Laso e Imaz ganan 20-22 la final de Bilbao a Altuna III y Martija

Laso e Imaz, ganadores a la postre por un ajustado 20-22, habían tomado nueve tantos de ventaja en el 8-17 y dominaban con autoridad el peloteo y el juego. Pero sobre la cancha había un pelotari de nombre Jokin Altuna, acompañado de otra roca llamada Julen Martija, y volvió a confirmarse que la mayoría de las veces nada es fácil para los rivales cuando tienen enfrente el amezketarra. Al final dieron 734 pelotazos a buena en 85 minutos, casi hora y media. Si cobraran por pelotazo, millonarios.

Tardó Altuna III en calentar el motor y engrasar las bisagras. «He empezado muy frío», reconoció. «No he hecho daño y nos han dominado». Durante el noventa por ciento del tiempo hasta el el 8-17, la colocación de los cuatro pelotaris apenas varió. Laso era el más cercano al frontis; unos metros detrás, Altuna; a su espalda, Imaz; y al fondo, Martija. Gracias a esa ubicación, consecuencia de que primaba su pegada, la pareja de Baiko llevó la iniciativa y puso el ritmo. Los de Aspe iban a remolque.

Argumentar que le faltó frescura a Altuna en su sexto partido en ocho días es la justificación más sencilla. Sin embargo, el final del encuentro contradice esa afirmación porque el campeón manomanista jugó con más chispa al final que al inicio. «He tenido mis mejores sensaciones en los últimos tantos», indicó. También es cierto que la respuesta del cuerpo ante semejante suma de esfuerzos es indescifrable. Nunca sabes de antemano cuándo llega el momento de euforia o de bajón.

Dos dejadas de Altuna III, una de zurda al txoko (9-17) y otra magistral de derecha al ancho (10-17), empezaron a cambiar el signo del encuentro. Al cobijo de la inspiración y del gas de su delantero, Martija adelantó unos metros su lugar en la cancha y por fin enseñó la espalda a Imaz, al que la pelota le salió de la derecha más rápida que al de Etxeberri. Falló dos tantos el oiartzuarra nada más empezar. Luego fue el zaguero fino y trabajador al que ha acostumbrado al pelotazale.

Altuna III y Martija limaron la desventaja a base de constancia, trabajo, remates y algún que otro error de Laso. La final estaba de nuevo abierta con el 18-19. También con el 20-21 después de que el amezketarra conectara dos ganchos tras el crítico 18-21, consecuencia de su cuarta y última chapa de ayer. Por contra, Laso, designado mejor pelotari de la final, cobró un par de ganchos milimétricos y otro botó dentro por centímetros. Además, estuvo de su lado la decisión del juez en el saque del 3-4, falta por corto según demostraron las imágenes de televisión. A veces para bien y otras para mal, todo cuenta.