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Después de ocho jornadas de calma en el Campeonato de Parejas con respecto al material, ayer saltó la liebre. Y lo hizo por partida doble. ... Primero fueron Altuna III y Martija en el Bizkaia de Bilbao. Después, Bengoetxea VI en el Astelena de Eibar. Las quejas forman parte de la historia de la pelota. Son algo cíclico. Le dan bixigarri a los partidos, aumentan su interés. Los pelotazales más veteranos se acuerdan aún de las pelotas cuadradas de Oskar Lasa, que botaban hacia adelante, de los troncomóviles de Fernando Goñi o de las sonadas pugnas con el cestaño entre Irujo y Olaizola. Los tiempos han cambiado, la pelota también, pero eso no quiere decir que vayan a desaparecer. Solo hace falta que alguien, con mayor o menor peso en cada empresa, avive la llama para que se produzca el incendio.
Y esta prendió en el Bizkaia de Bilbao, donde Altuna III y Martija no quedaron conformes con el lote separado por Olaizola II y Albisu para su duelo del sábado. Concretamente con una de las pelotas, más baja que el resto. «Una parece un balón al cogerla, es blanca, muy grande. Cuesta darle y a la hora de botar se queda más que otras. Habrá que ver qué sucede en el partido, pero nos preocupa sobre todo viendo a la pareja que tenemos enfrente. Creo que la habrán escogido para intentar darle lo más atrás que puedan y luego entrar al remate». El zaguero de Etxeberri respaldó sus palabras.
Horas después el amezketarra, sincero, sin segundas intenciones ni ánimo de entrar en ninguna disputa, señaló que «he dicho lo que pensaba, lo de los balones ya se lo había oído comentar a gente que ha jugado a pelota antes. Nunca ha salido de mi boca ninguna palabra en contra del material. Las otras cinco son muy parecidas, pero esa es baja. Da la sensación de que anda poco en el suelo y cuesta moverla. Depende de cómo se desarrolle el partido quizás nos veamos obligados a utilizarla, ya ha pasado otras veces. Acabas jugando con una pelota que en principio no era de tu agrado, pero no creo que la usemos».
Aimar Olaizola, fiel a su costumbre, no quiso entrar al trapo. El goizuetarra se limitó a decir que «son pelotas bonitas y adecuadas para este frontón. Nosotros nos hemos quedado a gusto, no hay ningún problema. Lo importante es que no haya ninguna pelota más viva que el resto ni otra demasiado baja. A primera vista, las de Altuna III y Martija parecen un poco más vivas que las nuestras, pero el sábado no habrá mucha diferencia».
Dos horas y media después, en el Astelena de Eibar, fue Oinatz Bengoetxea quien mostró su disconformidad con el lote separado por Irribarria, quien de nuevo tuvo que elegir en solitario por la ausencia de Zabaleta, en periodo de exámenes. «Sus pelotas siguen siendo demasiado vivas. Son los mayores pegadores del campeonato, por lo que va a estar complicado ganarles el domingo». Pero al leitzarra tampoco le gustaron las presentadas por su propia empresa. «Buscaba un material de toque, como otras veces, y hoy no lo hemos encontrado. No he terminado contento, pero así está el asunto. No es una queja. Dije que este año no iba a hacerlo, pero es mi opinión».
Irribarria también hizo pública su versión. «No creo que haya material vivo. Aquí cada uno busca lo que le conviene. Las pelotas de Bengoetxea y Ander Imaz andan más por el suelo, es un material ideal para el juego que practican. Nosotros tenemos nuestro material, no creo que sea excesivo, pero cada uno tiene su punto de vista».
A medida que avance el campeonato y de que las victorias adquieran mayor trascendencia, estos episodios volverán a sucederse. Resultaba inusual que no se hubiesen producido hasta ahora. No será la última vez que hablemos de ello.
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