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Nadal, extasiado tras el punto que le dio la victoria. AFP
Dolor y gloria, volumen 19

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Análisis ·

Nadal echó mano de un secador de pelo cuando peor estaba su encuentro ante Medvedev. El tenista ha aprendido que no debe derrochar ni una gota de sudor para ser el mejor

Alexis Algaba

San Sebastián

Martes, 10 de septiembre 2019, 07:33

Como si de un coliseo romano se tratara, los espectadores de la Arthur Ashe se levantaban por enésima vez para ovacionar y jalear a los dos gladiadores que raqueta en mano llenaban sus pulmones después de un nuevo punto extenuante. En esta ocasión la mayoría ... ovacionaba a Rafa Nadal que conseguía, tras más de cuatro horas de partido, colocar un 30-15 en el marcador con su servicio tras una sucesión de golpes en la red en la que su rival, Daniil Medvedev acababa golpeando la bola desequilibrado y mandándola al pasillo de dobles. Era el quinto set y el luminoso reflejaba un 5-2 en favor del manacorí por lo que apenas le restaban dos puntos para alcanzar la gloria de un nuevo Grand Slam, el decimonoveno en su carrera.

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