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José Ramón Fernández de Barrena (Irun, 1968) pilota como consejero delegado el grupo Uvesco (BM y Súper Amara), que el año pasado logró un resultado récord. Aún así, el directivo se resiste a «sacar pecho» y apuesta por la visión «a largo plazo», consciente de ... que parte del éxito viene del 'robo' de clientes a la hostelería; algo que desaparecerá cuando regrese la normalidad. Se muestra orgulloso de la entrega de la plantilla en un año complicadísimo, el de la pandemia, y también de haber ganado cuota gracias a clientes que descubrieron sus tiendas en lo más duro del confinamiento y después siguieron comprando allí.
-Uvesco facturó más de 1.000 millones en el año del Covid. ¿No da un poco de rubor?
-Más allá de rubor o no, ha sido un año tan complicado para todo el mundo que no se puede sacar pecho. A corto plazo se pueden sacar unas conclusiones. Pero a largo, como tiene que ser, tomando en cuenta la factura que habrá que pagar por todo esto y el posible efecto en el consumo, no creo que sea una situación positiva para nadie. Yo solo quiero que esto acabe cuanto antes. Por la salud de todos y la economía.
-Su facturación ha crecido un 23%. ¿Qué ha hecho el sector?
-Nuestra facturación neta de IVA fue de 954 millones, con ese crecimiento que dice, y el sector -hablo de supermercados e hipermercados, con datos de la consultora Nielsen- avanzó un 9,8%. Hemos crecido más del doble.
-¿Y cómo lo han hecho?
-Hemos vivido una situación excepcional. Hubo un primer periodo, con el confimamiento, en el que el consumo quedó restringido a comercios de proximidad, con lo que los que tenemos más presencia en pueblos y barrios nos vimos beneficiados. Y después, sin estado de alarma, y esto es importante, seguimos recogiendo un fruto que sembramos en aquellos primeros momentos, en los que nos volcamos por dar el mejor servicio con la mayor seguridad. La verdad es que captamos muchos clientes que, seguramente, nos descubrieron en el confinamiento. El crecimiento ha venido de parte de esas personas, que después se quedaron con nosotros. Eso es lo que ha hecho que hayamos ganado más de un punto de cuota (1,08%).
Mejor que el mercado
-¿Sabe a quién o quiénes han 'robado' esos clientes?
- Bueno. El panel de hogares de Nielsen, a nivel del Estado, da mejoras a los supermercados regionales y a Lidl, y caídas a algunas cadenas como Mercadona, que es el caso más significativo.
-¿Es de esa ganancia de cuota de lo que está más orgulloso?
-Yo estoy orgulloso de nuestra gente. De los trabajadores. Las tiendas ya estaban ahí antes, pero gracias al servicio de nuestro personal hemos podido fidelizar a esos nuevos clientes. Una parte de la ganancia es 'prestada' por un tiempo de la hostelería, pero otra es ganada y el reto es mantenerla a partir de ahora.
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Julio Díaz de Alda
- ¿Cómo les ha ido en Euskadi?
- A igualdad de superficie (en 2020 el grupo abrió siete supermercados: en Zarautz, Santander y otros cinco en Madrid), crecimos un 16%. Tasa que en el País Vasco fue un poquito menor. Pero es que en Madrid, por ejemplo, mejoramos un 30%. Euskadi aporta tres cuartas partes de la facturación y nuestro punto de negocio fundamental.
cambio de hábitos
-¿Ha cambiado el consumidor?
-Sí. Ahora viene menos al supermercado pero compra más. El 'tiquet' medio ha crecido un 20%. Aprovecha más la visita. Y cada vez valora más las medidas de seguridad e higiene. Por eso limitamos aforos.
-¿Qué es lo que más hemos comprado los vascos en pandemia?
-En un primer momento, productos de primera necesidad: aceite, leche o papel higiénico. Pero luego vino una fase de indulgencia, con cervezas (un 65% más), vinos y 'snacks', además de geles y mascarillas. A nosotros, aunque no al sector, nos ha subido mucho la pescadería. Y lo que más ha caído, la perfumería, los desodorantes, las cremas solares, el afeitado, los maquillajes...
