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Coche eléctrico en proceso de carga.

La hora de los vehículos ecológicos

Eléctricos, híbridos, híbridos enchufables, de pila de hidrógeno, autogás… los coches propulsados por energías más limpias y eficientes ganan poco a poco terreno en el mercado al tiempo que los fabricantes redoblan su apuesta por ellos. Pero, ¿cuáles son sus ventajas y sus puntos débiles?

Jorge Murcia

Viernes, 17 de marzo 2017, 16:05

El Salón del Automóvil de Ginebra, celebrado recientemente, ha constatado una realidad en el mundo del motor: la decidida apuesta de los fabricantes por los vehículos alternativos, aquellos propulsados por energías más eficientes y menos contaminantes. En la cita suiza las principales marcas dieron a ... conocer nuevos modelos que dejan de un lado -o al menos le restan protagonismo- a las gasolinas: eléctricos, híbridos, híbridos enchufables, a pila de hidrógeno, autogás las posibilidades de adquirir un vehículo alternativo son cada vez mayores, y poco a poco este tipo de movilidad va ganando también terreno en el mercado.

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Es verdad que las cifras aún son modestas, pero el crecimiento de ventas se mide en dobles dígitos. En los dos primeros meses del año se vendieron en Euskadi 293 vehículos híbridos, un 102% más que en enero-febrero de 2016, mientras que se comercializaron 54 eléctricos e híbridos enchufables (+86%). De ellos, la gran mayoría eran turismos y todoterrenos. Muchos de ellos son adquiridos por organismos públicos y empresas, aunque los particulares también se interesan cada vez más por este tipo de vehículos. Además, las instituciones públicas están incentivando su compra, bien sea con ayudas económicas o exenciones fiscales, o indirectamente a través de restricciones de uso de los coches movidos por combustibles tradicionales.

Sin embargo, la elección entre los diferentes tipos de propulsión no es fácil, pues entran en juego múltiples variables como el uso que se le va a dar el coche, la infraestructura de recarga, su precio, las subvenciones oficiales a las que da derecho. En fin, sus ventajas e inconvenientes.

Vehículo eléctrico

Es el rey del vehículo eficiente, el de las emisiones 'cero'. Si bien es verdad que a la hora de valorar el impacto al medio ambiente de determinado vehículo no sólo se tiene en cuenta sus emisiones una vez está funcionando, sino también las que se genera, por ejemplo, en el proceso de producción de combustible. No es lo mismo que la electricidad necesaria para propulsar estos vehículos provenga de una central de carbón o de gas que de una planta eólica o fotovoltaica. Pero lo que sí es indiscutible es que los coches eléctricos no emiten gases contaminantes, además de que apenas contribuye a otro tipo de contaminación muchas veces no lo suficientemente tenida en consideración: la acústica. Además, el gasto en mantenimiento es mucho menor que en modelos propulsados por combustibles fósiles.

No acaban aquí las ventajas del coche eléctrico. El combustible (la electricidad) es considerablemente más barato que las gasolinas. Por aproximadamente un euro se puede recargar la batería de un coche mediante un poste instalado en el garaje de casa, aunque el tiempo de repostaje se puede elevar hasta las siete u ocho horas. Aquí entran en juego los inconvenientes. El vehículo eléctrico no parece la mejor opción (o al menos la más cómoda) para alguien que no disponga de un lugar privado en el que instalar un punto de recarga que, por otro lado, cuesta aproximadamente 700 euros. A ello habría que añadir el coste de la instalación, aunque para ello existen subvenciones de hasta 1.000 euros.

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El repostaje también se puede hacer en postes de recarga semirápida, como los situados en algunos aparcamientos y centros comerciales. Por unos 5 euros y en un par de horas se puede recargar la batería de forma que se consiga una autonomía de aproximadamente 70 kilómetros. Por último, está la opción de los puntos de carga rápida, en los que bastarían 20 minutos para conseguir una autonomía de 100 kilómetros. Eso sí, al doble de precio: unos 10 euros.

En Euskadi existen en la actualidad casi 70 puntos públicos de repostaje para vehículos eléctricos, de los que sólo cuatro (ubicados en Bilbao, Barakaldo, San Sebastián y Vitoria) son de carga rápida. La aún escasa infraestructura de recarga aún supone una barrera a la hora de comprar un coche eléctrico. Y eso que las instituciones públicas y las marcas están impulsando su cooperación para habilitar corredores en los que poder repostar las baterías sin miedo a quedarse sin energía.

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Al mismo tiempo, este tipo de vehículos van ganando en autonomía. Los últimos modelos -o al menos aseguran las marcas- pueden recorrer hasta l400 kilómetros sin necesidad de recargar la batería.

