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Con la crisis económica han aumentado los casos de denuncia por acoso laboral. No se sabe si esta tendencia responde a un incremento efectivo de este tipo de conductas, o a que los trabajadores tienen menos miedo a dar a conocer su situación. «O a ... que ya no lo soportan más», matiza Juan Ignacio Marcos. Este abogado bilbaíno coordina el Observatorio Vasco sobre Acoso y Discriminación, un foro de discusión compuesto por expertos multidisciplinares (jueces, fiscales, inspectores de trabajo, abogados, etc.) interesados en la materia.
-¿Para qué y por qué surgió el Observatorio?
-Nos constituimos en el año 2002. Somos un foro de discusión, un grupo de personas interesadas en la materia. Creíamos que no se estaba haciendo bien y que teníamos mucho que aportar. Lo que hemos hecho ha sido estudiar esta materia y a través de una serie de reflexiones hemos sacado libros, etc. Nuestro objetivo es poder difundir, o aclarar primero qué es el acoso. Luego, sus riesgos psicosociales, y formar e informar a la gente sobre ellos. Lo que pasa es que el observatorio tiene una característica que lo hace único en toda Europa: dentro de nosotros están los decisores. Eso significa que al estar las personas, o parte de ellas, que deciden sobre este asunto (jefes de inspección, magistrados, fiscales, etc.), el consenso al que llegamos en nuestras discusiones se traslada inmediatamente a la jurisprudencia. Esa es la razón por la que en Euskadi estamos bastante más avanzados que en el resto del Estado en materia psicosocial.
-¿Y cómo definiría es exactamente el acoso laboral?
-Se produce cuando una o varias personas deciden, o como consecuencia de sus actos, fastidian a otra, y le causan un daño absolutamente innecesaria. Es como la gota malaya. Va calando en la persona, y que va a por su parte más íntima, que es lo que destroza: su propio equilibrio como ser. Es como si te metieran la mano y te estrujaran el alma.
-Supongo que muchas veces no será fácil determinar cuándo hay acoso.
-No. De hecho, tal es así, que yo, que soy abogado y llevo más de 250 temas de acoso, ya no hablo de acoso si alguien no habla antes de ello: la Inspección de Trabajo, Osalan, etc. Lo que yo expongo son los hechos que tienen riesgos psicosociales, que son la interrelación con las personas, y de éstas con la organización. Y son el estrés, la ansiedad, el síndrome del quemado, conflictos de rol, y el más grave, el acoso. Entonces el juez contesta determinando qué es acoso y qué no.
-¿Cuál es la interactuación del Observatorio con los agentes sociales y laborales?
-No trabajamos con ellos. Sólo somos un foro de discusión, 23 personas que se reúnen y se interrelaciona, no interviene. Porque no tenemos personalidad jurídica. Organizamos jornadas de discusión, como las que tuvieron lugar hace dos meses en Bilbao sobre protocolos de conductas inadecuadas.
-¿Cómo ha afectado la crisis en todo este tema? Supongo que algunas actitudes de acoso/discriminación se habrán reforzado ante el miedo del trabajador a ser despedido.
-Hemos observado un incremento del número de casos, aunque no sabemos si es porque realmente han aumentado, o lo que lo ha hecho son las denuncias de gente que está en situación desesperada. Lo que también vemos, y eso es muy peligroso, es que se están proliferando determinados estilos de dirección demasiado tolerantes con estas conductas. Que se aprovechan de la existencia de esta situación de acoso para aumentar la productividad o para crear un clima de miedo. Y esa desviación perversa nos preocupa. Es minoritaria, pero pasa. Se pregona tolerancia cero contra el acoso, y luego es mentira. Ante situaciones constatadas, muchos directivos no toman medidas. No echan al acosador. ¿Cómo puede ser que una sentencia determine que una persona es un acosador, y en vez de echarlo, lo asciendes?
-Periodicamente tenemos conocimiento de estadísticas que evidencian la diferencia de sueldos entre hombres y mujeres. Mayor ejemplo de discriminación no hay.
