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manu alvarez
Miércoles, 13 de mayo 2020, 06:30
El Gobierno Vasco ha recibido buenas noticias relacionadas con la Renta Mínima que el Gobierno de Pedro Sánchez se apresta a aprobar en las próximas semanas y que tiene como objetivo garantizar ingresos mensuales a los ciudadanos que carecen de ellos o a quienes acceden a algunas rentas muy bajas.
La primera, que esa renta será básica, de aplicación para todas las personas que cumplan determinados requisitos en cualquier lugar del territorio español. Así las cosas, la RGI del Gobierno Vasco actuará como complemento. Esto es, se abonará la diferencia si la Renta Mínima se queda corta en relación a las cantidades estipuladas en el País Vasco. Esto significa ahorro para las arcas vascas.
La segunda noticia positiva es que se confirma que será una prestación de la Seguridad Social, financiable con una transferencia directa de los Presupuestos Generales del Estado. Con ello el Gobierno Vasco no tendrá que aportar ni un euro al sostenimiento de esta prestación durante, al menos, 2020 y 2021. Más ahorro.
En relación con el carácter complementario, el Ejecutivo de Vitoria asegura que hay que esperar a la publicación del proyecto de ley y a su posterior tramitación parlamentaria para conocer todos los detalles. Así, indican desde el Departamento de Empleo, puede suceder que haya perceptores de la RGI que no tengan derecho a recibir la Renta Mínima -en este caso el desembolso no sufriría variaciones- pero otros que pueden acceder a un complemento.
El director de Lanbide, Borja Belandia, ha mantenido numerosos contactos con el Ministerio de Seguridad Social que dirige el ministro José Luis Escrivá en la fase de preparación de la Renta Mínima. El objetivo, señalaron ayer desde el Gobierno Vasco, ha sido poner en manos del Ejecutivo de Pedro Sánchez la experiencia que tiene la Administración vasca con la RGI y aclarar dudas.
¿Será rentable para el Gobierno Vasco que el gabinete de Pedro Sánchez haya tomado esta decisión? Imposible saberlo ahora, pero puede suceder. De un lado estará el ahorro de gasto en la RGI. Junto al complemento de vivienda, el Ejecutivo autonómico destinó a esta partida un total de 434 millones de euros el pasado año, para unos 53.000 perceptores. La lógica invita a pensar que como consecuencia de la crisis del Covid-19, ambas cifras iban a dispararse a partir de ahora. La otra incógnita de la ecuación es la aportación que el País Vasco tendrá que hacer para el sostenimiento de esta prestación en los Presupuestos Generales del Estado, a través del Cupo.
Algunas estimaciones sitúan en unos 3.000 millones de euros el coste anual de la Renta Mínima, de ahí que aplicado el 6,24% que financia Euskadi significaría un desembolso en el entorno de los 187 millones de euros. Pero al menos en los años 2020 y 2021 no habrá aportación porque el cálculo fundamental del Cupo sólo se realiza en el año base -para el momento actual eso sucedió en 2017-, mientras que en los cuatro años siguientes sólo se realizan adaptaciones en función de la recaudación de impuestos o si hay transferencias.
Incluso, ante la eventualidad de una prórroga más allá de 2021, el País Vasco podrá eludir sus aportaciones a esta prestación. También influirá si la partida de la Renta Mínima se financia con endeudamiento -el Cupo no cubre el déficit del Estado- y en este supuesto las aportaciones llegarían años más tarde, en el momento en que se produzca la amortización de la deuda con la que se ha financiado.
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