Los precios son más elevados que los de un vehículo de gasolina o diésel. Por ejemplo, el eléctrico más vendido el pasado año, el Nissan Leaf, un vehículo de gama media capaz de recorrer 250 kilómetros sin necesidad de recargar, se puede comprar a partir de 25.700 euros. El Renault Zoe (que dice ofrecer una autonomía real de 300 kilómetros) sale a partir de 29.000 euros. Y el Tesla Model 3, que saldrá al mercado el año que viene (con una autonomía de 345 kilómetros) tendrá un precio aproximado de 33.000 euros.

Pero hay que tener en cuenta que buena parte del coste de un coche eléctrico se lo lleva la batería, que supone entre 6.000 y 8.000 euros. Por eso también existe la opción de alquilarlas mediante contratos de un año o plurianuales firmados con la marca automovilística que vende el coche. Por ejemplo, algunas firmas ofrecen alquileres de tres años por 65 euros más IVA al mes. Contratos que incluyen en muchas ocasiones la asistencia gratuita en caso de fallo de las baterías.

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La Dirección General de Tráfico cataloga este tipo de vehículos con la etiqueta Cero Emisiones.

Híbridos

Son aquellos propulsados por un motor de combustión interna (normalmente de gasolina, aunque también los hay a diésel) que se combina con otro eléctrico. Éste está concebido para actuar durante un tiempo limitado, puesto que cuando el coche requiere una determinada potencia, se activa el motor de combustión. No se enchufa, y su recarga se efectúa mediante sistemas de recuperación de energía como la frenada regenerativa. Donde más ventajas ofrece este tipo de modelos es en las vía urbanas: una conducción suave permite obtener unos muy buenos consumos, puesto que será mayor el tiempo en que se circule con el motor eléctrico. Y serán menores que los que conseguiríamos con un coche diésel en similares condiciones. La gran ventaja respecto a los eléctricos puros es que su autonomía es igual a la de un motor térmico.

Por supuesto, no son tan respetuosos con el medio ambiente, pero sí más eficientes que los de motor térmico. Es el modelo de vehículo alternativo más extendido en todo el mundo, fundamentalmente gracias a la apuesta de un gigante mundial como Toyota, que ha comercializado casi 10 millones de unidades de sus populares modelos Prius y Auris.

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La clasificación medioambiental de la DGT coloca a estos coches en el segmento de los 'Eco'.

Híbridos enchufables

Es tal vez la mezcla ideal entre un coche eléctrico y uno de combustión. Al igual que los híbridos puros, tienen un motor propulsado por electricidad y otro de combustión. La diferencia es que la batería de este tipo de modelos es recargable, de manera que se pueden obtener autonomías en modo eléctrico mucho mayores que las de los híbridos. Y, por tanto, el gasto en combustible será menor. Pueden funcionar sólo con batería durante una distancia de entre 40 y 50 kilómetros y alcanzar incluso los 120 kilómetros por hora sin que entre a funcionar el motor térmico.

Cuando la batería se agota, entra en funcionamiento el motor de gasolina (o gasoil), lo que permite conducir sin límite alguno. Es el vehículo ideal para recorrer de forma habitual distancias que no son demasiado largas, como el trayecto al trabajo. Y tampoco habrá ninguna limitación a la hora de realizar viajes largos, dado que el motor de combustión le concede total autonomía.

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En cuanto al consumo, se estima entre un 65 y un 75% inferior a un vehículo convencional. Existen en el mercado coches que, en teoría, presentan consumo combinados de apenas 2 litros a los cien kilómetros, frente a los 6 o 7 de uno de gasoil.

Lo que en principio es una ventaja respecto a los híbridos normales (que se puede recargar la batería) puede ser también un inconveniente, al depender más de la red eléctrica para obtener un ahorro en el consumo de combustible. Y luego está el precio, elevado por factores como el tamaño de la batería, más grande que en el caso de los híbridos convencionales. Casi no es posible encontrar un híbrido enchufable por menos de 35.000 euros. Por ejemplo, el Golf GTE, que ofrece 204 Cv de potencia, y una autonomía en eléctrico de hasta 50 kilómetros, se puede comprar a partir de 40.000 euros (sin incluir ayudas), casi 9.000 más que el nuevo GTI, con una potencia aún mayor (220 Cv), y motor a gasolina.

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Otro de los puntos débiles del híbrido enchufable es su mayor peso respecto a los de batería eléctrica y motor térmico, puesto que cuenta con ambos propulsores. Al tener que alojar más componentes, también es habitual que se reduzca el espacio del maletero.

Los híbridos enchufables con una autonomía eléctrica mínima de 40 kilómetros están catalogados por la DGT como 'Cero Emisiones'. Por debajo de esos 40 kilómetros reciben la consideración de vehículos 'Eco'.

