San Sebastián
Viernes, 3 de marzo 2023, 01:00
«No entiendo mi carrera como pelotari sin la figura de Irribarria». La afirmación de Jokin Altuna suena tan contundente como real. Nacidos ambos en 1996, durante veinte años han sido lo mismo rivales que compañeros, primero en el club Zazpi Iturri y ... después en Aspe. «No solo hemos coincidido en profesionales, sino en todo nuestro periodo de formación».
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El adiós de Irribarria deja un hueco en la futura trayectoria de Altuna III. El amezketarra señala que «Iker llevaba alrededor de un año con el tema de la rodilla. Viene de atrás. Al principio nos extrañaba que no viniera a los entrenamientos. Él mismo nos dijo que era debido a los dolores en la rodilla. Estábamos al corriente».
«Tenía siete años la primera vez que oí hablar de Iker», relata Jokin Altuna. «Un aficionado de Amezketa me dijo que en Ordizia había un pelotari muy bueno de mi edad. Al poco tiempo empezamos a encontrarnos en finales. Era Iker».
«Irribarria estaba en el Txapagain de Ordizia con Polo y llegó al Zazpi Iturri de Amezketa con 15 años, si no recuerdo mal», apunta Altuna. «No fueron aquellos nuestros primeros entrenamientos juntos. Durante una época iba yo a Ordizia porque faltaban pelotaris de mi edad en nuestro club. Buscábamos compañeros de nivel. Yo ensayaba los lunes en Amezketa y los miércoles en Ordizia».
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No coincidían solo como rivales. También jugaban juntos. «Gané mi primera txapela con Iker en Burlada. Disputamos la final contra Asier Agirre, delantero de Baiko, e Iker Espinal, destacado manista aficionado que en octubre se impuso en el Mundial de frontball. Éramos unos niños. Irribarria y Espinal jugaban cerca de la pared; Agirre y yo cuidábamos el ancho».
Juntos se impusieron en el Torneo Berria por equipos. Ejercía Irribarria de zaguero. «Enseguida le cogió el truco a la posición de delantero. Ha existido una larga rivalidad entre ambos, pero siempre hemos mantenido una buena relación. Crecimos juntos como pelotaris».
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Altuna tiene presente que «a las sesiones con el Zazpi Iturri en Amezketa venía Iker acompañado sobre todo de su abuelo. Le ayudaba mucho. La imagen de su padre la ligo más a los partidos».
Ambos sufrieron problemas físicos. «Me hospitalizaron por un neumotórax. Me dejó una buena paliza», rememora el amezketarra. «Más grave fue lo de Iker. Le operaron de la mano con 17 años. Todavía dedica cuidados a la cicatriz que le dejó la intervención».
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Transcurrieron nueve meses entre el debut como profesional de Jokin Altuna, el 24 de junio de 2014, y el de Iker Irribarria, consumado el 22 de marzo de 2015. Ambos se enrolaron en Aspe. «Sin embargo, la irrupción de Iker en una gran competición fue anterior a la mía», puntualiza el amezketarra. «Jugó y ganó la final del Manomanista en 2016. Unos meses después llegué yo a la primera del Cuatro y Medio».
El excelente rendimiento de Irribarria al máximo nivel influyó en la mentalidad de Altuna III. «En los grandes campeonatos destacaban Aimar, Irujo, Oinatz y Urrutikoetxea. Aunque me puse a jugar estelares pronto, no sentía la presión de competir con ellos. Llegó Iker y derribó la puerta. Primera participación en el Manomanista y campeón a los 19 años. Un pelotari de mi generación... Inesperado. Verle imponerse de aquella manera me hizo pensar que yo mismo podía aspirar a las txapelas, algo que hasta entonces ni se me pasaba por la cabeza».
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Ha hablado Iker Irribarria de las dificultades para gestionar el éxito a tan temprana edad. «Le comprendo», dice Jokin. «Me sucedió con 22 años, cuando gané por primera vez el Manomanista. Estaba obsesionado con la victoria, como obligado a ganar. Aquel año no me sentí a gusto en el día a día. Ser campeón muy joven tiene un lado bueno y otro malo. Tú mismo debes buscar las herramientas para gestionar lo que pasa por tu cabeza. Ser campeón con 25 o 26 años es distinto a serlo con 19 o 20».
La eliminatoria del Manomanista de 2019 que Iker Irribarria y Jokin Altuna dirimieron en el Atano III forma parte de la historia de ambos. Pero hay más episodios. El amezketarra recopila un par de ellos. «Por ejemplo, uno en el torneo del cuatro y medio de Elgeta. Éramos cadetes. Teníamos 15 años y coincidimos en semifinales. Iker ganaba todo y era favorito. Yo tenía menos fuerza que él. Gané y me llevé una alegría terrible. Tampoco he olvidado una final en Zizur con solo 9 años. Se impuso Iker. Cómo lloré aquel día...».
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La demanda de entradas ha sido alta desde el momento en el que Irribarria y Aspe anunciaron la despedida del pelotari el sábado 4, mañana, en el Atano III de Donostia. El número de reservas ronda ya las 1.500. Quedan a la venta 167 localidades, de las que solo 13 son canchas y 22 pertenecen al lateral del primer piso. El resto corresponden al rebote. Irribarria formará pareja con Zabaleta en el estelar para medirse a Altuna III y Martija.
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