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Jorge Murcia
Viernes, 19 de mayo 2017, 12:46
Pedro Esnaola (San Sebastián, 1965), economista de profesión, preside desde hace apenas un año el Basque Health Cluster. La asociación acaba de redefinir su modelo, inicialmente pensado para dar cobertura a las compañías de biociencia y tecnología. Ahora se ha abierto a un campo más ... amplio, el que tiene que ver con la salud, que puede abarcar desde la máquina herramienta hasta los 'medical devices' (dispositivos médicos), o la industria agroalimentaria. Y que conforma, junto a la fabricación avanzada y la energía, una de las tres patas de la estrategia de desarrollo económico impulsada por el Gobierno vasco.
Esnaola cree que el envejecimiento de la población puede traducirse en una «gran oportunidad» de desarrollo para una industria que a su juicio cuenta con una modélica colaboración con las instituciones públicas, y el saber hacer de las empresas y profesionales vascos. Pero alerta de las barreras que ha de superar el sector, como la dificultad para encontrar financiación o -un problema común a todo el tejido empresarial- el de la pequeña dimensión de las compañías vascas.
¿Por qué el cambio de denominación, de Biocluster a Basque Health Cluster?¿Es un cambio o redefinición de modelo?
Por redefinición seguro, pero también va a unido a la estrategia RIS3 del Gobierno vasco, que marca tres ámbitos de actuación prioritarios: energía, fabricación avanzada y salud. No habla de biociencia ni biotecnología. Habla de salud, porque es mucho más amplio: hablamos de fármacos, de 'medical devices', alimentación, y por supuesto de productos industriales que van dirigidos a la salud. Hasta ahora el cluster era fundamentalmente biotecnológico, y decidimos dar un paso al frente, tanto para cumplir con las exigencias del Gobierno vasco como para dar respuesta a la apuesta estratégica de Euskadi respecto a la salud.
Digamos que la parte de biotecnología es la vanguardia industrial de ese extenso campo que es la salud, ¿no?
Es lo más innovador. No tanto en cuanto al producto, sino en lo que se refiere al sector. Euskadi es lo que es porque en la Edad Media tenía una fuente de energía que era el agua cayendo -de ahí viene Iberdrola, etc..- y hemos sido muy buenos haciendo industria a partir de la energía. Pero también teníamos la materia prima, el hierro. La evolución de esa materia es la máquina herramienta. En ese aspecto hablamos de tradición, aunque seamos muy innovadores. El tercer sector de la salud no es tan tradicional. Pero estamos ahí por varios motivos: por la estrategia de fortalecimiento y apoyo a la industria; por la formación de nuestra gente -tenemos unas facultades y universidades muy importantes- y también porque, como buenos industriales que somos, hay un nicho que cubrir en la salud. Nacimos como una asociación de empresas biotecnológicas, y eso está muy bien, pero hay otro tipo de empresas que pueden ayudar desde el negocio de la salud, y vamos a darles cabida.
¿Cuáles son las principales cifras del sector?
Todo lo que tienen que ver con la salud significa el 1,4% del PIB, y a nivel empleo hablamos de 2.600 personas, aunque sólo en el sector biotecnológico. Hoy por hoy la salud está alrededor de prácticamente todos los sectores: si tienes una máquina capaz de hacer una operación en seres humanos de forma mucho menos invasiva y con más precisión, eso es salud. Pero también que vayas al supermercado o panadería y puedas comprar un pan preparado para diabéticos o para otra determinada enfermedad, también es salud.
Las cifras de las empresas del cluster mejoraron en todos los aspectos el pasado año, y las perspectivas también son buenas para 2017, con un alza en facturación, pedidos, exportaciones y empleo.
Nos hemos adaptado a las necesidades del mercado. Analizamos incluso a empresas que hoy no se plantean que puedan llevar a cabo proyectos alrededor de la salud, y nosotros somos conscientes de que sí pueden. Pensamos que el de la salud es un sector tecnológicamente muy avanzado. Y que si muchas empresas, de sectores industriales o de servicios, dirigen líneas de trabajo hacia la salud, van a diversificar y van a apoyar de manera importante a la industria de este país.
Ya hace 17 años que el sector entró a formar parte de la estrategia del Gobierno vasco Biobasque. ¿Qué balance hace del desarrollo del sector en todo este tiempo?
Siendo consciente de que hay cambios, y de que 17 años en economía hoy día es una barbaridad, yo diría que muy importante. Tenemos un sector de salud -tanto a nivel bio como agroalimentario, como de 'medical devices' como 'big data', o de máquina herramienta, muy importante porque hace años se tomó una decisión de desarrollarlo.