-Parece que los productos frescos se han encarecido bastante...
-En el conjunto del sector, subió un 5,5%, que en el caso del envasado se ha quedado en un 0,4%. En nuestro caso, tuvimos una inflación del orden del 2,5% en frescos, pero es que está muy ligado al precio en origen. Ahí no hemos ganado margen. Nosotros, nos lo podíamos permitir, invertimos en promociones y ofertas cuatro millones de euros adicionales sobre lo previsto en descuentos y vales para el cliente.
- ¿Ha habido mucha guerra en el sector?
- A ver. En esto tambien ha habido etapas. En marzo, abril y mayo pelea, ninguna. Lo que primaba era el abastecimiento. De hecho, se paró la actividad promocional. Desde ese momento, nosotros decidimos sembrar para después recoger. No me costa que otros lo hicieran también. Y luego, desde la última parte del año, y en el arranque de 2021 sí se está dando una tensión de precios, liderada por aquellos competidores que han perdido más cuota de mercado. Están intentando recuperar y establecer una guerra de precios que no tenemos más remedio que seguir.
-Entonces, hay guerra...
- Se está iniciando ya. Comenzó en diciembre. Nosotros, es verdad tenemos margen y más reservas para poder actuar. Sí que veo que este año será de guerra.
- El año pasado compraron 237 millones a proveedores locales. ¿Cuánto fue en Euskadi?
- En el País Vasco fueron 129,5 millones de euros, un 15,6% más. Llevamos muchos años con ellos. Si es cierto que algunos productores que vendían a otros se han quedado con remanentes. Nosotros, y otros operadores, colaboramos con el Gobierno Vasco para intentar ayudarles.
- Dedicaron 38 millones a aperturas en 2020 y prevén invertir otros 45 este año. ¿Lo hicieron a pulmón?
- Estamos saneados. Llevamos años creciendo y lo hemos hecho a partir de nuestras reservas.
- Nunca lo dicen, pero ¿han ganado mucho dinero?
- (Sonríe) Es cierto, nunca lo decimos. En un año con un 23% más de ventas, y aunque hemos tenido muchos gastos extraordinarios -en contrataciones, seguridad, gratificaciones a la plantilla y promociones-, sí hemos aumentado los beneficios. Esa es la parte que remansamos para construir el futuro. Hay que crecer y mantener los empleos.
objetivos
-¿Pagan muchos impuestos?
-Sobre un 10% de las ventas, incluyendo cotizaciones sociales.
- Llevan años de buen comportamiento y están saneados. Parecen una perita en dulce. ¿Les llegan ofertas de compra?
- No. Tenemos que trabajar con una perspectiva de largo plazo, de construir futuro. Si quisiéramos vender no hubiéramos tomado algunas de las decisiones de 2020. En todo caso, estamos en posición compradora, y más en la zona de Madrid. Aquí es más complicado sin canibalizar nuestras tiendas, aunque tenemos varios proyectos en cartera. Sí hay cierto apetito por comprarnos nuestros locales y quedarnos dentro de inquilinos; es algo que nos podemos plantear y que nos permitiría remunerar de forma extraordina a los accionistas.
- ¿Cómo ve 2021? ¿Teme una crisis de consumo si el empleo se resiente o la crisis se alarga?
- Con muchísima incertidumbre. Nuestra previsión es facturar 910 millones, menos que en 2020 pero un 18% más que en 2019, pensando en que la situación sanitaria mejore en la segunda parte del año. Si me preocupa eso que dice. Sí prevemos una cierta crisis de consumo, que no será tan intensa como en otros sectores. Veremos en qué momento llega la recuperación y cómo llegan las empresas. No todo el mundo puede resistir igual. Y luego, esto habrá que pagarlo. ¿Cómo? Con más impuestos. Posibles subidas de IRPF, de IVA... La cuestión es cuánto nos cuesta para regresar a los niveles de 2019; habrá quien salga bien, quien salga debilitado y quien tenga que cerrar.
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