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Una empresa con una mujer al frente tiene la mitad de posibilidades de quebrar

Una empresa con una mujer al frente tiene la mitad de posibilidades de quebrar

Apenas tres de cada diez compañías creadas por ellas fracasaron el pasado año, frente al 58% de los negocios iniciados por hombres

Viernes, 16 de febrero 2018

Se acerca el 8 de marzo, jornada en la que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, y las noticias sobre la más que evidente brecha de género que se da en España se multiplican por doquier. Diversos estudios constatan lo que es una realidad: las mujeres cobran de media mucho menos que los hombres en el desempeño de su trabajo (un 30% de diferencia, casi 6.000 euros al año menos, según un informe de CC. OO.), en gran parte porque sacrifican su carrera profesional para dedicarse al cuidado de hijos e incluso mayores, y también porque sus empleos son más precarios que los de los hombres: cuentan con una mayor tasa de temporalidad y parcialidad, hasta el punto de que tres de cada cuatro trabajos a tiempo parcial tienen nombre de mujer.

Esto, lógicamente, tiene también su repercusión en las pensiones, donde la brecha por ser mujer se amplía hasta el 37%, o lo que es lo mismo, una jubilada recibe una prestación 6.300 euros al año inferior que la del sexo contrario, según otro estudio de UGT.

Sin embargo, existe otra brecha de género de la que apenas se habla y que, en este caso, es favorable a la mujer: una líder femenina es una garantía para que una empresa funcione. El pasado año, apenas tres de cada diez compañías creadas por mujeres fracasaron, frente al 58% de los proyectos iniciados por hombres, según señala el último informe Mapa del Emprendimiento 2017, elaborado por Spain Startup-South Summit, que recoge una muestra de 1.585 proyectos de todo el mundo. En definitiva, que las mujeres emprendedoras fracasaron 28 puntos porcentuales menos que los hombres.

Y hay otro estudio que confirma este dato. La iniciativa de apoyo empresarial Woman's Age impulsada por Telefónica asegura que del total de empresas que financia y asesora, las que cuentan con un liderazgo femenino tienen la mitad de riesgo de quebrar que las dirigidas por hombres.

A pesar de ello, el emprendimiento femenino sigue siendo muy escaso y apenas supone el 18% del total de nuevas empresas, según el Mapa del Emprendimiento 2017. De igual manera, también son excesivamente discretas las cifras de mujeres directivas: solo el 20% de los proyectos financiados por Woman's Age tienen cargos directivos con nombre femenino, al igual que ocurre en las empresas del Ibex-35, donde menos de dos de cada diez consejeros son mujeres. A este ritmo, se necesitarían 47 años para alcanzar la paridad en las cúpulas de estas grandes empresas, según el Foro de Buen Gobierno y Accionariado de Atrevía y el IESE.

Y, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en España hay 270.000 empresarias y 712.000 trabajadoras autónomas, prácticamente la mitad que hombres: hay 600.000 empresarios y 1.248.000 autónomos.

¿Cuáles son las razones?

Está demostrado que las empresas con una mayor proporción de mujeres al frente obtienen mejores resultados económicos que las que tienen órganos de gobierno predominantemente masculinos, asegura Maria Àngels Viladot, profesora experta de Psicología Social de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que apunta como razón más que a la presencia femenina 'per se' a los efectos positivos que produce una composición diversa. A su juicio, la sensibilidad, la diversidad de ideologías y la ausencia de discriminación son factores clave para el éxito de las organizaciones.

Para Ana Isabel Jiménez-Zarco, profesora de Estudios de Economía y Empresa de la UOC, la mayor capacidad de supervivencia de las empresas femeninas se explica también porque muchas mujeres deciden crear un negocio como vía para conciliar vida laboral y familiar o bien para volver al mercado laboral, es decir, razones más de crecimiento personal que estrictamente financieras.

Pero esto es precisamente el motivo, el hecho de tener unos objetivos económicos menos ambiciosos, junto con que ellos «tienen una actitud más agresiva a la hora de luchar por los negocios», por el que tienen más dificultades que los hombres para acceder a financiación, tal y como constata la OCDE. «Aunque la idea de negocio sea buena y el proyecto viable, el que sea una mujer quien está detrás del proyecto puede generar desconfianza en algunos potenciales socios financieros», explica Jiménez-Zarco.

Para mejorar las tasas de emprendimiento femenino, esta profesora pide al Gobierno que reduzca la burocracia y simplifique y agilice los procesos vinculados a la apertura de un negocio. Al mismo tiempo, aboga por una reducción de impuestos y tasas durante los primeros años de vida del proyecto.

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