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Jorge Murcia
Viernes, 21 de abril 2017, 10:14
Damien Sallé (Pau, 1977), dirige el grupo de robótica para fabricación avanzada de Tecnalia. Es un firme defensor de la introducción de autómatas en los procesos productivos como «palanca de crecimiento económica», y niega que tenga un impacto negativo sobre el empleo. «Hay estudios de ... la Comisión Europea que lo demuestran». Eso sí, quiere dejar bien claro los términos del debate, para no confundir «automatización de procesos con robótica». ¿Cuál es el horizonte más inmediato de la robótica? «La mayor autonomía de los robots, y que éstos sean capaces de interactuar con el trabajador». La robótica colaborativa, dice.
Tecnalia está apoyando la presencia de robots en las pymes para que ganen en competitividad. Explíqueme brevemente en qué consiste este apoyo
Con el proyecto que se llama Robott Net y apoyamos la generación de nuevos negocios relacionados con la robótica. Está dirigido tanto a gente que quiere aplicar nueva tecnología en un nuevo negocio (una nueva empresa, una 'spin-off') o bien a usuarios finales que necesitan implementar robótica en sus operaciones. Una primera fase del programa consiste en evaluar los riesgos de viabilidad tecnológica de los proyectos. Ver si hay oportunidad de negocio. Ahí hemos seleccionado 64 proyectos en toda Europa, y elegiremos ocho, que se convertirán en pilotos. Es la parte más tecnológica del proyecto. También hay una actividad paralela de jornadas de formación, de cultura de la robótica.
¿A qué tipo de sectores productivos está abierto?
Teníamos dos fechas de cierre de esta convocatoria, y ambas ya han pasado. Estamos mirando todo lo que es robótica industrial, ya sea tradicional, ya sea servicios profesionales, que utilicen un robot industrial para hacer algo, o también temas de soporte: sensores, sistemas de formación, de todos estos entornos que con un robot industrial permiten hacer operaciones profesionales.
¿Qué aceptación ha tenido el programa entre las empresas?
Somos cuatro centros tecnológicos: uno en Alemania, otro en Dinamarca, otro en Inglaterra, y nosotros. Y aquí lo hemos hecho muy bien, porque hemos tenido mucha respuesta de las empresas, y con proyectos de buena calidad. Hay una presencia española fuerte. Y vasca también, con la que trabajamos, y están en la fase de ejecución de proyectos.
Estamos acostumbrados a ver robots en procesos productivos como por ejemplo la automoción. ¿En qué otro está muy presente, y en qué otros pretende estarlo en un futuro inmediato?
Históricamente es verdad que la robótica ha estado muy presente en temas de automoción: coches, chapas, soldaduras, en líneas continuas muy productivas y repetitivas. Pero eso era ya hace diez años. Ahora se aplica a sectores mucho más amplios: aeronáutica, donde hay mucha maniobra manual, donde hay problemas de ergonomía, y luego también en unos sectores muy difusos, pero que necesitan adaptabilidad de robots. El coche siempre es lo mismo, tareas repetitivas. Cuando nos movemos en entornos en los que los lotes de producción cambian, cuando hay mucha variante de productos diferentes que hay que hacer, también son sectores de muy alta labor, y las empresas para seguir siendo competitivas meten robots. Y aquí necesitamos una mayor autonomía de robots que se puedan adaptar al entorno para esas tareas: alimentación, ensamblaje de pymes, instalación de componentes eléctricos y electrónicos todo el ámbito productivo tradicional está entrando también. En Tecnalia estamos centrándonos en dotar a esos robots de más autonomía y lo estamos centrando en temas de montaje y ensamblado.
Si yo le preguntara qué es lo que podría llegar a hacer un robot dentro de poco?
Cosas que se están viendo en centros tecnológicos o ingenierías avanzadas es esa capacidad de adaptarse a su entorno, detectando por visión 3D dónde están las piezas, calculando las trayectorias automáticamente, y si se cambia su entorno, también lo hace. Se adapta. Entonces son dos cosas: esa adaptabilidad del robot, y otra cosa es una interacción más importante con las personas. Por ejemplo, en temas de seguridad, yo puedo enseñar a mi robot una operación que quiero que haga. Son los robots colaborativos: pueden trabajar al lado de una persona sin dañarle y también enseñar al robot mi operación moviéndolo a mano. Son dos cosas que hacen que la robótica vaya más allá de la fabricación repetitiva, de la soldadura en coches, etc.
