De la negativa de Retegi II al tira y afloja de Bakaikoa con el juez

En el tanto anterior, Bakaikoa había tratado de devolver sin éxito una volea de Egiguren V envenenada en la pared izquierda. No consiguió levantar la pelota, golpeó el colchón que hay debajo de la chapa en el frontón Bizkaia y terminó a poca distancia del frontis. Ninguno de los dos pelotaris –el más cercano era Bakaikoa– se dirigió a recogerla.

Llegó el momento de iniciar el siguiente tanto y faltaba la pelota. El juez no fue a por ella para tirarla atrás. Tampoco Bakaikoa, por cuyas manos debía pasar antes de que Egiguren V efectuara el saque. Ante esta tesitura se produjo un tira y afloja entre Koldo Cuñado y el delantero de Etxarri, que tras cruzar miradas con Koldo Cuñado fue quien finalmente recogió la pelota del suelo. Posteriormente, Unai Laso, botillero de Bakaikoa en ese partido, también habló con el juez, quien no dio el brazo a torcer. En realidad, tampoco hubo tirantez preocupante.

Aunque el reglamento no contempla quién es el encargado de levantar la pelota del suelo, el criterío de la cercanía prevalece habitualmente. Más de una vez hemos visto a los jueces acercarse al txoko o al ancho para devolverla a su sitio si un pelotari no se ha hecho cargo de ella. Tampoco es obligación del juez pasar la mopa, responsabilidad del organizador, pero más de una vez asumen la tarea. Prima el sentido común.

Ahora bien, no es la primera vez que la recogida de la pelota provoca momentos de tensión. El exmanista Juan Mari Juaristi 'Atano XIII', posteriormente seleccionador de material, fue protagonista involuntario de uno de ellos. «Ocurrió en el Astelena de Eibar, durante el homenaje a Intxaurrondo, canchero del frontón. Diría que fue a finales de la década de los 70 o primeros de los 80, pero no sé la fecha exacta. Yo jugaba de zaguero de Retegi II frente a Oreja III y Galarza III».

El azkoitiarra inicia el relato de los hechos. «Disputamos un tanto muy duro. Al acabar, Julián Retegi arrojó la pelota con fuerza en un gesto de enfado. Yo estaba cansado y accedí al vestuario por el lado del rebote. Entonces no hacía falta pedir permiso para abandonar la cancha. Tomé un trago de agua. Mientras me dirigía hacia el frontis por el pasillo que hay debajo del primer piso para volver a la cancha justo por el lado contrario al que entré, me di cuenta de que la gente silbaba. Pasaba algo, pero no sabía qué».

De vuelta a la cancha, vio la pelota cerca del frontis. «Mi instinto me empujó a cogerla. De repente, para mi sorpresa, vi que Pedro Mari Iriondo, el juez de centro, venía hacia mí enfadado. Me ordenó dejar la pelota donde estaba. Poco a poco me fui dando cuenta de lo que sucedía. Como Retegi II había tirado la pelota al suelo, le había ordenado a él recogerla».

«Estuvimos un buen rato así», evoca Atano XIII. «En primera instancia Julián no había hecho caso al juez. El partido no se reanudaba. La gente se impacientó y silbaba. La bronca iba a más. Hasta que finalmente Retegi II fue a recoger la pelota».

Historias de la pelota.