Ane sigue a lo tuyo, que vas fenomenal

Hace tres años Ane tomó la decisión de dejar Idiazabal e irse a Barcelona para probar suerte con el tenis. Allí se fue. Sus aitas, su familia, sus amigos y su pueblo le ayudaron a hacer posible ese sueño. La pandemia le pilló con el pie cambiado, como a todos, pero puede incluso que le haya venido bien.

Para llegar a ser profesional de la raqueta y vivir de ella, no solo se necesita talento, competitividad, ganas de trabajar, compromiso y una cabeza privilegiada. También cuentan factores externos que determinan el destino de una promesa, la mayoría económicos. Todo esto hace que puedas trabajar tranquila.

Ane se embarcó desde enero en un nuevo proyecto bajo el paraguas de TEC Carles Ferrer Salat en el que ha encontrado la tranquilidad y la estabilidad externa que necesitaba para centrarse en lo que más le gusta y quiere: trabajar para jugar al tenis y ser, en un futuro cercano, profesional de la raqueta. Ha encontrado un grupo técnico y humano que le ha dado exactamente lo que necesitaba. Estar tranquila, arropada y cuidada.

Se le ve feliz. Estaba feliz ya antes del torneo de Wimbledon, y llegó a Londres con confianza. Este resultado es la prueba de que está haciendo algo bien. En realidad, está haciendo bien muchas cosas. Toca disfrutar de este momento, porque pasará muy rápido. Pero también debe mantener la humildad y la capacidad de trabajo que le han traído hasta este punto. Ese es un nuevo reto que se colará en su mochila. Me aseguran que está bien arropada. Ahora, dejémosla también ir a su ritmo. Ella representa muchos valores de esta tierra que ilusionan: la dedicación al trabajo, el amor por su cultura y su tierra, y saber competir. No hay nada hecho, pero ya ha hecho muchísimo. Ojalá siga así y sepamos acompañarla para que se coma el mundo a raquetazos.