¿Y cómo ha pasado las empresas estos años de crisis?
Cuando se puso en marcha la estrategia Biobasque, se hizo en base a un modelo de subvención. Es decir, dentro de las subvenciones al I+D había una línea dirigida a nuestro sector. Después de la crisis el Gobierno vasco tuvo que reenfocar esas inversiones en base a su capacidad, más que a su interés. Eso ha hecho que todas las empresas se hayan hecho más eficientes tanto a nivel de personal como de dirigirse al mercado para que la financiación -que antes era pública- sea más cercana al mercado. Es verdad que como muchos sectores ligados a la actividad pública los años 2010 al 2015 fueron duros para nuestro sector -incluso muchas se han quedado en el camino-, pero hemos salido fortalecidos gracias al espíritu emprendedor, a la formación de nuestra gente, y a una mayor eficiencia para gestionar nuestros productos.
A veces es fácil perderse entre tanta maraña de planes, centros especializados, alianzas de colaboración. ¿Pero, se puede decir que la colaboración público-privada ha funcionado?¿Puede ser un modelo a exportar a otros sectores productivos?
Es al revés. Como es un sector más joven, ha sido el heredero de otros en los que anteriormente ha funcionado esa colaboración. En nuestro caso, antes de la crisis, el 90 y pico por ciento de la financiación para I+D era pública y el 10% era privado. Y en el industrial era al revés. Después de la crisis estamos acercándonos a pasos agigantados unos a otros. Sé que las administraciones hacen un gran esfuerzo para apoyar a nuestro sector, pero evidentemente con unos recursos muy limitados.
¿Y cuáles son las debilidades del sector?
Lo que nos queda, tanto en el sector más tradicional industrial como en el nuestro, es la búsqueda de figuras financieras que apoyen al emprendedor sobre todo al principio. Los 'bussiness angels' pueden estar bien, e incluso cuando ya el proyecto está muy avanzado y en fase de producción para llegar al mercado en ese momento hasta la financiación bancaria está funcionando. Pero desde que hacemos la prueba de concepto de demostrar que un proyecto tiene sentido, hasta que llegamos a ese momento en que puedan entrar los bancos tradicionales (lo que se llama 'valle de la muerte'), ahí tenemos un hueco que rellenar. Ahora mismo se está hablando de la generación de fondos de inversión que buscan esto: la manera de llegar -disminuyendo los riesgos al limite- a esos proyectos que necesitan ese impulso, para atravesar el 'death valley'. Ahí es donde tenemos que trabajar. En todos los sectores, aunque el nuestro sí es verdad que tiene un riesgo mayor.
Ya existen algunos de estos métodos, aunque públicos, fundamentalmente a través de la concesión de créditos participativos. ¿Qué le parece?
Me parece perfecto. Pero tenemos que ser conscientes de que es muy diferente pedir financiación por ejemplo, para un tornillo inteligente, que para un inhibidor epigenético, por ejemplo. Y si además te digo que la inversión es a diez años, y que durante los primeros tres o cuatro necesito unos cuantos millones para hacer una preclínica que demuestre que mi producto puede ser utilizado en humanos, etc. Todo esto puede necesitar, hast que una farmacia puede estar interesada, unos 15 millones de euros, por ejemplo. Eso implica que figuras financieras no especializadas en nuestro sector sufren muchísimo a la hora de atendernos. Y tenemos claro que tarde o temprano tendremos que contar con figuras especializadas porque van a ser capaces de entender lo que nosotros hacemos.
Al menos parece que las instituciones, en sus distintos niveles, están dispuestas a prestar apoyo al sector. Por ejemplo, en Gipuzkoa se plantea la puesta en marcha de un centro gerontológico avanzado para personas mayores. Y Álava considera al sector como «una oportunidad de desarrollo económico».
Si uno de los aspectos que tienen nuestras administraciones públicas es que atienden a personas de la tercera edad, la propia administración sabe que el número de esas personas va a ser enorme. ¿Quién tiene que atender a esa gente, o prepararse para ello?¿Quién va a soportar todo este coste? Osakidetza ¿Y quién está más interesado en generar productos y servicios que reduzcan ese coste sin reducir la efectividad? Pues Osakidetza. Ante la incertidumbre, hay que diversificar. Que las diputaciones y el Gobierno vasco estén atacando diferentes enfoques del mismo problema -si es de forma coordinada, por supuesto- me parece fantástico.
¿Y percibe esa coordinación?
