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La contribución del sector exterior es clave en el crecimiento económico de España. En 2017 aportó tres décimas al PIB, lo que permitió mantener el avance por encima del 3%. Una fortaleza que se sustenta en el récord de exportaciones que se bate cada mes ... y que ha permitido moderar el déficit comercial. De hecho, las ventas en el exterior han pasado de representar un 25% del PIB justo antes de la crisis a un 34% el pasado curso. Por tanto, para continuar con esta senda el Gobierno considera clave fomentar la salida al exterior de las empresas y ha aprobado varios planes para ayudar a las compañías, sobre todo a las más pequeñas, a dar ese salto. Sin embargo, el año pasado el Fondo para la Internacionalización de la Empresa (FIEM) -uno de esos mecanismos de apoyo-redujo un 18,3% los créditos concedidos para estas operaciones.
En concreto, este instrumento realizó préstamos por valor de 185 millones de euros en nueve operaciones, según consta en la Memoria del Fondo publicada esta semana por la Secretaría de Estado de Comercio. Esto supone una cifra significativamente inferior a los 226,5 millones de 2016, aunque es superior todavía a los 175 millones concedidos en 2015. La distribución de esos 185 millones se compone de dos líneas de crédito en términos comerciales por 70,84 millones; y siete operaciones de crédito por el importe restante. De estas últimas, hubo cuatro préstamos para operaciones de inversión por valor de 77,45 millones; otro crédito para una operación de exportación por 2,06 millones; y dos créditos en condiciones concesionales por 34,51 millones de euros.
La crisis ha provocado un cambio en la mentalidad de las empresas españolas, que vieron la necesidad de salir al exterior para mantener sus ingresos ante la caída de la demanda doméstica en los peores años de la recesión. Este nuevo paradigma se plasma en el aumento de las empresas exportadoras, cuyo número se ha disparado un 65% desde 2007 y ya alcanzan las 150.000. Ahora el reto es conseguir elevar la regularidad de esas operaciones (actualmente hay alrededor de 50.000 empresas españolas que venden sus bienes o servicios de forma habitual) y lograr consolidar el avance del sector exterior para que no pierda la fuerza e inercia ganada en los próximos años a pesar de la moderación de la economía.
Sin embargo, la internacionalización está muy relacionada con el tamaño de la empresa, ya que a menor dimensión, más dificultades para salir al exterior. Por ese motivo, el FIEM aprobó el año pasado la Línea de Pequeños Proyectos de Exportación e Inversión, que permite dinamizar el proceso de tramitación y acortar los plazos de aprobación de la financiación. Un mecanismo que en 2017 aprobó tres proyectos por un importe, en cada caso, inferior al millón de euros.
Respecto a la distribución geográfica de la financiación concedida, América ocupa el primer puesto tanto en 2017 (con un 61% del total de aprobaciones) como durante la existencia del FIEM desde 2011 (35,6% del total). En particular, México es el destino de la mayor operación aprobada en 2017, un crédito de 80 millones de euros bajo la modalidad de project finance (con garantías de proyecto) para un parque eólico. África, Europa y Asia han sido también destino de operaciones aprobadas el pasado ejercicio. El Gobierno destaca en que desde la creación del FIEM en 2011 se han aprobado 88 operaciones por 1.563 millones, que han permitido contratos de exportación e inversión para empresas españolas por valor de 3.230 millones.
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