La pérdida de empleo. El lobo que viene y que asusta. El Foro de Davos advertía de la eliminación de cinco millones de puestos de trabajo en el mundo. Por ejemplo, la OCDE dice que el 9% de los trabajadores de sus países perderán sus empleos. Y que tras Alemania y Austria, España (con el 12%), sería el país más afectado.
Es un punto delicado. Hay mucha confusión en lo que es un robot y lo que es un sistema informatizado. De todos esos millones de puestos de trabajo que podrían desaparecer en los próximos años, muchísimos están impactados más bien por la informatización, automatización de procesos que por la robótica, que lo que hace es tocar el mundo real, moviendo elementos, poniendo cosas y eso. Me parece que tanto en los medios como en los informes se aglutinan muchas temáticas que sí que globalmente van a impactar, pero para mí la parte robótica es la más mínima.
¿Qué busca una empresa cuando quiere meter robots en su producción?
Habitualmente, tres objetivos: uno es la rentabilidad de la instalación. Lo que se intenta es que el robot haga las tareas de menor valor añadido y que las personas hagan las de mayor calidad. Pero también nos llegan empresas que tienen problemas de calidad y que quieren que el robot asegure la calidad. Y tres, por temas de ergonomía. Es importante porque también va creciendo esta necesidad. Hay puestos de trabajo que son muy malos para las personas, por tema de temperatura, de repetición de movimientos que llevan a lesiones músculo-esqueléticas y todo eso. Y hay empresas que tienen problemas para mantener su plantilla de trabajo formada para estos puestos y nos piden ayuda para automatizar esas tareas. Uno, para reducir los problemas de salud de las personas, y para asegurar que puedan trabajar en estos procesos aunque haya una rotación de personal muy alta. Y esto último abarca también una cosa que hay que tener en cuenta. Con los planes de jubilación que hay, se supone que voy a trabajar hasta la jubilación. ¿Cómo podemos pensar que personas de 70 años, trabajando en plantas, van a ser capaces de realizar operaciones que a día de hoy hacemos con personas de 25, 30 o 40 años? La realidad es que hay que trabajar más tiempo en las plantas, pero mis capacidades personales se van reduciendo. La robótica también es una solución para mantener a esas personas en el trabajo con los robots como herramienta de apoyo. Y eso es lo que se llama robótica colaborativa. Se enfoca también a temas de ergonomía, como factor clave de la rentabilidad de la empresa, y asegurando también calidad. Mis dos mensajes: no hay que confundir robótica con automatización de procesos por ordenadores, o inteligencia artificial. Y dos, metemos robots en planta para temas de eficiencia económica para una mayor competitividad con otros países de bajo coste, y luego calidad y ergonomía. Y los tres factores son muy importantes.
Entonces, la palabra más exacta sería automatización del trabajo, no robótica.
Exactamente. Si nos focalizamos únicamente en lo que es la robótica, también hay estudios de la Unión Europea que están mirando muy de cerca la evolución en los 15 últimos años de las empresas que han implementado robots en su plantilla y su producción. Como evidencia clara, estas empresa tienen una mayor rentabilidad económica. Eso es normal. Pero a nivel de empleo, no hay una tendencia clara ni al alza ni a la baja. Esa mayor eficiencia no se ha traducido en algo negativo en el empleo. No es una tendencia tampoco estupenda, pero este ncremento en eficiencia económica se ha traducido en un incremento de plantilla para seguir con este crecimiento. Los robots generan eficiencia sin impacto negativo en el empleo.
Se crearán otros puestos de trabajo. Pero ¿no se corre el riesgo de que aquellos trabajadores poco cualificados se queden atrás?¿que se produzca una brecha?