Creo que lo que existe una intención de no duplicar. Y esto puede ser una buena solución. Nuestro mercado es, evidentemente, el de las administraciones públicas. Por eso es muy importante que las empresas privadas trabajen con su cliente, su mercado, que es la administración. Que además puede apoyar no sólo con el conocimiento del problema que tiene (el del envejecimiento de la población), sino también desde el punto de vista económico. Es una extraordinaria oportunidad. Pero eso sólo se puede dar en un entorno en el que la colaboración público-privada sea muy buena. Y en Euskadi, este es uno de nuestros mayores éxitos. La gente alucina fuera de aquí. Tenemos los mimbres a nivel empresarial, emprendedor, de colaboración público-privada, y de saber lo que tenemos que hacer como para que este problema, el del envejecimiento futuro, se transforme en una oportunidad en el presente. Y una vez que lo solucione, va a contar con muchísimos clientes por todo el mundo.
¿Cuál es el peso de la exportación en las empresas del cluster?
El 30% de lo que producen va al extranjero. Un 20% se queda aquí en Euskadi, y el resto va al resto de España. Y sólo en los dos últimos años la exportación ha crecido un 23%. Pero hay dos problemas fundamentales: el tamaño; y todo lo que significa la reglamentación de cada país, que es diferente Y añadiría un tercero, que es la financiación de todo ello. El cluster puede conocer por países cuál es la reglamentación en los países de forma que las empresas no tengan que hacer una gran inversión para conocer qué implicaciones tiene cada país para su producto. En segundo lugar, podemos intentar encontrar financiación, bien en el país al que se quiere vender producto, o inversores que quieran invertir en las empresas que pretendan entrar en determinado país.
¿Cuáles son los subsectores de ese gran campo de la salud en los que Euskadi destaca más?
En 'medical devices', que son todos aquellos elementos que giran alrededor de la medicina y los médicos:prótesis, una tirita especial, un apósito que te cicatriza, catéteres, válvulas, plásticos para salud, sistemas diagnósticos, etc. En todo lo que 'físico', que se puede tocar, somos muy buenos. Hay también empresas muy potentes que están haciendo fármacos, diagnósticos, vacunas, etc. Y en el sector de la alimentación, ligado a la producción de alimentos más sanos. Además, el sector de la máquina herramienta está entrando de forma muy potente en la investigación, la innovación y desarrollo de maquinaria dirigida hacia la salud. Ahora, históricamente, lo hemos unido al aspecto más biotecnológico.
¿Cómo está posicionada Euskadi a nivel internacional?
Si yo pregunto fuera por los sectores de actividad por los que se conoce Euskadi, el nuestro no creo que sea de los más conocidos. Pero tenemos una ventaja. Cuando vamos por el mundo, lo que reconocen de Euskadi Basque Country es un carácter, y una manera de trabajar. No me dicen un producto concreto. Creo que somos buenos en las biociencias, pero estamos trasladando la parte de la máquina herramienta, donde somos mejores, a un sector de alto valor añadido donde lo vamos a hacer muy bien y se nos va a reconocer.
¿Qué oportunidades de empleo puede generar la biotecnología y la salud?¿Tienen problemas para encontrar profesionales en el sector?
Tenemos problemas para encontrar a gente con una formación muy específica para tareas muy específicas. Estamos trabajando con Formación Profesional para ver cuáles son las necesidades de las empresas y que ellos puedan incorporar contenidos curriculares que se vayan adaptando. Pero lo que más me preocupa cuando un recién licenciado llega a trabajar es mucho más la actitud que la aptitud. Porque lo segundo se lo vamos a dar. Pero, ¿cuánto tiempo tardará en asimilarlo, o incluso mejorarlo? Eso dependerá de la actitud.
¿En su sector se nota más la diferencia de velocidad entre el sistema de formación y el mercado laboral?
Estamos muy parecido a otros sectores. Pero es que el mundo va muy rápido, y transformar un sistema de formación va más lento de lo que nosotros somos capaces de cambiar. Porque nuestra velocidad no es la que marca la empresa, sino el mercado. La universidad tiene que ser más flexible. Desde el ámbito empresarial tenemos que exigirle, y ayudarle a serlo. Tiene que haber una corriente de transmisión brutal desde el mundo económico, industrial, empresarial y la universidad. Suelo decir que mi hijo tiene 17 años. Está terminando primero de bachiller. Eso quiere decir que cuando se ponga a trabajar, dentro de seis o siete años, lo hará en una empresa que aún no existe, y en un puesto de trabajo que tampoco se ha inventado. Esto no ha pasado en anteriores generaciones. ¿Qué tenemos que buscar? Gente flexible. Eso sí que es un problema: que salga gente que no sea capaz de adaptarse de forma efectiva y rápida a la empresa a la que vaya a trabajar. Pero no es un problema sólo de nuestro sector.
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