![«En Euskadi se ha asentado una brecha de desigualdad social»](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/201712/14/media/cortadas/deustobarometro-silvestre-kE1G-U503558569260tH-984x608@RC.jpg)
![«En Euskadi se ha asentado una brecha de desigualdad social»](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/201712/14/media/cortadas/deustobarometro-silvestre-kE1G-U503558569260tH-984x608@RC.jpg)
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El DeustoBarómetro Social mide, desde hace casi cinco años, la percepción de la sociedad vasca sobre la situación política y económica de Euskadi. La encuesta que elabora un equipo de profesionales de la Universidad de Deusto constata cómo los aspectos relacionados con la economía se ... han asentado en el podio de preocupaciones de los vascos, relegando a un segundo plano a la política. Y, aunque la mayoría «no vive de forma directa el impacto de la crisis», sí mantiene una visión entre pesimista y resignada respecto a la evolución de la economía en un futuro inmediato. Además, «se ha establecido una brecha social respecto a un 20% 0 25% de ciudadanos que siguen haciendo ajustes presupuestarios domésticos en temas de primera necesidad». Así lo cree María Silvestre, doctora en Ciencias Políticas y Sociología, e investigadora principal del DeustoBarómetro Social
-En líneas generales, ¿que diferencias observa entre la conclusiones de la encuesta referidas a la economía respecto a ediciones anteriores?
-Desde 2015 venimos preguntando a la gente si cree que hemos salido de la crisis económica, y la mayoría piensa que no. Y la proyección a futuro de cómo será la situación económica en los próximos meses sigue siendo pesimista. Otro dato es la poca fe de los desempleados en encontrar trabajo en los próximos seis meses. Por contra, es positivo que haya un amplio porcentaje de personas que crean que no van a perder su empleo. Y que haya disminuido sensiblemente el ajuste en las economías domésticas en temas de ocio y tiempo libre. Pero creo que se ha asentado una brecha de desigualdad social entre una amplia mayoría que no percibe un impacto grande de la crisis económica en su vida diaria frente a un porcentaje del 20% o 25% de gente que sigue haciendo ajustes presupuestarios domésticos en temas de primera necesidad, como alimentación, dentista, o ropa. Otro elemento es que la principal preocupación de la sociedad vasca es por los temas meramente económicos. Quedan muy lejos los políticos, como la autodeterminación, el conflicto en Cataluña… Lo principal es el paro, las condiciones laborales y la situación económica.
-¿Cree que en encuestas como la del Deustobarómetro le cuesta a la gente disociar su situación económica particular de la del País Vasco en general?
-Está claro. Cuando hacemos las preguntas, muchas están dirigidas a su situación personal. Y cuando opinan si hemos salido de la crisis, lo hace en función de su vida y la de las personas que están en su entorno: sus condiciones laborales, si llega o no a fin de mes, si conoce a gente desempleada que no encuentra trabajo… lo hace en función de esa microrrealidad que conocen.
-Sin embargo, sólo un 7% cree que la situación económica es mala o muy mala. ¿Cómo ha evolucionado la percepción de los encuestados en este sentido?
-Ha ido a mejor. Pero ha mejorado más la percepción de la situación política que la económica, porque nos comparamos con Cataluña. Lo que hay en la percepción económica es un 'regular' que es muy mayoritario. Por ejemplo, quienes dicen que ha mejorado su salario son minoría, no son representativos de la mayoría de la ciudadanía.
-Pese a que cuatro de cada diez califica de buena o muy buena la situación económica del País Vasco, la mayoría (73%) piensa que Euskadi no ha salido de la crisis. ¿Es un contrasentido?
-La mayoría de la ciudadanía no vive de forma directa el impacto de la crisis y no ve en riesgo su empleo, al margen de que hayan podido empeorar las condiciones de trabajo. Pero también es consciente de que no todo el mundo vive en esa situación. Y por otro lado la gente cuando analiza la situación de la economía no lo hace en función de los indicadores ‘macro’ sino, por ejemplo, en temas de actualidad como el Banco de Alimentos, o los jóvenes que emigran ante la falta de trabajo, etc. Hay una sensibilidad que tiene que ver con ese pesimismo de no ser capaces de mirar al futuro con ilusión.
