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Los dos inversores que han mostrado un interés serio por hacerse con los activos de Astilleros Balenciaga de Zumaia, en concurso de acreedores desde mediados ... de diciembre pasado, tendrán más tiempo para poder presentar sus ofertas de cara a hacerse con los activos de la compañía. Y es que el ERE de extinción de la plantilla, que se iba a activar el 31 de marzo, se amplía un mes y medio más, lo que deja más margen a los posibles compradores para que afinen sus propuestas.
Según ha podido saber este periódico, hay un acuerdo entre las partes para que las negociaciones sobre el expediente de rescisión de los 71 empleos directos del astillero que están en marcha se prolongue más allá del 31 de marzo, que era la fecha inicial fijada para activarlo si para entonces no había una propuesta en firme para hacerse con los activos y la plantilla. En concreto, se amplía el periodo en treinta días hábiles, lo que hará que se extienda hasta mediados de mayo.
Eso sí, falta que el juzgado encargado del concurso de acreedores y que la autoridad laboral den el visto bueno a este acuerdo, una cuestión que prácticamente se da por hecha, aunque debe pasar dicho trámite.
A nadie se le escapa que esta ampliación del plazo del ERE de extinción supone un balón de oxígeno para que los dos inversores puedan presentar una oferta en firme, toda vez que los plazos se estrechaban y tan solo quedaban cuatro días hábiles para que mostraran sus cartas y habían dispuesto de poco tiempo para hacerlo en un proceso muy complejo.
Cabe recordar que el futuro del astillero se empezó a despejar el pasado seis de marzo cuando el financiador estatal Cofides acordó una quita con la compañía para reducir la deuda que tenía la empresa con el organismo estatal de 15 millones a 8,5. Este pacto abrió la vía para que una semana más tarde, el 13 de marzo, el resto de acreedores también aceptaran una quita, que fue aprobada por la administradora concursal. Uno de esos acreedores es la sociedad de garantía recíproca Elkargi, según pudo saber este periódico.
El acuerdo con los acreedores permitía abrir una nueva fase, que era el proceso de negociación con los inversores. Un camino nada fácil. De hecho, el Gobierno Vasco, y más en concreto, el Departamento de Industria, que se ha implicado desde el principio en el proceso, calificaba la noticia de la quita como «una gran noticia y un gran paso», pero recordaba que aún queda camino por recorrer.
La deuda total del astillero ascendía a 28 millones y la quita permite aligerar considerablemente ese lastre para que los inversores puedan presentar una oferta formal por la compañía, aunque necesitarán del apoyo financiero de las instituciones para poder dar ese paso.
Es por lo tanto la hora de los dos inversores que han mostrado en esta recta final un interés serio por hacerse con los activos de la compañía –instalaciones, maquinaria y también con la plantilla– con el objetivo de reflotarla. Uno de ellos es un pequeño inversor estatal y otro de mayor tamaño del ámbito internacional.
Salvado este primer escollo de la reducción de la deuda, es el momento de que den el paso definitivo. El consejero de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad del Gobierno Vasco, Mikel Jauregi, ratificó nada más conocerse la quita de todos los acreedores que el Ejecutivo vasco «ya está hablando con los posibles inversores», una negociación, indicó, que se está liderando a través del equipo del viceconsejero de Promoción Industrial, Andoitz Korta.
El propio Mikel Jauregi mostró unos días antes la disposición del Gobierno Vasco a apoyar a los inversores, sin descartar incluso la entrada en Balenciaga, siguiendo la estela de la vía de Talgo, en la que el Ejecutivo vasco se hará con una parte del capital. Eso sí, dejó claro que se haría con varias condiciones, como es el hecho de que se trate de proyecto industrial sólido, liderado por un inversor que garantice el anclaje del astillero en Gipuzkoa así como la calidad del empleo y también la actividad de sus suministradores.
Balenciaga cuenta con 71 trabajadores, pero además genera hasta 600 empleos indirectos en la zona y un impacto económico importante, ya que se nutre del tejido económico del entorno. De hecho, Jauregi indicó que el acuerdo con la totalidad de los acreedores «es una gran noticia para la empresa, para los trabajadores, para Zumaia, para Gipuzkoa y para la industria y la economía de Euskadi». Con todo, pidió prudencia y discreción para continuar con las negociaciones que permitan reflotar el astillero.
Una compañía que cuenta con carga de trabajo, ya que tiene firmados la construcción de dos buques, ampliables a otros dos, aunque a expensas de que salga del concurso de acreedores con solvencia y capacidad financiera para seguir adelante. Los trabajadores siempre han defendido que el astillero tiene futuro y vienen reclamando la implicación de todas las instituciones para garantizarlo.
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