, pero le salieron pocas cosas. La diferencia en el marcador fue una losa muy pesada para él.

Laso disipó en un abrir y cerrar de ojos todas las dudas que traía desde casa. Desconocía cómo iba a responder su cuerpo en un duelo que prometía ser exigente a pesar de la diferencia de categoría y de juego entre ambos.

El de Bizkarreta comenzó a sentirse cómodo en la cancha, casi desde que la pelota se puso en juego. Poco a poco comenzó a mover a Salaberria de un lado a otro de la cancha. El goizuetarra tiró de piernas para llegar a las pelotas que Laso enviaba al ancho y al txoko, pero después dejaba pelota servida para que Laso acabase el tanto. Así, una y otra vez. Y, por si fuera poco, cometió algunos errores de bulto que allanaron el camino a la victoria a su rival. Tampoco hizo daño con el saque –acabó sin inaugurar su marcador con el disparo inicial–, lo que fue aprovechado por Laso para recuperar la iniciativa del juego y pasar a dominar.

Laso llegó al primer descanso con una jugosa renta a su favor (12-4) y sólo permitió que el goizuetarra sumara dos tantos más a su casillero. El primero gracias a una parada de zurda al txoko (16-5) y el segundo con una apertura (21-6). Ninguno más.

Laso acabó gustándose con el dos paredes, jugada con la que consiguió cuatro tantos y con la que puso el punto y final a un partido que no pasará a la historia por la diferencia entre el juego de uno y otro. El de Bizkarreta no lo tendrá tan fácil ante Peña.