-Además, la mayoría (el 71%) piensa que la situación económica va a seguir igual. Se ha instalado una especie de fatalismo?
-Sí, resignación. Y lo venimos viendo. Hace un par de ediciones incluimos una serie de preguntas -a nivel económico, tecnológico, de género, político, etc.- sobre cómo se imaginaban Euskadi en el año 2030, que es el futuro, pero un futuro próximo, y fue un poco deprimente porque la gente no visualizaba cambios, alternativas. Tiene una visión muy resignada de lo que ocurre, y lo proyecta a nivel de lo económico, a pesar de que muchas personas no puedan afirmar que están viviendo esa situación.
-Casi la mitad admite haber reducido sus gastos de ocio y tiempo libre, pero da la impresión de que las terrazas y los restaurantes están cada vez más llenos... No sé qué le parece.
-Ese 49% era de más del 70% en 2013, en plena crisis. Yo sí creo que uno de los ajustes más importantes que en esos momentos hizo la gente fue contener el gasto en temas como ir a restaurantes, al cine, al teatro, hacer viajes, escapadas… Y eso se está recuperando en parte. Me preocupa ese 20%, estancado desde 2013, que hace ajustes relacionados con alimentación o ropa.
-Sin embargo, llama la atención que casi 8 de cada diez vea poco o nada probable que pierda su actual empleo…. ¿Obedede más a un deseo de sentirse optimista que a una realidad?
-Creo que tiene mucho que ver con épocas de incertidumbre, donde no tenemos la posibilidad de controlar lo que nos pasa o nos va a pasar. No somos capaces de hacer una proyección de futuro más optimista.
-¿Y las expectativas de encontrar trabajo? El 67% está resignado a no encontrarlo ¿Cómo ha evolucionado este indicador?
-Hablamos de los parados de larga duración, de la cronificación del desempleo. Aparece en esta encuesta y también en los datos del Eustat y Lanbide. Euskadi tiene un problema sobre todo en el paro de larga duración, especialmente en personas mayores de 45 años. Es un problema que no está teniendo salida.
-¿Y las mujeres? Son menos que los hombres las que consideran muy probable encontrar trabajo en los próximos meses.
-Ahí sigue habiendo un sesgo de género muy grande. Y además se está incrementando en los últimos años. Las mujeres tienen menor percepción de éxito en la consecución de un empleo que los hombres. Pero eso también responde a indicadores reales: la tasa de ocupación entre los varones es mayor, y el tiempo que tarde un universitario en encontrar empleo es mucho más corto que el de una universitaria, aunque esta pueda tener un mejor expediente.
-Las conclusiones de las condiciones laborales también son demoledoras: hay un amplio porcentaje de quien ha visto aumentada su carga de trabajo, y otro tanto que ha visto mermados sus derechos y su capacidad de reivindicar mejoras.
-Es preocupante, y uno de los signos de nuestro tiempo, de lo que está siendo la recuperación económica y la creación de empleo. Gran parte del que se genera no tiene unas condiciones que permitan cubrir todas las necesidades. Hablamos de precarización del empleo, del 'precariado' o trabajadores pobres. Se está dando en Euskadi, en España y Europa. Los empleos tienen poca estabilidad, salarios. De hecho, la segunda mayor preocupación de los encuestados son las condiciones de trabajo. La gente que tiene trabajo no tiene miedo de perderlo, pero sí percibe que sus condiciones no han mejorado. O se han estancado, o han ido a peor. Y el concepto de carga de trabajo está empeorando, y eso es un problema.
-Lanbide sigue siendo el servicio público peor valorado. Ahí sí que no se aprecia mejora con el paso del tiempo.
-Está en la cola desde que empezamos con la encuesta. La opinión de la gente es muy negativa. Tenemos un problema. Es cierto que la competencia es bastante reciente. En su momento se hizo coincidir trasladar la gestión de la RGI a Lanbide con la creación del servicio vasco de empleo, y eso generó mucho trabajo y mucho cuestionamiento en el debate público y social. Y la percepción que tiene la gente de Lanbide está muy relacionado con la gestión de prestaciones sociales y RGI y le otorga muy poco valor en la generación de empleo.
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