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Lucas Irigoyen
VIitoria
Lunes, 3 de febrero 2025, 01:00
Una batería para el coche eléctrico que aumenta su autonomía un 50% –pasaría de los 500 km a los 750 Km–, pero ahorrando costes en un 30% y sin depender de la tecnología china. Es lo que trabaja para ofrecer la gigafactoría vasca Basquevolt con ... su tecnología de celdas en estado sólido. Un proyecto que no puede escapar tampoco a la crisis por la que atraviesa la implementación del coche eléctrico. La crisis industrial en Europa, la competencia de los fabricantes chinos, la falta de desarrollo de la red de carga y las dudas sobre las ayudas han terminado por lastrar el avance de los vehículos conectados.
Se trata de una realidad que ha terminado por romper los planes de Basquevolt. La compañía auspiciada por el Gobierno vasco ha puesto ya en funcionamiento la línea de prototipado, pero la planta piloto que tenía previsto levantar en el parque tecnológico de Álava este año tendrá que esperar. Así lo han confirmado fuentes de la empresa que dirige Francisco Carranza.
Los planes fijaban levantar en 2025, frente a las actuales instalaciones de Basquevolt, una pequeña fábrica que produjera las primeras celdas de batería de modo industrial. Una infraestructura con un 1 GW de potencia y que completase el desarrollo de primera fase del proyecto con una inversión total de 200 millones.
Para su ejecución era necesario completar una ampliación de capital sobre las aportaciones iniciales de los socios fundadores. El Gobierno vasco mantiene su posición de control con algo más de un 20% en Basquevolt. Participan también Iberdrola, Enagás, CIE Automotive y el Ejecutivo central (a través del CDTI).
Esas primeras aportaciones han permitido dar el primer paso adecuando las instalaciones en el edificio del parque tecnológico de Álava, donde se alberga el túnel del viento, y formar una plantilla de un centenar de personas. En ese espacio se puso en marcha el año pasado la línea de prototipado para alumbrar las primeras celdas de 20 amperios.
Pero el salto previsto para la planta piloto –valorada en 100 millones– no ha contado con los recursos necesarios. Los 30 millones de los fondos europeos recibidos no son suficientes y el equipo dirigido por el consejero delegado de la empresa, Francisco Carranza, sigue trabajando en esa línea. Una tarea en la que el frenazo de la industria se ha dejado notar. Los planes eran incorporar a un gran fabricante de la automoción al proyecto con el que trabajar en el desarrollo de las celdas de automoción. Su entrada a la empresa es una de las claves para la financiación.
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