La frase es de Grace Murray Hopper, científica de la computación y militar estadounidense con grado de contraalmirante. «Un barco en el puerto es seguro, pero no es para eso para lo que se construyen las naves. Navegad en el mar y haced cosas nuevas». Vale para la apuesta de las empresas con el Manomanista de 2022. Quizá lo más seguro era conservar el anterior formato, el clásico, con sus aciertos y sus limitaciones. A pesar de que aumenta el riesgo de tempestad, han optado por surcar mares y océanos desconocidos, al menos hasta cierto punto. En momentos de crisis hay que elegir entre guarecerse o arriesgar. La lista de participantes invita a probar.

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Creer que todo saldrá redondo, que veremos dos o tres partidos espectaculares por semana o que nadie caerá lesionado es cerrar los ojos ante la realidad. Habrá que salvar obstáculos. Como siempre. Eso no es nuevo en la pelota.

Ahora bien, apoyar este cambio no significa que los contraalmirantes de la flota apliquen el ordeno y mando, aunque sean ellos quienes llevan el timón. El plan exige un sacrificio de los marineros, de los pelotaris en este caso, y es imprescindible escucharles. Algunas fases del calendario están sobrecargadas, disponer de dos semanas entre partido y partido podría ayudar a mejorar el espectáculo. Es época de responsabilidades compartidas.

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