-Absolutamente. Solemos hacer una reflexión: ¿por qué no hay una ley que obligue a que los sueldos sean iguales entre hombres y mujeres para un mismo trabajo, y no existe un régimen que sancione esas desigualdades?
-Este mismo verano hemos conocido también una multa de la Inspección de Trabajo a Iberia por exigir pruebas de embarazo a aspirantes a azafatas. Hay mucho camino por recorrer en este sentido aún, ¿no?
-Es un tema muy vidrioso. Es una aberración jurídica defenderlo. ¿Qué es explicable? Desde una perspectiva empresarial, podría ser. Pero no puedes explicar algo que es una aberración jurídica. Porque somos personas. Son datos personales que están por encima del comercio. ¿Cómo puedes hacer eso?
-¿Hay diferencias entre el acoso a funcionarios y al resto de trabajadores?
-El acoso es el mismo, aunque tienen especifidades muy grandes. Cuando tú tienes una situación de acoso en una empresa privada te pueden echar, o irte tú. Pero si eres funcionario lo normal es que no te vayas. Aunque los ha habido: recuerdo algunos del ayuntamiento de Castro Urdiales que renunciaron a su plaza porque no aguantaban más. Pero en sí misma, la gran diferencia es que para quitarte al acosador de encima tengas que meterte en un proceso penal. Y luego las características de la administración, que como juegan con la pólvora del rey, hace que en proporción haya mucho más acoso que en la empresa privada.
-Ustedes han abordado en numerosas ocasiones el tema de la discriminación por razón de edad. ¿Son un colectivo estigmatizado?
-Yo creo que es un hecho. Aquí tenemos una enorme paradoja. La Seguridad Social no va a poder pagar las pensiones, luego obligatoriamente la gente va a tener que trabajar hasta casi los 70 años. Pero se les expulsa del mercado mucho antes. Se considera que a partir de un momento a los trabajadores ya no se les considera como cualificados, o se les deja de dar formación, etc. Y muchas veces, si no aceptan la jubilación, las empresas emplean métodos inaceptables para que lo hagan.
-También han abordado la salud mental de los trabajadores. ¿Cómo ha evolucionado en estos años de crisis? ¿Ha empeorado porque ha subido el nivel de presión sobre los trabajadores, porque están más cargados de trabajo?
-La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos dice que hay en torno a un 26% de personas que han tenido, tienen o tendrán una enfermedad mental. Y el 50% de las enfermedades graves no están diagnosticadas. Lo que significa que hay muchísimos trabajadores y trabajadoras, que son los que popularmente son definidos en sus empresas como 'raros', que probablemente tengan una enfermedad mental. Y tenemos un grave problema, y es el mayor reto del observatorio. ¿Qué hacer cuando un trabajador es un riesgo psicosocial para el resto de trabajadores? ¿Qué medidas puede tomar la empresa? Nos encontramos con que el trabajador se niega a ser revisado en muchos casos. Es un grave problema, que está ahí, y no tenemos más que soluciones parciales para ellos. Por otro lado, la ansiedad es la segunda causa de baja de los trabajadores después de los trastornos músculo-esqueléticos. Para el año 2020 tanto la UE como la OMS dicen que en Europa va a ser la primera causa de baja. Luego nos encontramos con un sistema sanitario que no está dimensionado para la gravedad y el alcance del problema. Y no está bien diseñado el tratamiento de estos problemas por parte de las mutuas. Tendremos que realizar las evaluaciones de riesgos psicosociales que actualmente sólo hacen el 16% de las empresas europeas, aunque son obligatorias desde 1995.
-¿Cuál es la principal causa de erosión de la salud mental de los trabajadores?
-En estos momentos, la ansiedad, que es un trastorno adaptativo. Cuando se presenta una situación cambiante, pero la persona no se sabe adaptar a ella y le supera, es cuando se produce un trastorno adaptativo, y esa persona empieza a fallar.
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