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El acuerdo alcanzado con Cofides para reducir una parte de la deuda que tenía contraída la compañía con el financiador estatal, como informó ayer en exclusiva este periódico ... , allana el camino para que los dos inversores que se habían mostrado muy interesados por reflotar el astillero de Zumaia puedan presentar una oferta formal que garantice el futuro de la centenaria compañía, que se encuentra en concurso de acreedores desde mediados de diciembre del año pasado.
Si a finales de enero eran tres los inversores que se habían interesado en hacerse con los activos del astillero guipuzcoano, como también adelantó este periódico, finalmente son dos los que han quedado en liza, tal y como confirmaron el pasado lunes tanto el grupo juntero socialista como los trabajadores durante su comparecencia en la Comisión de Promoción Económica y Proyectos Estratégicos del parlamento foral. Unos inversores que proceden del ámbito internacional, pero también local, y a los que la quita de la deuda con Cofides les supone salvar un primer escollo, el que se había resistido hasta ahora, para facilitar un acuerdo global con todos los agentes implicados, de modo que se aligere la deuda de la empresa y a partir de ahí buscar el compromiso de las instituciones para que puedan acompañar a los inversores en su apuesta por la continuidad de la compañía.
15
millones era la deuda que tenía Balenciaga con Cofides. Esta ha aceptado rebajarla a 8,5 millones.
El interés de estos inversores es serio, según ha podido confirmar este periódico, y el acuerdo alcanzado con Cofides es muy relevante, ya que la sociedad para la financiación de inversiones, que depende del Ministerio de Economía, ha aceptado rebajar la deuda de 15 millones (doce iniciales más tres de intereses) hasta los 8,5 millones.
Un movimiento que es crucial porque hasta ahora la negativa de Cofides a renegociar su deuda había impedido en un primer momento que se aprobara el plan de reestructuración presentado por Balenciaga en septiembre del año pasado y que contaba con la aprobación del Juzgado de lo Mercantil número 1 de San Sebastián. El rechazo de Cofides abocó a Balenciaga a entrar en concurso de acreedores a mediados de diciembre a pesar de contar con carga de trabajo. Esta cerrazón también bloqueaba la presentación de una oferta formal por parte de los inversores que se habían interesado por reflotar la compañía ante las dificultades de hacerse con una empresa que arrastra una deuda global de 28 millones. Ahora se empieza a despejar el futuro de Balenciaga.
Estos dos inversores han mostrado un interés elevado por hacerse con los activos de la compañía, lo que supone la unidad productiva (maquinaria e instalaciones muy modernas) así como con una plantilla muy cualificada, que está compuesta por 71 empleados directos, a los que se les adeuda como mínimo cinco nóminas, ya que hay algunos trabajadores que acumulan hasta siete mensualidades. Con todo, el empleo indirecto del astillero llega a los 600 trabajadores.
Ayer por la mañana la administradora concursal se reunió con los empleados, los representantes sindicales y la dirección de la empresa para informarles del acuerdo alcanzado con el financiador estatal, confirmándoles los términos concretos.
Desde el ministerio de Economía, del que depende Cofides, también confirmaron el pacto, aunque se limitaron a señalar que están trabajando «activamente para alcanzar una solución viable y equilibrada, pensando en los trabajadores de Astilleros Balenciaga». Recordaron que desde hace meses, Cofides, en coordinación con el propio Ministerio de Economía, mantiene un diálogo constante con la empresa para encontrar una salida sostenible a medio y largo plazo.
No obstante, remarcaron que las negociaciones «siguen abiertas y avanzan con el objetivo de lograr un acuerdo beneficioso para todas las partes implicadas», al tiempo que subrayaron que «es necesario actuar con prudencia».
El alcalde de Zumaia, Iñaki Ostolaza, valoró de forma positiva la quita alcanzada con Cofides, pero se mostró cauto, ya que indicó que «se trata del primer escollo, pero quedan más». Así, indicó que se «alegra un montón que se haya dado este paso, que Cofides haya por fin accedido a que esto sea viable», aunque señaló que «viene un poco tarde, pero mejor tarde que nunca». Y es que tanto los trabajadores como las instituciones vascas han redoblado sus llamamientos al financiador estatal durante estos últimos meses para que se aviniera a alcanzar un acuerdo. Ostolaza indicó que la plantilla «estaba muy preocupada con la espada de Damocles del ERE de extinción que vence el 31 de este mes, por lo que necesitaba noticias positivas».
El alcalde de Zumaia insistió en que quedan todavía cuestiones que salvar, porque «los posibles inversores necesitan un acompañamiento, en este caso, tanto del Ministerio de Economía y Trabajo, a través de Cofides, como del Gobierno Vasco y la Diputación de Gipuzkoa para llevar adelante una operación como la de Talgo, en la que al inversor privado se le acompañe desde el Gobierno Vasco y con las instituciones financieras». Aseguró que tanto el Ministerio de Economía como el Ejecutivo vasco «están trabajando positivamente en este camino y esperemos que llegue a buen puerto».
Cabe recordar que Balenciaga tenía comprometida la construcción de dos buques, con la posibilidad de otros dos, condicionada a que se despejaran sus problemas financieros. Un encargo que se mantiene en vigor y que garantiza carga de trabajo para tres años. Precisamente los inversores que pretenden hacerse con Balenciaga necesitan del acompañamiento de las instituciones y de entidades financieras para poder afrontar esos encargos.
Al respecto, el alcalde de Zumaia indicó que, con la entrada de los nuevos inversores, el astillero puede recuperar su actividad y dar empleo hasta 250 o 300 trabajadores. Recordó que cuando estaba en plena actividad, en verano de 2022 entraban 600 personas al astillero, «lo que significa que todas aquellas empresas subcontratadas del sector naval que había en Gipuzkoa, Bizkaia y todo el Cantábrico estaban trabajando aquí». Unos datos que reflejan el impacto económico de Balenciaga, no solo en Zumaia, sino en toda la comarca.
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