Ezkurdia descolla en un estreno con mayúsculas

Joseba Ezkurdia firmó este sábado en el Labrit de Pamplona una de esas actuaciones que ayudan a un pelotari a situarse en una dimensión estelar. Su omnipresente figura recordó por momentos a la de Juan Martínez de Irujo, su mentor. En un compromiso de máxima exigencia, en un estreno de la liguilla de semifinales con mayúsculas, demostró personalidad y juego. Descolló dentro de un nivel general alto, muy alto.

El campeón del Cuatro y Medio agarró al partido por la pechera. El día de la elección de material subrayó la necesidad de incomodar a Zabaleta, de impedirle pelotear desde el cinco. Dicho y hecho. El de Arbizu atacó indistintamente de gancho y de volea. En largo y en corto. Retrasó unos metros su posición para entrar en contacto con la pelota e imponer el ritmo que le interesaba. Sin tregua, sin descanso. Hay que estar muy bien preparado para semejante despliegue. Desplazó de su zona de confort a Jaka y, en consecuencia, obligó a Zabaleta a moverse, a recorrer metros, lo que siempre acarrea un desgaste físico y la pérdida de frescura en los brazos.

Por ahí comienza a entenderse el menor protagonismo del zaguero de Etxarren en el peloteo. Le vimos por detrás de la raya del siete en más ocasiones de las convientes para su plan. También Julen Martija encontró la pared izquierda con frecuencia.

Acompañó Ezkurdia su protagonismo indudable en el peloteo con remates certeros. Nunca destacará a la hora de manejar la puntilla, pero domina otras suertes. Encadenó ganchos con paradas al txoko, voleas con sotamanos. Le costó a Jaka escapar de la presión del delantero rival, capaz de hilar tres remates consecutivos en la misma jugada. Velocidad, más velocidad... Atacó a todos los sitios posibles. Encontró incluso ángulos.

Defendió además como un gato de 90 kilos. No hay nadie sin dotes de felino capaz de llevar a buena aquellas dos pelotas del 11-8. La primera después de correr hacia atrás y lanzarse al ancho mientras reculaba; la segunda, en una contradejada de Jaka a la que debió estirarse dentro del cuadro uno. Obligó a los oponentes a pegar otro pelotazo más y Zabaleta envió su derechazo fuera de los límites reglamentarios.

Por si eso fuera poco, dispone de un compañero, Julen Martija, que ha dado otro salto de calidad en el presente Campeonato de Parejas. En la victoria por 22-16 confirmó todo lo bueno apuntado en la primera fase y subió unos centímetros más el listón de calidad ante el mejor zaguero de la competición. Su facilidad para aprovechar de derecha las ventajas creadas por un Ezkurdia agresivo le permitió apretar al de Etxarren y tomarse algún que otro respiro en una tarde cien por cien exigente.

Los colorados empezaron a imponer su juego a partir del 4-4. Autor de siete de los ocho primeros tantos de la pareja, Ezkurdia empleó con la misma eficacia el gancho que la parada al txoko. Tampoco Jaka estaba por la labor de dejarse avasallar y, tras verse retrasado 8-5, firmó tres paradas al txoko para devolver el equilibrio al electrónico.

Sin embargo, un gancho fuera del delantero de Lizartza inició otra racha rival, apoyada en dos tantos de saque de Ezkurdia, que encontró el camino para castigar la zurda de Zabaleta en los disparos del 12-8 y del 13-8.

Parecía difícil que el propio Ezkurdia mantuviera aquel nivel de intensidad porque el esfuerzo era máximo. Dio la impresión de que a partir del 15-10 Zabaleta había tomado por fin el control del peloteo. Menos incómodo, alejado del rebote y más próximo al frontis, empezó a repartir estopa con la derecha, a estirar y dirigir a donde quería sus pelotazos. Jaka aprovechó las ventajas fabricadas por el compañero para mostrar su variado repertorio rematador con la zurda.

Los azules apretaron el choque y el marcador del Labrit hasta el punto de reducir su desventaja a un tanto, 17-16. Podía suceder cualquier cosa porque llevaban ya 550 pelotazos y restaban por lo menos otro centenar.

La situación requería un paso al frente de los jefes. Ezkurdia no se anduvo con chiquitas. Provocó un error en defensa de Jaka, conectó un gancho sin devolución y otras dos pelotas perdidas por el de Lizartza abrieron brecha de nuevo: 21-16.

Semejante duelo requería que el mejor pelotari sobre la cancha diera el último pelotazo. Así ocurrió: zurdazo atrás de Ezkurdia y punto a la cazuela. ¡Vaya inicio de liguilla!