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Aitor Elordi logró ayer en el Adarraga de Logroño el billete que quedaba libre para la final del Manomanista Promoción a costa de Javier ... Zabala. El delantero de Mallabia se jugará la txapela el sábado 25 en el Labrit de Pamplona contra el ezcarayense Darío Gómez. Aranguren y Zabala, perdedores de las semifinales, disputarán el partido por el tercer puesto la noche del viernes en Munitibar. Su victoria, justa a todas luces, impide una final plenamente riojana. Es la segunda esta temporada para el vizcaíno, que ya se impuso en la de Promoción de Parejas junto a su paisano Oier Etxebarria. Elordi quiere ponerle la guinda a un año redondo para sus intereses.
ELORDI
22
-
14
ZABALA
Tiempo de juego: 43 minutos y 39 segundos.
Pelotazos a buena: 210.
Tantos de saque: Elordi, 8. Zabala, 1.
Faltas de saque: Elordi, 1. Zabala, 0.
Tantos en juego: Elordi, 13. Zabala, 8.
Tantos perdidos: Elordi, 4. Zabala, 1.
Marcador: 6-0, 6-1, 11-1, 11-5, 12-5, 12-6, 16-6, 16-14 y 22-14.
Momios de salida: 100 a 80 a favor de Zabala. 60 a 100 por abajo.
Incidencias: pobrísima entrada en el Adarraga de Logroño. Un cuarto. 300 personas.
«Estoy muy contento, me ha salido un partido muy completo. He cogido ventaja al principio y eso era muy importante. Se me ha acercado a dos tantos en el 16-14, pero seguía enchufado. Le he hecho daño con el saque y aunque me ha faltado definición me he visto con confianza». Así definía el mallabiarra su quehacer en un Adarraga desangelado, en el que la afición local le dio la espalda a su pelotari.
Elordi marcó diferencias desde que la pelota se puso en juego. Le tocó el saque y por ahí comenzó a cimentar su victoria. Supo cruzarlo a la pared, impidiendo la entrada de Zabala con la zurda, su mejor mano. Para el 6-0 ya se había anotado cuatro tantos con el disparo inicial. El delantero logroñés era la viva imagen de la impotencia. No sabía por dónde le daba el aire. Le hubiese venido de perlas tener a alguien en la silla de botillero para aconsejarle y decirle lo que tenía que hacer, pero la nueva reglamentación de la Liga de Empresas lo impide. En casos como este se pone de manifiesto que la decisión no ha sido la correcta aunque a los pelotaris no les haya quedado otro remedio que aceptarla. Algunos lo han hecho a regañadientes, otros han preferido guardar silencio para evitarse problemas.
La renta fue aumentando paulatinamente hasta llegar a un contundente 11-1. Zabala, completamente a merced del contrario, no había sido capaz de hacer ningún tanto de cosecha propia. El único que subió a su casillero hasta ese momento fue gracias a un error de Elordi en el 6-1, cuando no pudo poner la pelota en el frontis con la zurda. Al riojano le pudo la presión. No lleva ni dos meses desde que dio el salto al campo profesional y todavía no se ha hecho al cambio de material.
Su empresa, Aspe, le brindó la oportunidad de disputar la previa del Manomanista de Primera ante Peio Etxeberria -si hubiese ganado habría jugado con los grandes sin necesidad de pasar por el cedazo del de Promoción-, pero no la aprovechó y regresó a su territorio natural, donde ahora mismo está su sitio. Pero partidos como el que cuajó ayer tampoco le sirven de experiencia.
No encontró su sitio en la cancha en ningún momento y Elordi jugó casi siempre a placer. Zabala tuvo que pedir el primero de sus dos descansos en el 11-2 después de que Elordi hubiese mandado la pelota al fleje izquierdo con la zurda. Era la única forma de frenar la sangría. Todavía no había hecho un tanto. Lo logró al siguiente con una parada al txoko de zurda al que siguió un derechazo soberbio y un nuevo error de Elordi (11-5).
Aitor Elordi, Aspe
Javier Zabala, Aspe
A pesar de ello, el de Mallabia siguió a lo suyo, sin perder el rumbo. El luminoso marcaba un 16-6 a su favor -dos tantos antes Zabala había vuelto a sentarse en el set de descanso para intentar aclarar sus ideas- cuando cometió falta de saque por tiro largo. Ese error le dio alas a Zabala, quien con una tacada de ocho tantos consecutivos se puso 16-14. Parecía que podía llegar la vuelta. Nada más lejos de la realidad. Elordi volvió a coger el mando y no permitió que su rival hiciese ningún tanto más. «He perdido la confianza al no restar los saques, tenía ganas de demostrar que podía jugar mano a mano. Solo he jugado tres partidos y dos han sido desastrosos», reconoció Zabala.
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