«El hueco de Olaizola y Bengoetxea lo llenarán otros pelotaris»
a la contra ·
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Alejado ya de los principales focos mediáticos, Abel Barriola (Leitza, 1978) vive una vida tranquila y familiar en Berriobeiti. Con todo, el que fuera campeón del Manomanista, del Parejas y del Cuatro y Medio no pierde detalle de lo que pasa en la pelota, porque ... sigue siendo su pasión. Ante los recientes anuncios de las retiradas de Olaizola y Bengoetxea, el leitzarra mira hacia adelante y subraya que «son cosas que hay que tomarse con naturalidad». Nos atiende vía telefónica en estas fechas tan frenéticas.
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- Eguberri on, Abel.
- Berdin!
- ¿Qué tal está? En Leitza el Covid-19 ha golpeado con fuerza últimamente.
- Sí, así es, pero yo ya no vivo en Leitza, aunque me suelo pasar mucho por allí siempre que puedo. Estoy en Berriobeiti. Lo que me han contado es que mucha gente ha estado confinada por un gran brote. La situación actual en todas partes es complicada, es una lástima.
- Y por lo demás, ¿está contento?
- Sí, sí. Soy padre de dos niñas. Ya sabe cómo va esto, si ellas están bien, yo soy feliz. Estamos viviendo momentos preciosos viendo cómo crecen y se hacen mayores poco a poco.
- ¿A qué se dedica ahora?
- Hago un poco de todo. Los quehaceres de la casa, echo una mano en la escuela de pelota de Larraun, soy comentarista en la televisión, y acabo de terminar un Grado Superior de Comercio Internacional. Ahora empieza la temporada de echar currículums. Estoy contento y con muchas ganas.
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- ¿Cómo está en estos momentos la pelota? Últimamente han pasado muchas cosas.
- Yo creo que la pelota es un reflejo de la sociedad. Estamos viviendo épocas difíciles, o raras, mejor dicho. No sabemos muy bien a dónde agarrarnos y hay mucha improvisación, pero eso está pasando en muchos ámbitos. Es cierto que lo de la huelga y los ERTE generaron situaciones complicadas. No voy a entrar en quién tenía razón o no. Al final se arreglaron.
- Entonces, ¿está bien?
- Sí, yo lo siento así. Ojo, me refiero a la pelota profesional, eh. Hay una base, o armadura, muy fuerte. No solo hablo de Euskadi, sino también de La Rioja o Castilla y León. La pelota va más allá del deporte, está arraigada en la sociedad. A esto jugaron nuestros padres y abuelos.
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- ¿Qué se ve en los frontones?
- Por suerte, de todo. Entre el público ves a los que han estado toda la vida, los de mediana edad y los jóvenes. Lo que sí se ha notado es que por la pandemia hay gente que no quiere ir ya ni a los partidos, ni a los bares, ni estadios...
- ¿Y la salud de la cantera?
- Ese es el gran reto que tiene la pelota por delante. La cantera ha vivido momentos complicados en los últimos meses, pero están regresando a la normalidad. Seguro que hay cosas que se pueden mejorar, como en todo, pero doy fe de que el trabajo que se hace en la base es enorme y muy duro. Hay que mimar mucho a esos niños y niñas que van a ser la base de este deporte dentro de 10 o 15 años.
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- A los más jóvenes les sigue gustando ir al frontón a jugar.
- ¡Claro! Los txikis se lo pasan genial jugando a pelota, eso no ha cambiado. Este deporte, como tantos otros, tiene algo intangible, que es que genera un ambiente sano, natural. Los chavales crean vínculos entre ellos. Eso no se ve, no se puede tocar, pero es algo bueno para la sociedad. El mejor psicólogo de un joven es rodearse de gente sana.
- Han dicho adiós recientemente Aimar Olaizola y Oinatz Bengoetxea. La pelota pierde a dos grandes referentes.
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- Sí, ¡pero esto es ley de vida! Hay que tomarse estas cosas con naturalidad. A mí también me da mucha pena que se retiren, porque han sido dos pelotaris impresionantes. Pero la pelota está por encima de todo y de todos, igual que el fútbol seguirá adelante cuando Messi y Cristiano cuelguen las botas. El hueco de Olaizola y Bengoetxea lo llenarán otros pelotaris, de eso no tengo ninguna duda.
- ¿Qué destacaría de cada uno?
- En primer lugar, quiero recalcar que los dos han marcado una época. Siempre que jugaban creaban expectación e ilusión entre la gente, y eso es lo que necesita la pelota. De Aimar Olaizola diría que ha sido un reloj suizo, siempre rayando lo excelente, con los altibajos que hemos tenido todos. De Oinatz Bengoetxea me quedo con una palabra para definirlo: creatividad.
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- ¿Confía en la nueva generación que viene?
- Absolutamente. Hay nivel, para mí es una muy buena hornada. Se me vienen varios nombres a la cabeza. Así, a bote pronto, Iñaki Artola, que nos tocó a todos la fibra sensible en la final del Manomanista. Tuvo mala suerte. Pero es que también están otros como Joseba Ezkurdia, Erik Jaka, Jokin Altuna, José Javier Zabaleta, Unai Laso, Danel Elezkano, etc. No me gusta dar nombres, porque seguro que me dejo a varios, pero esos son algunos de los más destacados. Cada uno tiene a su favorito, y eso es lo bonito de este deporte.
- ¿Cuál es el balance que hace del año 2021?
- Por suerte, ha habido muchas noticias positivas. En el Parejas ganaron Elezkano y Zabaleta, pero destacaría también el papel de Altuna y a Zabaleta. La temporada de Altuna es impresionante, no lo digo solo por las txapelas, sino por el nivel que ha dado durante todo el año. Jugar tanto como él durante tanto tiempo... es complicado. Y luego está Zabaleta, otro con una gran temporada. Es diferente, un zaguero que ha llegado a semis del Manomanista pero no es manomanista 100%, y que por parejas marca mucho las diferencias. Además, Unai Laso ha sido, para mí, un soplo de aire fresco. Nos ha sorprendido a todos tanto a nivel físico como técnicamente. Se le ha visto más maduro.
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