Hodei Exposito sale con nota del embolado

Algunos pelotazales calificaban como contraproducente programar el debut profesional de Hodei Exposito en un partido del Campeonato Promoción del Cuatro y Medio ante un rival como Jon Alberdi, finalista en 2019. «Una derrota puede pesar en su ánimo», aseguraban. No hubo tal. El de Astigarraga salió reforzado del supuesto embolado al ganar 13-22 al azpeitiarra en el Beotibar de Tolosa y convertirse en líder de su grupo a la conclusión de la primera jornada.

Jugó bien Exposito. Hizo gala de su aptitudes: una derecha potente, una postura idónea para sacar dentro de la jaula y capacidad ofensiva. Les añadió la dos paredes, que le proporcionó tres tantos. «Se nota la mano del maestro Juantxo», declaró en referencia a Koka, su mentor. Pasaron desapercibidas, o casi, debilidades como el resto de saque con la zurda –«me ha hecho daño en una fase», reconoció– y la irregularidad que le ha acompañado durante un buen tiempo en el campo aficionado.

Influyó en el desarrollo del encuentro una mala tarde de Jon Alberdi, irreconocible. Al parecer, sufre una pequeña fractura o fisura en un dedo de la mano izquierda que le ha tenido en ascuas a lo largo de la semana. Le cohibió en el Beotibar. Endeble al resto, le faltó carácter. El amor propio que le distingue debió quedarse esta vez en el caserío Arauntza.

Fue el colofón a una semana de fichajes de distinto sello. Hodei Exposito, cuya abuela es hermana del exmanista segurarra Pello Arrieta, ha debutado con Aspe, mientras Baiko ha anunciado la llegada de Martxel Iztueta a sus filas en noviembre.

Exposito tiene 23 años, la misma edad de Beñat Garmendia cuando en junio del año pasado la promotora de Eibar renunció a renovar el contrato al zaguero beasaindarra. Paradojas de la actual mano profesional. Más propia del inicio de una carrera que de su fin, se trata de una buena edad para dar el salto tras el pertinente fogueo en el campo aficionado, cada vez menos valorado en las empresas.

En la incorporación de Iztueta, de 18 años, sorprende la duración del contrato que ha firmado, para solo dos temporadas cuando una apuesta por alguien tan joven requiere tiempo y tranquilidad. La corta duración del acuerdo refleja asimismo el nulo temor a que en un futuro la empresa rival extienda los tentáculos hacia esta promesa. Jokin Altuna recaló en Aspe a los 18 años con un contrato para tres campañas y Jon Apezetxea firmó para cuatro con 17. Aunque no ha transcurrido una eternidad desde entonces, eran otros tiempos.

La paciencia ha dejado de considerarse virtud para convertirse en defecto. En la pelota y en otros ámbitos.