Un regalo fuera de la lista de bodas

«Por la mañana he recibido un mensaje de Jokin Altuna indicándome que me esperaba en la final», declaró su buen amigo Jaka, sonriente tras superar 16-22 a un Mikel Urrutikoetxea tan necesitado de victorias como él. Acababa de sellar el pasaporte para la final del Torneo San Fermín del cuatro y medio y el derecho a saltar a la cancha del Labrit de Pamplona el viernes, 7 de julio, por la mañana.

Habrá final guipuzcoana por segunda vez en la historia de esta competición. Altuna III ganó la anterior a Iñaki Artola en 2019. Cuatro años después repite uno de los protagonistas y cambia otro.

Citó Jaka la palabra «calvario» para explicar su reciente trayectoria. «No vengo de una temporada fácil. Estoy viviendo más momentos amargos que dulces. Es un placer jugar esta final. Y más aún, al ser contra Altuna».

Reeditarán tiempos pasados, las dos finales que disputaron en el plazo de un mes entre finales de noviembre y los últimos días de diciembre de 2020 en el Bizkaia de Bilbao. La del Manomanista primero y la del Cuatro y Medio a continuación. Eran todavía compañeros en las filas de Aspe. Ganó Jaka la primera y Altuna la segunda. Ahora defienden distintos colores. No solo de gerriko, también de empresa.

Elgeta, templo del cuatro y medio, sede de un torneo de aficionados estimado por los pelotaris de varias generaciones, albergó una victoria reparadora para el ganador y una derrota dañina para el perdedor, Urrutikoetxea. Parecía haberla encauzado el de Zaratamo con el 7-0 a favor. «He tenido un mal inicio», reconoció Jaka. «Venía de jugar un partido duro el viernes contra Artola y me ha costado arrancar el motor. Tenía las piernas como piedras. Quizá he debido calentar mejor».

No se rindió y tomó una decisión clave para romper la tendencia de la semifinal de Baiko. Se adelantó a restar de aire el saque de Urrutikoetxea y el tanto cayó de su lado. Con el primer disparo en su poder, varió el signo del encuentro. «He sacado el partido adelante gracias al juego de aire y a algunos regalos suyos», argumentó .

La rapidez del suelo distingue al frontón de Elgeta. Los intercambios de pelotazos fueron cortos. Jaka lo entendió. «Si en otras canchas ganas décimas con el juego de aire, aquí son segundos». El tiempo de reacción disminuye. Sacó bien el de Lizartza. Desplazó la pelota con intención. Le funcionaron el gancho y la parada al txoko. Dos años y medio después vuelve a una final. Quiere disfrutarla como las dos anteriores.