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Tras la nomenclatura de Centro de Fabricación Avanzada Aeronáutica (CFAA) se encuentra lo que podríamos equiparar al hangar desde donde se accede a la pista ... de despegue de la industria aeronáutica vasca; a la autopista para que los fabricantes de Máquina Herramienta lleguen a nuevos clientes; y a la línea de alta velocidad para la insercción laboral de jóvenes universitarios y de FP dual.
La Cumbre del Clima de Madrid COP25 y el azaroso viaje que protagonizó la joven Greta Thunberg puso de relieve la afecciones climáticas que puede tener el transporte aéreo si esta industria no actúa para reducir sus emisiones. Pero si hacemos un zoom sobre la realidad industrial vasca veremos cómo desde aquí, desde el Parque Tecnológico de Bizkaia, se están sentando las bases de la nueva era del aire, ya que se trabaja en proyectos concretos que ayudarán a la industria a avanzar hacia los aviones de nueva generación, más ligeros y de menor consumo de combustibles, lo que lleva directamente a reducir sus emisiones.
Una pieza clave de este puzzle es el CFAA, que es mucho más que un centro tecnológico, realmente es una fábrica con dos tipos de productos: piezas y los sistemas para su fabricación. Por explicarlo de otra forma, CFAA es el puente que ayuda a la industria a superar el llamado 'Valle de la Muerte', ese profundo barranco que hay que sortear para que lo que se ha desarrollado en los laboratorios de I+D+i consiga llegar a su producción comercial en fábrica.
Estamos por tanto ante una fábrica de ensayos y pruebas reales. En el CFAA se experimenta, ajustan, validan, revisan, inspeccionan, comprueban las piezas, los procesos y las máquinas necesarias para su producción.
Su puesta en marcha en 2017 supuso una inversión de nueve millones de euros, aportados por el Gobierno Vasco y la Diputación de Bizkaia. A partir de ahí, su funcionamiento es rentable económicamente desde el minuto uno. Se autofinancia gracias a las aportaciones de las empresas socias y de la captación de fondos que para I+D+i logra la Facultad de Ingeniería de la Universidad del País Vasco (UPV/ EHU), impulsora de este centro junto con el grupo aeronáutico ITP Aero, y respaldado también por el sector de máquina herramienta.
El embrión del CFAA contó con el respaldo de 11 empresas, pero en 2017 en la inaguración del centro este colectivo se había incrementado hasta las 48 firmas y, a día de hoy, ya son 78 las compañías que participan en el centro. En estas nuevas adhesiones no sólo hay empresas vascas o que ya tuvieran presencia en Euskadi, sino también compañías de otras latitudes, destacando entre las últimas incorporaciones dos firmas japonesas, una británica y otra alemana. Los principales colectivos sectoriales son firmas que operan o que son proveedores del sector aeronáutico, incluyendo el cluster aerospacial vasco Hegan y la asociación de maquina herramienta, accesorios y herramientas AFM.
En poco más de dos años en el CFAA han entrado 243 proyectos, pero no son proyectos en fases conceptuales, son encargos concretos, cuyo plazo de ejecución ha de resolverse en pocos meses. «Somos muy eficaces y muy eficientes», sentencia el director del CFAA y profesor de Ingeniería Mecánica de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Norberto López de Lacalle.
Así ya pueden exhibir que 46 proyectos están ya implantados y ejecutándose comercialmente en empresas; otros 78 están en avanzado proceso de implantación; lo que entre ambos equivale a un 51% de aplicación práctica ya materializada. Otros 41 proyectos que han dado buenos resultados se encuentran ahora en su fase de definición y viabilidad económica. Únicamente el 14% de las iniciativas ha dado resultados negativos (por criterios tecnológicos, industriales o económicos), pero esto de por sí no supone un fracaso. Casi podría decirse que es todo los contrario, se ha evitado que las empresas incurriesen en los gastos que significa parar una producción para experimentar nuevos proyectos que después no sirvieran.
López de Lacalle, explica que «por cada euro invertido en el I+D en el CFAA se ha generado alrededor de 4 euros en cuanto a mejora de productividad o reducción de defectos».
Desde un punto de vista más cualitativo el director de Ingeniería Avanzada de ITP Aero, Alfredo López Díez, y a la vez coordinador del grupo de las 78 empresas asociadas, destaca que el «efecto multiplicador de este centro es muy claro. Puede decirse que aquí estamos toda la cadena de suministro, fabricantes y proveedores, trabajando juntos. Muchas empresas están haciendo I+D aquí y eso en sí mismo es valor añadido. Lo hacen aquí y no se tienen que ir a Japón para poder testar sus proyectos cerca de sus clientes».
En este mismo sentido, recalca que para el sector de máquina herramienta también es vital poder realizar aquí las pruebas y ajustes de sus equipos para orientarlos al segmento aeronáutico, también les ahorra costes y pueden acudir donde se emcuentran los clientes, en cualquier parte del mundo, ya con todas las certificaciones realizadas.
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