Secciones
Servicios
Destacamos
salvador arroyo
Martes, 12 de julio 2022, 19:11
Ocho horas de conversaciones con una sucesión de recesos -un dato que ya resultaba significativo si se tiene en cuenta que una de las citas anteriores apenas se prolongó cuarenta minutos- y una consulta directa a Alemania. Así se ha forjado este martes el acuerdo ( ... que aún deberá ser refrendado por los trabajadores) entre la mayoría sindical del comité de empresa (UGT, CC OO, Ekintza y PIM, que suman en total 17 representantes) y la dirección de Mercedes-Benz Vitoria. Al pacto no se habrían sumado las centrales nacionalistas (ELA, LAB y ESK, que suman catorce) al entender que no se han aceptado sus demandas, según informan fuentes sindicales. Un hecho que, a priori, no desactivaría las convocatorias de paros programadas para mañana miércoles, el jueves y el viernes.
Pasadas las tres de la tarde se avistaba cierta disposición entre la parte social y la empresa, que lleva meses lastrado por desencuentros con la dirección y una crispación muy evidente en el seno del comité. Fuentes consultadas por este periódico confirmaban en ese momento un «acercamiento» entre las partes y apuntaban a una suerte de borrador de acuerdo que el equipo de dirección, con Emilio Titos a la cabeza, estaba analizando. En proceso de «reflexión», indicaban. Las sensaciones eran positivas. Hubo un receso para comer y en torno a las 16.30 horas, volvían a sentarse a la mesa con la perspectiva de un desenlace rápido. Pero aún se mantuvo la incógnita durante una hora larga. Se estaban manteniendo consultas con la central del grupo en Alemania antes de dar respuesta a los trabajadores.
Pero se intuía el giro en los acontecimientos. Que ya el pasado viernes (más allá del cruce de reproches entre UGT, CC OO, Ekintza y PIM, y las organizaciones ELA, que preside el comité, LAB y ESK) pareció encaminarse con una concesión clave por parte de Mercedes: la renuncia a la 'sexta noche', a ese bloque laboral de seis jornadas con inicio en domingo que se había convertido en ejemplo de la flexibilidad que exigía el grupo alemán para garantizar el futuro de la mayor factoría de Euskadi, con cinco mil empleados directos, y que encontró el rechazo frontal de todos los sindicatos.
La reunión arrancaba en torno a las 9.30 horas (ha concluido pasadas las seis de la tarde) en ese contexto ya conocido de mensajes contradictorios. De un lado, los que llegaban desde la parte social. Las formaciones nacionalistas insistían en que mantendrían las tres jornadas de paro previstas para esta semana (las seis anteriores en menos de un mes, algunas sin respaldo unánime de todas las organizaciones, habían conseguido un nivel de apoyo del 95% de la plantilla).
No se cerraba la puerta, eso sí, a un replanteamiento del calendario de movilizaciones. Las condiciones en las que insistían ELA, LAB y ESK pivotaban sobre la eliminación definitiva de la 'sexta noche' y la garantía de la subida salarial respecto al IPC. La pérdida de poder adquisitivo de la plantilla por la elevada inflación (disparada hoy hasta el 10,2%) se ha convertido, de hecho en uno de los elementos medulares de la negociación de este martes. La última oferta de la empresa se movía en un incremento salarial del 5% para 2022 (el doble de la que propuso en marzo) y del 2% para los siguientes años, a lo que añadía una paga de anual de 750 euros.
Así que reinaba la Incertidumbre. Pero también seguían brotando mensajes que destilaban optimismo. Y que provenían de responsables del ejecutivo de Lakua que la pasada semana formaron parte de la delegación del Gobierno vasco que viajó a Alemania. El lunes fue el viceconsejero de Industria, Mikel Amundarain, el que confiaba en un acuerdo empresa-sindicatos «lo antes posible». Veía que las conversaciones avanzaban «por el buen camino».
Y hoy, a primera hora de la mañana, apenas 45 minutios antes de que las partes volviesen a la mesa de negociación, era la propia Arantxa Tapia (consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente) la que parecía vislumbrar una salida al conflicto en lo que consideraba «una semana decisiva».
A esa inercia positivista se ha sumado también a media mañana el diputado general, Ramiro González. Hablaba de «esperanza» y «confianza» en un desenlace que apuntalase el futuro de la factoría vitoriana, pendiente de recibir esa inyección económica de 1.230 millones de euros que garantizarían la transformación de su modelo productivo hacia un horizonte electrificado. Una inversión que quedaría garantizada con el acuerdo alcanzado entre la parte social y la empresa.
«Lo que quiero trasladar es esperanza y confianza. Tengo esperanza y tengo confianza en que ambas partes muestren disposición al diálogo y en que esa disposición al diálogo se plasme en una solución en poco tiempo. Hoy y los próximos días van a ser determinantes en la solución de esta cuestión», aseguraba el máximo responsable del Gobierno foral.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.