Salaberria y Gaskue fallaron menos que Egiguren V y Bikuña

Y esos fueron los navarros Salaberria y Gaskue. Sobrios, sin estridencias. Probablemente con menos poder que el binomio guipuzcoano, pero también con un Salaberria mucho más protagonista que su rival en los cuadros alegres. Un Egiguren V demasiado tímido, que intervino menos de lo que hubiera debido y que apenas arriesgó ni en sus remates ni con el saque, siempre al centro de la cancha, con altura para evitar que entrara de aire Salaberria, pero sin veneno. En ese escenario Bikuña se vio muy exigido físicamente, alternando buenos pelotazos con errores claros.

Aún así los guipuzcoanos comenzaron mandando en el marcador, ofreciendo una sensación de superioridad a la que sin embargo no lograron sacarle partido. Dominaban el tanto, pero dos errores de Bikuña y otro de Egiguren V mantuvieron cerca a sus rivales 6-4. Un nuevo fallo del delantero azpeitiarra al medir mal y un pelotazo de Bikuña al colchón inferior pusieron el 6-6. Doce tantos y nueve fruto de los errores.

Esos dos tantos azules fueron el inicio de un parcial de 0-7 que finalizó con tres tantos de saque de Salaberria perfectamente restables y un pelotazo abajo del zaguero donostiarra. De esos siete tantos azules sólo uno, una dejada al txoko de Salaberria, fue de cosecha propia.

La máxima ventaja de la pareja navarra llegó con el 9-17 tras un remate de Egiguren V a la contracancha. No había atisbo de reacción de la pareja guipuzcoana, excesivamente errática.

Pero el miedo es irracional y tiene muchas formas de manifestarse y una de ellas aparece cuando se tiene algo muy cerca. El famoso miedo a ganar.

Algo de eso debió pasarles a Salaberria y Gaskue porque de pasar a tener el partido controlado sin hacer nada del otro mundo -de los diecisiete tantos sumados sólo tres, dos de Salaberria y uno de Gaskue, llevaron la firma de los navarros- vieron cómo las txapelas comenzaban a correr peligro.

Egiguren V y Bikuña ganaron cierta solidez y fueron los azules quienes entraron en una espiral de errores, hasta seis, que derivó en un parcial de 0-7 que estrechó el marcador al máximo (16-17). El Labrit era puro bullicio, con los familiares y amigos de los cuatro contendientes empujando todo lo que podían.

Pero con la miel en los labios Egiguren V y Bikuña volvieron a las andadas, regalando más de la cuenta, y los navarros se situaron a un paso de las txapelas (17-21). Un pelotazo abajo de Gaskue les dio un respiro, pero no la inspiración necesaria para obrar el milagro y un pelotazo arriba de Bikuña puso fin a una final que ganó el que menos se equivocó.