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Pila de hidrógeno

Se trata de un coche propulsado por un motor eléctrico que obtiene la energía de una pila de combustible alimentada por hidrógeno. Este elemento, combinado con el oxígeno, es el que genera la energía que llega hasta el motor o la batería. La autonomía de este tipo de vehículos depende de la cantidad de hidrógeno que el depósito es capaz de recibir, lo que a su vez depende de la presión a la que se puede comprimir. Si se introduce a 700 bares de presión, el coche podrá recorrer incluso hasta 600 kilómetros sin repostar. Si se hace a 350 bares, se quedará en aproximadamente la mitad, unos 300 kilómetros. Con el añadido que no en todas las gasolineras que ofrecen repostaje de hidrógeno pueden inyectar hidrógeno a 700 bares.

Lo bueno es que apenas se tarda 5 minutos en llenar el depósito. Se trata -al igual que los eléctricos- de vehículos muy silenciosos. Y también son seguros, ya que el hidrógeno es un gas escasamente inflamable.

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Ahora bien, este tipo de movilidad cuenta con no pocos inconvenientes. Uno de ellos es la escasa red de gasolineras capaces de inyectar hidrógeno: sólo hay cinco, y ninguna de ellas está en Euskadi. A modo de comparación, en Alemania hay medio centenar, y prevé llegar a 400 en menos de tres años. Y Francia espera tener 100 estaciones de servicio de hidrógeno en 2020.

Además, si bien no emite gases contaminantes durante la combustión, el proceso de producción de hidrógeno sí que puede resultar muy nocivo para el medio ambiente, ya que es un elemento que se produce en muchas ocasiones a partir de combustibles fósiles. Básicamente, mediante el reformado del gas natural. Y es caro de obtener. Por eso recorrer 100 kilómetros cuesta entre 8 y 10 euros, más que la mayoría de los coches de gasolina. En cuanto al tamaño, la estructura del motor requiere habitáculos grandes, y además resta espacio al maletero.

Todos estos factores hacen que el precio final de estos vehículos sea, con diferencia, el más elevado de entre todos los de energía alternativa. Pese a que las marcas trabajan para reducir los costes inherentes a este tipo de tecnología, es difícil encontrar un coche de pila de hidrógeno por menos de 60.000 euros. Es, por ejemplo, el precio de salida del Toyota Mirai, cuyo consumo se aproxima a los 10 euros por cada 100 kilómetros. Un precio muy similar a otro de los referentes del mercado, el Honda Clarity Fuel Cell. En un escalón superior se encuentra el Hyundai ix35 Fuel Cell, que se puede comprar por unos 93.000 euros.

Son, por tanto, un tipo de vehículos reservados a clientes institucionales o de alto poder adquisitivo. Tampoco se comercializan en todos los países. Está considerado por la DGT como 'Cero Emisiones'.

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GLP (Gas Licuado de Petróleo)

El Gas Licuado del Petróleo (GLP) o autogás es el combustible ecológico más empleado en el mundo. Hay casi 25 millones de coches movidos por este tipo de propulsión. La mitad de ellos están en Europa, y gozan de gran popularidad en países como Italia, que cuentan con un parque de 2,5 millones. Emiten aproximadamente un 15% menos de C02 (el principal agente responsable del calentamiento global), y entre un 70% y 90% menos de NOx (óxido de nitrógeno) que los movidos por gasolinas, además de que reduce considerablemente los niveles de ruido.

El GLP tiene un coste casi un 50% inferior al de la gasolina, aunque por contra el consumo en litros es mayor. Al final acaba resultando más económico que un vehículo de gasolina: con 25 euros podemos hacer hasta 200 kilómetros más.

La mayoría de fabricantes ofrecen modelos con motor bi-fuel. Es decir, que permiten usar tanto autogás como gasolina. Pero también existe la posibilidad de adaptar el motor de gasolina (la conversión no está disponible para diésel) al GLP. Una transformación cuyo coste puede variar desde los 1.000 hasta los 2.000 euros. Eso sí, hay que tener en cuenta que esa adaptación supone la pérdida automática de garantía mecánica por parte del fabricante. El cambio consiste en añadir un depósito específico en el maletero, con sus correspondientes accesorios: toma de llenado y los conductos hasta la admisión de motor. Allí se implantan las válvulas que abrirán o cerrarán el paso de gasolina o de gas en función de si se está utilizando uno u otro combustible.

Opel, Dacia, Fod y Fiat son las marcas que más variedad de modelos ofrecen, con precios que oscilan entre los 9.700 del Dacia Sandero Ambiance (de 90 Cv de potencia), a los casi 30.000 del Opel Insignia (140 Cv).

