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Irizar y Ampo, la vida después del Grupo Mondragon

Irizar y Ampo, la vida después del Grupo Mondragon

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Ambas cooperativas, que abandonaron el Grupo Mondragon en 2008, han seguido caminos separados pese a compartir el modelo de gestión promovido por Koldo Saratxaga

PILAR ARANGUREN

Lunes, 19 de diciembre 2022, 06:36

Hace catorce años otras dos cooperativas, Irizar y Ampo, emprendieron el mismo camino que Orona y Ulma, abondonar la 'casa madre', el Grupo Mondragon, para iniciar una andadura en solitario, aunque con diferente recorrido. En este nuevo proceso es inevitable recordar aquel precedente, aunque las cooperativas de Ormaiztegi e Idiazabal han querido en todo momento mantenerse al margen y han declinado pronunciarse al respecto para no interferir en el mismo, arguyendo además que era otra época y que no se trata de situaciones comparables.

Y aunque algunos de los pronunciamientos del Grupo Mondragon realizados en 2008, cuando se materializó la salida de ambas cooperativas, son semejantes a los de estos días – «máximo respeto a las decisiones» y «no supone ninguna crisis del modelo de la Corporación», entre otros–, hay una cuestión que marca una clara diferencia, y es que entonces fuentes cercanas al Grupo apuntaban que «era algo que se veía venir». Todo lo contrario que en esta nueva ruptura, que ha cogido por sorpresa al mundo Mondragon pese a que Orona y Ulma habían realizado en junio una propuesta de otro modelo de relación mediante un convenio anual. Un planteamiento que no se llevó al último Congreso de Mondragón realizado el pasado 15 de octubre, y que ha sido el detonante de la salida.

Modelo de gestión diferente al del Grupo Mondragon

La clave reside en que las dos cooperativas que plantearon su salida en 2008 compartían un mismo modelo de gestión, muy específico, el implantado por Koldo Saratxaga, muy diferente del habitual del Grupo Mondragon.

Un modelo que Saratxaga impulsó en 1991 en Irizar y que posteriormente se implantó también en Ampo, en concreto en 2003, así como en Urola, la otra cooperativa con la que conformaron la división Goikide en 2005.

Un modelo en el que se funcionaba por equipos multidisciplinares autogestionados y autónomos y en el que la flexibilidad y agilidad eran las señas de identidad frente a otro, el de la Corporación, que se percibía «menos ágil y flexible».

Las tres cooperativas implantaron dicho modelo en épocas de crisis y les permitió no solo reflotar las empresas sino incluso, en el caso de Irizar y Ampo, situarlas entre los líderes de su sector. Aunque se daba la circunstancia de que Saratxaga había abandonado Irizar en 2005, tres años antes de que se produjera la salida.

Los consejos rectores de ambas cooperativas entendieron que el desarrollo de este modelo podía ser más eficaz a través de una configuración organizativa diferenciada, por lo que plantearon la propuesta de desligarse de Mondragon a las asambleas generales para su análisis y posicionamiento. Ambas cooperativas quisieron dejar claro desde el principio que no había motivos económicos en aquella decisión.

La propuesta fue refrendada en ambas asambleas, que no se produjeron el mismo día como ahora sino con una semana de decalaje. La primera la llevó a cabo Ampo el 23 de mayo de 2008 y la segunda tuvo lugar el 29 del mismo mes. La propuesta de salida cosechó un amplio respaldo en ambos casos, ya que triunfó con el 85% de los votos en Ampo y con el 75% en Irizar.

Caminos separados

Pero pese a compartir un mismo modelo de gestión ambas cooperativas han seguido caminos diferentes, ya que Irizar ha continuado desde entonces en solitario, mientras que Ampo lideró la creación, junto al propio Koldo Saratxaga, que siempre negó estár detrás de la salida de ambas firmas de Mondragon, de un nuevo grupo de cooperativas, denominado Gbe-Ner Elkartea, cuyo único nexo de unión era precisamente el modelo de gestión y organización impulsado por el propio Saratxaga.

Este grupo se constituyó en 2009 y además de Ampo estaba liderado por la consultora K2K, creada por Saratxaga, sobre nuevos modelos de gestión basado en un nuevo estilo de relaciones. Les acompañaban en esta andadura otras ocho empresas, todas ellas vizcaínas: Lancor, Ingemat, Ekin, Walter Pack, Icaza, Ipar Kutxa, GHZ y Estudios K.

Aunque Irizar había decidido inicialmente entrar en el mismo, al final no se materializó por discrepancias en la aportación económica al mismo, una cuestión que no era baladí en un momento de recesión económica. Dicho aspecto, unido al escaso margen de votos por el que se aprobó la entrada en el proyecto, hizo que el consejo rector de Irizar diera marcha atrás al considerar que no existía un apoyo sólido para adoptar una decisión estratégica tan importante. Por ello decidió posponer en ese momento la entrada en el nuevo grupo empresarial, algo que no llegó a materializarse nunca.

La decisión del Consejo Rector de dejar en suspenso la entrada provocó la dimisión del coordinador general de Irizar, Peio Alcelay, firme defensor del nuevo proyecto. Un grupo cuyos componentes han ido evolucionando, y del que Ampo decidió también desmarcarse hace unos años.

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