La cardióloga Uxua Idiazábal junto al expelotari Juan Martínez de Irujo J. P. Urdioz
Pelota

Irujo recuerda el día que tuvo que dejar la pelota: «Me has jodido la carrera, pero me has salvado la vida»

El de Ibero recuerda aquel fatídico día de 2016 en el que le diagnosticaron una cardiopatía que, diez meses después, le obligó dejar la pelota profesional. «Le dije a la cardióloga, ¿todo bien? No me quería responder»

B. Bernarte

Miércoles, 15 de febrero 2023, 14:22

«Entrenaba todos los días al 120% y me sentía bien. Estaba, aparentemente, sano hasta que fui a una consulta rutinaria con la cardióloga Uxua Idiazábal. Me estaba haciendo alguna prueba y le dije qué ¿todo bien, no? No me quería contestar. Ahí empezó todo. Tuve que pasar un episodio de muchas pruebas y más vale que las hice porque sino, no podría estar hablando aquí. Me parecía que estaba sano pero cualquier día me podía haber dado un batacazo al corazón y no contarlo más. Cuando lo piensas fríamente dices: Gracias Uxua. Me has jodido la carrera, pero me has salvado la vida». Este testimonio tan contundente es de Juan Martínez de Irujo (Ibero, 1981), que fue el protagonista de la presentación del programa de prevención de la muerte súbita en el deporte que se mostró ayer en el Centro de Estudios, Investigación y Medicina del Deporte (CEIMD), como publica Diario de Navarra. La cita coincidió con el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas, una afección que apartó al pelotari de los frontones hace ya cinco años.

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Entrenaba todos los días al 120% y me sentía bien. Estaba, aparentemente, sano hasta que fui a una consulta rutinaria con la cardióloga Uxua Idiazábal. Me estaba haciendo alguna prueba y le dije qué ¿todo bien, no? No me quería contestar. Ahí empezó todo. Tuve que pasar un episodio de muchas pruebas y más vale que las hice porque sino, no podría estar hablando aquí. Me parecía que estaba sano pero cualquier día me podía haber dado un batacazo al corazón y no contarlo más. Cuando lo piensas fríamente dices: Gracias Uxua. Me has jodido la carrera, pero me has salvado la vida». Este testimonio tan contundente es de Juan Martínez de Irujo (Ibero, 1981), que fue el protagonista de la presentación del programa de prevención de la muerte súbita en el deporte que se mostró ayer en el Centro de Estudios, Investigación y Medicina del Deporte (CEIMD). La cita coincidió con el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas, una afección que apartó al pelotari de los frontones hace ya cinco años.

Todo ocurrió de forma precipitada un 13 de julio de 2016, en plenos Sanfermines. La empresa Aspe convocó de urgencia a los medios de comunicación a las 12 horas en el Hotel Tres Reyes. La noticia tenía que ser de impacto. Y así fue. Al de Ibero se le había diagnosticado una patología cardíaca que le impedía seguir jugando. ¿Hasta cuándo? ¿Era la retirada definitiva? No se dieron plazos ni fechas, lo cierto es que nunca más jugó un partido oficial. «Estuvimos meses debatiendo qué hacer. A mí me parecía súper difícil, pero fue una toma de decisiones conjunta que nos llevó, de verdad, mucho tiempo. De hecho igual no hubiese pasado nada, pero si pasara...», reconoce la cardióloga Idiazábal que siguió todo el proceso junto al navarro.

«La pelota de no seguir se iba haciendo más grande porque, cada vez, el diagnóstico era más claro. Hablé con mi familia, con Uxua y más cardiólogos. Me dijeron 'déjalo'. Fue entonces cuando me derrumbé y me pegué una llorera terrible», se sinceró el campeón.

Con cinco txapelas del Manomanista, otras tantas del Campeonato de Parejas y tres del Cuatro y Medio la vida del navarro dio un giro brusco e inesperado. Una rutinaria prueba de esfuerzo que cambió su vida para siempre. Pasaron más de 10 meses hasta que Irujo tomó la decisión de retirarse. «Dije qué voy a hacer yo ahora si no sé hacer otra cosa más que jugar a pelota... Pronto le di la vuelta. Tenía 35 años, dos hijas y una mujer. Una familia estupenda con los que seguir viviendo la vida. Lo asumí muy rápido. Toqué suelo y fui para arriba», explica ante un atento pabellón del CEIMD.

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«Mierda, pero si no me gusta correr»

El gusanillo de ponerse los tacos debía parar, pero no así el deporte. Los servicios médicos le indicaron una serie de pautas a seguir. La cancha del Labrit o el Bizkaia no estaban en su nueva hoja de ruta. «El deportista lo es toda la vida y nunca puede estar parado. Vale, no podía hacer pelota. ¿Qué puedo hacer? Me dijeron que correr, mierda no me gusta correr -risas-. Me aconsejaron deporte aeróbico. Ahora salgo a correr, a pasear, con la bici... Algún día voy al frontón con los amigos, pero me vigilo el pulsómetro. Fue duro, pero hay que continuar», expone.

La charla finalizó con el agradecimiento de Diego Reyero, director del CEIMD. «Fuiste valiente jugando y lo eres a día de hoy al contar todo. El deporte fue tu vida, te pasó esto y tomaste la mejor decisión», concluyó.

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