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La infraestructura de recarga es, igual que en la mayoría de vehículos alternativos, uno de los principales puntos débiles, aunque sin llegar a los extremos de los coches de pila de hidrógeno. En España hay algo más de 552 estaciones de servicio que ofrecen este combustible, de las que 28 están en Euskadi.

Son vehículos catalogados como Eco por la DGT.

Ayudas económicas y otras ventajas

Aparte de su menor impacto ambiental, la mayor eficiencia o un combustible más barato, tener un coche alternativo permite el acceso a una serie de ventajas. Por ejemplo, los dueños de un vehículo con la categoría 'Cero Emisiones' pueden circular por los carriles bus-VAO, aquellos reservados a autobuses o vehículos con un solo ocupante. Y hay ayuntamientos (como el de Madrid) que ofrece zonas de estacionamiento regulado especiales para ese mismo tipo de vehículo. Además, la compra de estos coches está exenta del pago del impuesto de matriculación, del que también están exentos el resto de vehículos con emisiones de CO2 inferiores a los 120 gramos por kilómetro.

Y, lo que resulta quizá más sugerente, reduce considerablemente o elimina por completo el pago del impuesto de circulación. La mayoría de los ayuntamientos vascos contempla esta posibilidad. Por ejemplo, el de Bilbao aplic un descuento del 95% para los coches eléctricos con carácter indefinido, y del 75% -durante los primeros cuatro años- para híbridos y coches propulsados a gas. En el caso de Vitoria y San Sebastián, contemplan un descuento del 75% para los eléctricos o híbridos (motor eléctrico-gasolina, eléctrico-diesel o eléctrico-gas).

Además el Ente Vasco de la Energía (EVE), por medio de su programa REKARGA, ofrece ayudas para la recarga de las baterías de los coches eléctricos en puntos públicos. Así, los particulares podrán beneficiarse de 10 recargas gratuitas durante los seis primeros meses de activación de la promoción. En el caso de flotas de empresas y autónomos, el número de recargas asciende a 30, durante los 12 primeros meses. Y una al día para los taxistas, desde el inicio de la promoción hasta noviembre del año que viene.

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En cuanto a las ayudas económicas, están contempladas en el Plan de Impulso a la Movilidad con Vehículos de Energías Alternativas (Movea), medida que forma pare de la Estrategia de Impulso del Vehículo con Energías Alternativas (VEA) en España 2014-2020. Este plan concede ayudas a la adquisición de vehículos eléctricos, híbridos de autonomía extendida, híbridos enchufables, de gas licuado del petróleo (GLP/Autogás), de gas natural comprimido (GNC) y licuado (GNL), motos eléctricas y bicicletas de pedaleo asistido por motor eléctrico. Además, la infraestructura de recarga asociada a los coches eléctricos también tiene apoyo financiero.

Según lo avanzado por distintos responsables del Ministerio de Energía el presupuesto asignado para el MOVEA 2017 -que aún no ha sido aprobado- será de 16,6 millones de euros, de los cuales 12 millones corresponderán a la movilidad eléctrica, repartidos de la siguiente manera: 7 millones para turismos, 4 millones para vehículos ligeros comerciales y 1 millón para el despliegue de puntos de recarga para coches eléctricos.

De seguir con las mismas condiciones de anteriores ediciones, el Plan Movea 2017 subvencionará con hasta 5.500 euros -dependerá de la autonomía de las baterías- a los particulares que decidan comprar un turismo eléctrico. En el caso de los vehículos comerciales, esa cantidad ascendía a 8.000 euros. Una ayuda a la que podrían sumarse 1.000 euros más en caso de instalar también un punto de recarga vinculado a ese coche eléctrico. Hasta ahora, este plan también subvencionaba la adquisición de vehículos movidos por GLP: 1.100 euros para aquellos cuyo precio no supere los 10.000 euros, y 2.500 en el caso de los vehículos que no rebasen los 25.000 euros. Está por ver si la edición de este año dará continuidad a esta ayuda, aunque todo parece indicar que sí.

Lo malo es que, al parecer, las ayudas del MOVEA 2017 serán incompatibles con cualquier otra que ofrezcan las diferentes instituciones públicas. Por ejemplo, las del EVE, que hasta el pasado año -está por determinar la cuantía que recogerá el programa de 2017- subvencionaba un 20% del coste de compra de vehículos eléctricos (puros, híbridos enchufables, de autonomía extendida, y de pila de hidrógeno), con un tope de 5.000 euros para los particulares, y de 6.000 para empresas y autónomos. Por otro lado, el ente aportaba otros 500 euros para la instalación de puntos de recarga vinculados. Esto es, particulares.

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Así, hasta el año pasado un autónomo que comprara, por ejemplo, una furgoneta eléctrica, podría recibir una subvención de hasta 14.000 euros. Pero, al parecer, desde este año ya no va a ser posible sumar ayudas de distinta procedencia.

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