Beñat Rezusta restituye la fe en el zaguero

Anoche en el Igarondo de Idiazabal, Beñat Rezusta pasó por encima de Danel Elezkano para acceder a su segunda semifinal en la competición reina. Jugó la anterior en 2017, hace cuatro años. Desde aquella gran semifinal perdida ante Irribarria en el Astelena de Eibar, las dudas sobre sus aptitudes para la disciplina habían pesado más que las certezas. Dos episodios han bastado para inclinar la balanza al otro lado.

No fue un 8-22 cualquiera. Basta con escuchar a Elezkano II para entender lo sucedido: «Me ha pasado por encima. Me veía bien, pero Beñat ha pegado mucho y desde tan atrás no hay nada que hacer». Buscaba el de Zaratamo su cuarta semifinal consecutiva en el Manomanista, un torneo que le había dado alegrías y consolidado su cartel. El contrario no le dio opción.

Desplegó Rezusta un plan similar al que le había dado el triunfo ante Bengoetxea VI cinco días antes. Sacó más corto, quizá para obligar a restar a bote a Elezkano II en la medida de lo posible. Incluso cometió una falta de saque en el 2-4 por el afán de ajustar la pelota a la raya del cuatro. Para entonces la frescura de su zurda empezaba a quedar patente, así como su desparpajo para lanzar la dos paredes y la dejada.

Los primeros restos del zaguero zurdo de Bergara dejaron ver que iba a buscar los pies y la derecha del oponente para impedir su remate de aire. Se atrevió Rezusta con un gancho en el 2-5, rebasó a Elezkano II con un besagain eléctrico en el 2-6 y corrió hacia atrás para cruzar un zurdazo fenomenal a la pared izquierda en el 2-9. Vaya físico.

Rezusta había entrado en ebullición. La preocupación derivada de su rendimiento en el último Campeonato de Parejas parece haber pasado a mejor vida. Esa izquierda continúa intacta. Quizá su prematura eliminación en el playoff le ha dado tiempo para prepararse como es debido, como le habría gustado en años anteriores. «Esto da la vuelta en poco tiempo», señaló tras la victoria.

Tras un resto de volea con el 4-9, el bergararra puso la directa. Una tacada de once tantos hasta el 4-20 dinamitó la moral de Danel Elezkano, alicaído por momentos. Recuperado por fin el saque, maquilló ligeramente el marcador, sin llegar a las dos cifras.

«¿Yo candidato a la txapela? Esas son palabras mayores», contestó el primer semifinalista, feliz por el resultado y también por gozar así de zurda. Espera el próximo sábado en el Labrit al ganador del Urrutikoetxea-Artola de mañana en el Bizkaia de Bilbao. De momento restituye la fe en el zaguero. No es poco ante tanta incredulidad.