Mirar abajo para terminar arriba

La aparición de Irribarria y Altuna III para tomar el testigo de Martínez de Irujo, Olaizola II, Titín III y compañía comienza a quedar lejana. La posterior de Laso también se asentó con el paso del tiempo, como la de Mariezkurrena II. Asoman Zabala y Larrazabal. La progresión de Senar llama la atención. Prometen Eskuza y Gabirondo, pero todo requiere su tiempo.

Mientras tanto, no queda otra que mirar al campo aficionado y reparar en el trabajo de los clubes y de los organizadores de torneos. La pelota carece del recurso de los fichajes externos. Los posibles reemplazos están en casa, en ningún otro lugar.

Un año más, y van 32 ediciones, las finales del Torneo Abanca Bankoa-DV suponen una excelente oportunidad para echar un vistazo a lo que puede deparar el futuro. La cita es este sábado a partir de las 11.00 horas en el frontón Beloki de Zumarraga, sede de un menú de tres platos en el que si bien importa el conjunto, los detalles y las actuaciones individuales cobran especial relevancia.

La incorporación en 2018 de la modalidad del cuatro y medio para las pelotaris significa una adecuación a los nuevos tiempos y un aliciente añadido para quienes se acercan al frontón. En este caso aporta además un pulso generacional. Amaia Aldai disputa su quinta final consecutiva desde 2019 en pos del tercer título. Ganó en 2019 y 2022. Se enfrenta esta vez a Goiuri Zabaleta, savia nueva a sus 15 años.

Por los límites de edad que establece el reglamento con un máximo de 24 años, Aldai no podrá participar en la edición de 2025. Seguro que quiere despedirse con un triunfo. Zabaleta llega por primera vez a la final con la sana intención de doblegar de nuevo a la vizcaína, tal y como consiguió hace dos semanas en el Master Cup. El saque ha sido fundamental hasta ahora, ya que las participantes se han castigado mutuamente con el primer pelotazo. Acertar al resto es condición indispensable para aspirar al triunfo y para poner los mimbres de un buen espectáculo.

El encuentro de parejas de los promesas matendrá la temperatura. Protagonistas de 17 y 18 años, juventud que llama a la puerta. Juveniles o séniors de nuevo cuño, varios alternan ya con lo más granado del campo aficionado.

Oihan Etxeberria y Oier Elorz cuentan con cierto favoritismo sobre el papel. Seguramente por consistencia. Fortachón el delantero oiartzuarra, poseedor de una volea potente y capacidad de definición, el zaguero zurdo de Zaratamo -hijo de un exprofesional- aporta solidez y mayor pegada de la que aparenta su cuerpo, todavía sin hacer del todo. En cuanto le vean soltar un pelotazo de izquierda despejarán cualquier duda sobre su fortaleza. La posee para su edad.

Unax Ramirez, vizcaíno de Leioa, y Endika Santesteban, navarro de Zubieta, tirarán de potencia para frenar a los oponentes. El delantero ha hecho daño con el saque en sus dos actuaciones. Le falta variedad a la hora de dibujar jugadas. El zaguero, robusto, pone lejos la pelota con los dos brazos, entre los que destaca el izquierdo. Lo maneja bien en la postura de arriba.

Quedará para el cierre el plato fuerte, la final sénior entre Ekhi Irribarria-Bernaola y Beñat Apezetxea-Cuairan, ganadores de dos eliminatorias los primeros y de tres los segundos. Cuesta decantarse a priori por una de las dos. Pesa la exhibición de Cuairan en la semifinal. También la victoria de Irribarria y Bernaola en semifinales sobre Rekalde y Loza, principales favoritos sobre el papel.

Beñat Apezetxea apunta que Ekhi Irribarria, con quien compartió selección en el Mundial sub-22, le da «con la derecha como si tuviera una pala». El de Arama deberá sacar lo mejor de sí mismo para acompañar en el palmarés diez años después a su hermano Iker, doble campeón manomanista después.