Secciones
Servicios
Destacamos
Hoy votamos. Hoy tenemos el poder. Mañana se lo habremos trasladado a otros y solo nos quedará ver lo que hacen con él. A la vista de lo sucedido en el pasado y si consideramos lo oído en la presente campaña es más fácil caer ... en el pesimismo que revolcarse en el optimismo. Pero, ¿quién sabe? A veces sucede que las mayores encrucijadas conducen a las mejores soluciones. Si aciertan las encuestas, las cosas estarán mañana más feas que hoy, en cuanto a resultados, pero estarán mejor en cuanto a la disponibilidad de los líderes y de los partidos. Estoy convencido de que no se atreverán a llevarnos a unas terceras elecciones, así que no tendrán más remedio que encontrar una salida.
Bueno, eso es la expresión de un deseo y exige altura de miras, una virtud que no ha sido practicada hasta la fecha. Pero esta vez, están obligados a mirar por el país y arreglar el desaguisado en el que estamos inmersos. Me mojo un poco, aunque le advierto que carezco de cualquier título que me avale para ejercer de oráculo. Además, le recuerdo que tengo un historial espléndido -ese sí- de errores groseros en cálculos electorales. Esta vez, la cosa está un poco más difícil de lo habitual. Es cierto que salvo la encuesta elaborada por el CIS -el alquimista Tezanos se la juega, si acierta contra el colectivo al completo se consagra, por haber visto lo que nadie más vio, pero si falla se hunde definitivamente-, todas las demás apuntan en la misma dirección. Pero las encuestas publicadas no reflejan el impacto de los debates, ni los acontecimientos ocurridos en los últimos días, como el grave error de Pedro Sánchez con la independencia de la fiscalía o el acuerdo adoptado en la Asamblea de Madrid con respecto a los partidos separatistas. Mi impresión es que Sánchez se ha equivocado al forzar estas elecciones pensando que los votantes iban a premiar su acción de gobierno y a castigar la destemplanza de Podemos. Acertará a medias. Podemos recibirá el castigo que, como siempre, se lo darán sus más próximos, los de Más País. En el extremo izquierdo de la sociedad española no ha habido nunca demanda suficiente para satisfacer a dos ofertas similares, fruto solo de egos personales muy inflados. Pero eso de obtener un premio en las urnas no está nada claro y las elecciones van a debilitar a la que él mismo considera su «opción preferente». La campaña no ha sido para los socialistas el paseo triunfal que pensaban. Al candidato se le ha visto huraño, enfadado con el mundo y un punto displicente. Más que ilusión ha trasmitido necesidad.
Pablo Casado estará esta noche exultante de alegría. Tendrá un magnífico resultado, pero su alegría solo es posible y su resultado bueno en estado de amnesia. Los resultados serán mejores que los de abril porque se ha consolidado y porque ha hecho una campaña inteligente basada en la discreción y en no meterse en fregados. Pero los resultados de abril fueron ¡los peores! del partido, y se quedará lejos de tener la iniciativa y muy lejos de poder formar gobierno con sus aliados naturales, por culpa del hundimiento de Ciudadanos. Albert Rivera se dará un sonoro sopapo por no haber sido capaz de justificar la necesidad de su alternativa. No ha cumplido las expectativas que suscitó en su día. Por eso un día se le premió y hoy se le castigará. Para hacer y decir lo mismo que los que ya estaban, nos basta con los que ya estaban. Si algo no necesitamos es complicar aún más las cosas. Los que si podrán justificar su entusiasmo sin reservas serán los de Vox. Eso es lo malo...
¿Y después? Después vendrá la investidura de Pedro Sánchez. El PP y Ciudadanos tendrán que tragarse ese sapo, pero podrán condicionar la gobernabilidad. El trato será garantizar la investidura a cambio de condicionar -desde fuera-, la acción de gobierno. ¿No le gusta? Pues es la menos mala de todas las malas opciones que tenemos a mano. Y será mejor si acierta Manuel Conthe, quien la adorna con el paso atrás de Pedro Sánchez y la retirada del título de 'vice' del cargo prometido a Nadia Calviño. Si lo piensa, no es tan mala idea. Contentaría a Bruselas, facilitaría la abstención del PP y nos tranquilizaría a los demás. Tiene en contra al ego de Pedro Sánchez. ¿Qué carrocero sería capaz de reparar sus abolladuras?
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.