El Campeonato de Parejas más concurrido de la historia ya es historia. Hubo épocas en las que acudía más gente a los frontones, pero en ... aquellos tiempos no existía esta competición o su duración era corta. Si el éxito se mide en números, la presente edición da la razón a quienes defienden este formato de cuatro meses y se la quita a quienes lo tachan de demasiado largo. Excepción hecha de la primera jornada de la liguilla de semifinales, programada en el Bizkaia y en el Ogueta el fin de semana de carnavales, la respuesta de los pelotazales ha estado incluso por encima de las expectativas más optimistas.

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En lo referente a la pugna deportiva, la racha de Aspe en esta competición parece no tener fin: noveno título consecutivo de sus representantes. Parecía que Baiko lo tenía todo a su favor. Dos de las cuatro parejas de la promotora de Eibar eliminadas en la primera fase; Zabaleta, fuera en los playoff; superioridad de la promotora vizcaína en la liguilla de semifinales por tres a uno. Ni por esas.

Ahora bien, más allá de la alegría lógica, harán bien los de Aspe en no despistarse. La presente edición ha confirmado lo barruntado en la anterior. El dominio general de Aspe sobre Baiko ya no es tal. Al margen de cuál es la dupla vencedora, el balance en los duelos directos entre empresas ha favorecido a los representantes de la empresa bilbaína por 20-18. Por primera vez desde que en 2017 diera comienzo la racha, han aparecido síntomas preocupantes que ni siquiera la formidable actuación de Ezkurdia y Rezusta esconde.

La necesidad de encontrar relevo en la zaga es patente, inequívoca. Los delanteros designados para recoger el lógico testigo de los maduros no acaban de funcionar como se esperaba de ellos, lo que refuerza el concurso de Ezkurdia, pieza imprescindible en el engranaje de la promotora de Eibar mientras nadie demuestre lo contrario.

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