Se está hablando de la industria 4.0 como cuarta revolución industrial. En la robótica también se habla de una evolución y de que estas tareas repetitivas pueden hacerse con sistemas automatizados, sean robots, sean 'softwares'. Es un tema de formación, de capacidad de las personas de reubicarse en otras tareas, de una flexibilidad laboral. Pero no de ir al paro y vuelvo. Vamos a necesitar que esas personas vayan a otros procesos y personas, y aportar su valor en procesos que no sean la misma cosa. Hay un reto de sociedad, de país, de cómo aseguramos que las personas que a día de hoy están haciendo tareas repetitivas puedan seguir creciendo y haciendo cosas para aplicarlas en los procesos de más valor añadido.
¿Todo este proceso no requiere al mismo tiempo de una etapa de adaptación de la pata educacional y formativa, que seguro irá más lenta que el avance de la robótica?
Eso excede un poco mis tareas. Hay una evolución. Si cogemos el smartphone, hace 15 años no existían. Y sin embargo, ahora no hay chaval que no tenga uno. ¿Hemos necesitado formación de las escuelas y la universidad para explicarnos cómo van estas cosas? No, porque es todo muy intuitivo. Entonces, creo en la capacidad de las personas y seres humanos para adaptarse. Es nuestra mayor fuerza. Hay que animar a la gente a verlo como un cambio positivo. Que en vez de hacer tareas repetitivas y dañinas, puedo hacer cosas más inteligentes. O que me da más sensación de aportar cosas a la sociedad. ¿Haría falta una formación adicional? Pues para unas personas sí, y para otras no. Dependiendo también de las propias empresas, ¿cuáles son esas tareas de valor añadido que pueden desempeñar los trabajadores si les permitimos que las tareas repetitivas sean automatizadas. Esta si es una parte más bien ética de cómo nos repartimos el trabajo.
Stephen Hawkings decía que «no debemos temer a las máquinas, a los robots, sino al capitalismo». ¿Está de acuerdo en que la generalización de la robótica ha de ir acompañada a un mayor esfuerzo para distribuir adecuadamente la riqueza que generan y no ahonde en una mayor desigualdad?
Es uno de los mayores retos de los países y de los gobiernos. Vemos a día de hoy cómo Google está generando unos beneficios altísimos. Y cómo se está repartiendo por el resto de la sociedad. Y eso va por automatización de software. Y la robótica es lo mismo. Hay una empresa que genera más beneficio por meter robots, cómo lo reparte. O qué le permite hacer para contribuir al crecimiento de la economía. Lo veo como una palanca de crecimiento. Y cómo se reparte, pues ya no es robótica, ni tecnología es cultura de empresa. Y también de política.
Máquinas que no cobran sueldos, que rara vez se ponen enfermas, que no reclaman sus derechos, pero que no pagan impuestos Se ha hablado mucho del concepto de 'robotasa', familiarizado por personajes como Bill Gates. Eso ayudaría un poco reparar los destrozos que puede causar una rápida robotización de la economía.
El primero que habló de introducir una tasa fue un político francés que opta a la presidencia, socialista. Si esta palanca de crecimiento la matamos, pues estaremos seguro que otros muchos países en el mundo que no lo van a hacer. Entonces, esta palanca de competitividad, si seguimos en Europa metiendo impuestos por todos los lados, pues seguro que no vamos a tener más paro por robótica, porque ya no vamos a tener empresas. Es complicado.
¿Está Euskadi bien posicionada para resistir a este tsunami tecnológico?
Tenemos un sector industrial muy potente: muchas empresas, muchas pymes. El factor de que Alemania sea muy potente como país es que tiene un tejido de pymes innovadoras muy grande. En Euskadi también tenemos una red de pymes muy importante, apalancadas por empresas muy grandes, y que esto es un potencial muy grande para este posicionamiento. Quizá una diferencia entre Alemania y Euskadi es cuánto riesgo quieren asumir aquí. Cuánta innovación disruptiva. Tenemos un ecosistema industrial muy bueno, un gobierno que apoya mucho al sector industrial. Y para convertirlo en éxito haría falta un poco más innovación, visión de futuro y asumir más riesgo.
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