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Dice el refranero, que suele estar sustentado en la sabiduría popular, que quien da primero, da dos veces. Y no se equivoca si lo aplicamos ... a las liguillas del Manomanista ya que ganar el primer partido suele conllevar la posterior clasificación. Así ha sucedido en el 80% de las ocasiones. Dieciséis de los veinte pelotaris que lograron estrenarse con un triunfo accedieron más tarde a las semifinales o a la final, porque la actual liguilla es de cuartos de final, pero en 2003 y 2004 se disputaron sendas liguillas de semifinales.
En 2003 se implantó por vez primera una liguilla de semifinales –también hubo una de descenso– y en la primera jornada Olaizola II venció a Barriola (22-2), mientras que Beloki hizo lo propio ante Patxi Ruiz (22-12). El de Goizueta sí logró clasificarse para la final, pero no así el de Burlada, que perdió ante Olaizola II y Barriola por el mismo marcador:22-21. Su lugar lo ocupó Patxi Ruiz, verdugo de Barriola y Olaizola II, al que volvería a ganar en la final.
Se repitió ese formato en la edición siguiente en la que Irujo venció a Xala (22-15) y Olaizola II se anotó el triunfo al no poder jugar Eugi debido a una gastroenteritis producida por unas fresas con nata. El delantero de Ibero alcanzó la final, pero no así Aimar, que perdió ante Irujo y un Xala que llegó a la final pero no logró calarse la txapela.
Jokin Altuna
El formato de liguilla dejaría de instaurarse hasta que se recuperó en 2010, si bien desde entonces se convirtió en una liguilla de cuartos de final con dos grupos de cuatro pelotaris. En aquella primera edición, Irujo y Olaizola I ganaron los dos primeros partidos de su grupo, alcanzando ambos las semifinales, lo que también hicieron Xala y Patxi Ruiz en el suyo. Una rotura del ligamento cruzado de la rodilla de Aimar Olaizola en la primera jornada y una posterior lesión de Xala deslucieron el torneo y provocaron que se volviera al formato de eliminatorias.
Hasta 2022. Ese año Aspe y Baiko optaron por recuperar el formato de liguilla de cuartos de final, un sistema que se había querido volver a poner en marcha en 2020 pero que la pandemia dejó en standby. La idea de las empresas era trasladar al Manomanista la fórmula que les había funcionado con éxito en el Cuatro y Medio, pero las apreturas del calendario de ese año y el siguiente les empujaron a mantener el sistema de eliminatorias tradicional en la competición reina.
En ese 2022 volvió a ponerse en marcha, aunque con una diferencia sustancial que generó no pocas críticas, ya que hasta entonces los partidos se programaban cada quince días y en esta ocasión serían semanales. Inaxio Errandonea, director comercial de Aspe, argumentaba para explicar la recuperación de este formato que existía «un grupo de seis, siete u ocho pelotaris capaces de ganar la txapela y la liguilla ofrece la oportunidad de ver los enfrentamientos entre ellos», evitando así que algunos pelotaris con fuerte tirón entre el público cayesen a las primeras de cambio.
Tanto en esa edición de 2022 como en la siguiente, los cuatro ganadores de la primera jornada lograron su clasificación para semifinales. No así el pasado año.
La edición de 2024 fue la más rompedora ya que de los cuatro vencedores de la primera jornada solo Artola y Laso lograron su clasificación. En lugar de Elordi entró Zabala y por Darío se clasificó Altuna III, a la postre campeón. Él mejor que nadie sabe de la importancia de comenzar ganando. «Sin duda el primer partido de la liguilla es el más importante. Si pierdes el primero ya no lo tienes en tu mano. Puede pasar que luego ganes los dos y aún así te quedes fuera. El primer partido vale lo mismo que los siguientes, pero este punto es muy importante».
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