San Sebastián
Martes, 3 de septiembre 2024, 02:00
Ekhi Irribarria disfruta en su casa de Arama de la conquista de la medalla de oro individual lograda en el Mundial sub-22 de Pamplona. El hermano pequeño de Iker Irribarria, exprofesional de Aspe y campeón Manomanista en 2016 y 2019 –fue el pelotari más ... joven en calarse la txapela más deseada del campo profesional con tan sólo 19 años– y también del Parejas en 2017, batió en la final por un contundente 10-1 al mexicano Fernando Medina, hijo del malogrado Momo Medina, que llegó a militar en su día en las filas de la extinta Asegarce.
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Tiene 19 años y cursa segundo de Ingeniería Mecánica en Ordizia, estudios que en su día completó también Iker. Comenzó a jugar a pelota siguiendo los pasos de su hermano. «Iba al frontón a verle jugar y se me pegó la afición a la pelota», recuerda. Sus primeros pelotazos los dio en Ordizia, pero poco después fichó por el Lapke, «donde había más nivel», puntualiza. Lleva siete años en la disciplina del club lazkaotarra.
Reconoce que «mi hermano Iker prefiere mantenerse al margen de mi carrera como pelotari, pero cuando le pido ayuda me la presta sin dudarlo. Procuro hacerle caso», bromea. Es diestro y reconoce que «me cuesta entrar de zurda, pero estoy mejorando a base de meter horas y horas entrenando en el frontón».
Jugó a fútbol antes de dedicarse de lleno a la pelota y también a baloncesto en Ordizia, donde jugaba de todo. «Era central y también mediocentro. Jugué primero en el Ordizia y luego un año en el Antiguoko antes de decidirme por la pelota. Era complicado compaginar ambos deportes». Seguidor de la Real – es primo de Aritz Elustondo– ha dejado de desplazarse a Donostia para ver los partidos del equipo blanquiazul. «Antes iba mucho más, pero ahora no tengo demasiado tiempo», proclama.
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Admite que «no sigo mucho a la Real, sé que no han empezado bien la temporada. El equipo ha tenido muchas bajas, se han ido jugadores importantes como Le Normad y Merino, pero aún así tienen un equipazo. Si siguen jugando con confianza llegarán los resultados aunque el comienzo haya sido difícil», afirma.
Ekhi Irribarria tiene aún fresca en su memoria su participación en el Mundial de la capital navarra. La conquista de la presea de oro no fue un camino de rosas. «Mikel Lana, el seleccionador de mano, que es de Irun, decidió que jugase yo el partido de cuartos contra Francia. Gané por 10-1 y 10-1, pero me costó a pesar de que el marcador parezca lo contrario. Luego, en la semifinal, lo hizo Mikel Amiano, que es de Irun. La final la jugué yo contra el mexicano Medina», aclara.
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«Salí tranquilo a la cancha –añade–, motivado y confiado en mis posibilidades. Creo que hice un buen partido, acabé con buenas sensaciones, pero no lo vi fácil en ningún momento. 'Momito' había demostrado en anteriores partidos que tenía golpe, juego e intención. Antes de comenzar la final no las tenía todas conmigo. No tenía claro cómo jugarle, pero salí a lo mío, sin pensar en el rival, sabiendo que iba a hacer mi juego. Fui siempre a lo seguro, sin hacer tonterías, a darle a la pelota hasta conseguir el tanto. Y así fui sumando uno tras otro hasta lograr la medalla de oro».
Ekhi la guarda a buen recaudo en casa. Aún no sabe dónde va a colocarla. «La pondré en un sitio bonito, donde se vea bien», adelanta. Esa presea pasará a formar parte de los galardones que acumula en su domicilio. «No creas que tengo muchos trofeos. De pequeño ganaba más que ahora. Llevo trece años jugando a pelota y medallas he ganado pocas. Txapelas sí, unas diez».
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La del Mundial de Pamplona es la que le ha hecho más ilusión ganar. «Es cierto, pero también ha habido otros campeonatos y torneos en los que también he acabado contento por llevarme a casa la txapela. Recuerdo una que gané en Amezketa en categoría promesas, pero no tiene tanta importancia como ésta», dice.
Irribarria señala que «mi me jor golpe es con la derecha, con la zurda tengo que mejorar muchas cosas aún. Estamos trabajando en ello. No estoy muy verde, pero tampoco ando tan bien como otros con esa mano».
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El menor de los hermanos de Arama no se plantea, de momento, su salto al profesionalismo. «No he firmado ningún precontrato con ninguna empresa. Me gustaría, como a todo chaval que empieza a jugar a pelota. El objetivo de todos los que llegamos a jugar a pelota es debutar y dar el salto algún día al profesionalismo, pero, de momento, sólo pienso en disfrutar de la pelota. Ganar la medalla de oro del Mundial es lo mejor que me ha pasado hasta ahora».
A su juicio, «lo mejor del Mundial han sido los amigos que he cho en la selección. No sólo de mano, sino también de cesta y de pala. Me lo he pasado en grande durante todo el campeonato. Me impresionó sobre todo Gonzalo Pérez, un palista de Pamplona. Hizo doblete a pala corta y paleta cuero».
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